“¿Por qué la URSS apoyó la creación del Estado sionista de Israel? Artículo de Santiago Frank Cabrera Pérez”
“El sionismo socialista fue el movimiento político mas importante de Israel hasta 1970”
“Mientras las potencias occidentales se mantenían indiferentes a la lucha en Palestina, la URSS y el campo socialista prestaban una ayuda concreta a la causa judía”
“Mientras aceptaba gustoso la ayuda del campo socialista, Ben Gurión también se entregaba a los intereses del imperialismo occidental”
“Israel incumplió la resolución que garantizaba su propia existencia invadiendo Jerusalén y los territorios palestinos”
“Con el ascenso de Likud, en 1976, se completó el secuestro del país por el fascismo”
“Estuve en Auschwitz. Vi todo con mis propios ojos. Te amo ahora aún más. Por favor, no pierdas la calma: esto no va a volver a pasar, mamá. Nosotros nos vamos a asegurar de ello.”
Vladimir Brylev, soldado del Ejército Rojo.
El 27 de enero de 1945, elementos de vanguardia de la 332va División de Infantería del Ejército Rojo abrían las puertas del campo de concentración de Auschwitz. El testimonio más desolador de la eficiencia de la Solución Final se abría ante los ojos despavoridos de los soldados soviéticos. La Humanidad estaba frente a la joya mayor de la macabra maquinaria que llevaba a cabo la Shoá (el Holocausto).
El alcance del horror del Holocausto fue el puntillazo final a la resistencia que la causa sionista enfrentaba en las cúpulas geopolíticas del mundo. Desde finales del siglo XIX, el movimiento fundado por Theodor Hertzl pedía a gritos, a todo el que quisiera escuchar, la necesidad de la fundación de un Estado para los judíos como una manera de solucionar la “cuestión judía” en Europa. Entre otras actividades, el movimiento llevaba a cabo colectas con el fin de comprar terrenos en Palestina —en ese momento bajo control turco— y permitir la migración de familias judías hacia la tierra de sus antepasados. La primera Aaliyah (Migración), a causa de los terribles pogromos en Rusia y Europa Oriental, llevó más de 35.000 judíos a Palestina, entre 1882 y 1903, ocurriendo la Segunda Aaliyah entre 1904 y 1914.
La gran mayoría de los emigrados de la primera mitad del siglo XIX eran de un sionismo particular: eran Sionistas Socialistas, el ala izquierda del movimiento sionista. Estos militantes, que apelaban fundamentalmente a la clase obrera judía, no consideraban la creación de Eretz Israel (Estado de Israel) como un favor o concesión de las potencias políticas dominantes, sino que, tomando como base la lucha de clases (no hay que olvidar que Marx era judío), lograr crear, a través de la movilización del proletariado en las ciudades y los agricultores, un Estado socialista basado en la propiedad comunal. El método para llevarlo sería la creación de cooperativas, en especial los Kibbutz (Agrupación), que constituirían la célula principal desde donde se irradiarían las ideas del socialismo. Otro componente de la estrategia era el Moshav (Asentamiento), con una estructura similar. En 1909, un grupo de inmigrantes rusos, huyendo de la represión por la Revolución de 1905, crearon el primer Kibbutz, llamado Degania, el cual aún existe). El sionismo socialista fue el movimiento político mas importante de Israel hasta 1970.
Con el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre, los judíos rusos y los de toda Europa Oriental vieron al fin la posibilidad de vivir en un Estado secular con igualdad de derechos. El propio Lenin diría:“el antisemitismo es una desviación sembrada por los capitalistas, siempre prestos a dividir por cuestiones de fe, etnia o procedencia”. En 1920, Stalin crearía una Región Autónoma Judía a petición de los bolcheviques judíos (Oblást Autónomo Hebreo), donde la comunidad hebrea tendría autonomía cultural, lejos del llamado sionismo nacionalista que iba totalmente en contra del ideal bolchevique. En 1941, la URSS poseía la mayor comunidad hebrea del mundo, con una población cercana a los seis millones de habitantes.
La población judía de Europa Oriental sufrió el embate directo de las aventuras colonizadoras nazis, culminando en la Operación Barbarroja, llevada a cabo con el expreso objetivo de acabar con el “Estado judeo-bolchevique”. En los cinco años de la titánica contienda, seis millones de judíos fueron asesinados en la “fábrica de la muerte” desarrollada únicamente con el propósito de aniquilar hasta al último judío de Europa.

IMAGEN: Resolución 181 de la ONU acordada en 1947: Plan de partición de Palestina
Finamente, en 1947, el Consejo de Seguridad de la recién creada Organización de las Naciones Unidas abordaba la situación de la Palestina Británica. La URSS apoyó con entusiasmo la Resolución 181 de 1947, la cual recomendaba la creación de un Estado para los judíos, con un 56,47% del territorio y una población de 498.000 judíos y 325.000 árabes, y un Estado árabe palestino, con un 43,53% del territorio y una población de 807.000 árabes y 10.000 judíos. Jerusalén —la Ciudad Santa—, lugar sagrado para las tres más grandes religiones monoteístas, se consideró corpus separatum, una “ciudad internacional” bajo el amparo y la administración de las Naciones Unidas. Un sueño utópico que no se cumpliría: la ONU no tenía ningún medio para hacer cumplir la resolución ni las potencias estaban interesadas en intervenir activamente, mucho más preocupadas en la reconstrucción de sus propias naciones.
Era el nacimiento del Estado de Israel: para los judíos, un día donde vieron cumplido un sueño de 2000 años; para el pueblo palestino, el inicio de la Nakbá (la Catástrofe). Aunque el Plan de Partición tenía la igualdad como propósito, resultó ser papel mojado, pues la realidad favorecía ampliamente a los judíos, quienes pasaron de controlar el 6% del territorio a la asignación del 54% de Palestina, incluido el 45% del desierto del Néguev. Al conocerse la noticia, entre las lamentaciones de los palestinos y los bailes eufóricos de los judíos, se movilizaron los ejércitos clandestinos de los bandos para la batalla inevitable. Pese a la intención de coexistencia pacífica de políticos y activistas sociales de ambos bandos, prevaleció el nacionalismo atizado por las extremas derechas, en especial el Muftí de Jerusalén (Muhammad Amin al-Husayn, un antisemita acérrimo aliado de los nazis), y por el lado judío, los extremistas del Irgún (abreviatura de Organización Militar Nacional en la Tierra de Israel) un grupo fascista cuya existencia tendría profundas consecuencias para el devenir del naciente Estado. Las naciones árabes que rodeaban la Palestina, reinos islámicos gobernados por dinastías teocráticas aliadas al Imperio Británico, rechazaron frontalmente la resolución y se prepararon a “liberar” la Palestina para destruir al Estado judío antes de su nacimiento.
Para enfrentarse a ellos estaba la Haganá (La Defensa), una organización paramilitar proletaria cuyo mayor componente residía en los kibbutz, junto a una míriada de organizaciones de todo el espectro político, incluidos el Irgún ya mencionado y el Lehi (Luchadores por la libertad de Israel), otro grupo pseudofascista que había llegado incluso a colaborar con la Alemania Nazi. Los árabes palestinos poseían dos organizaciones paramilitares clandestinas, divididas en su posición al Muftí al-Husayni, la Futuwa y la Najjada (Brigadas Auxiliares). Un poco más adelante llegaría de Siria Jaysh al-Jihad al-Muqaddas (el Santo Ejército).
Mientras rompían las hostilidades en suelo palestino, las potencias tomaban postura. El Reino Unido, cuyo imperio colonial se caía a pedazos, solo quería salirse del hervidero conservando algo de su prestigio político, así como proteger sus vitales intereses en el Canal de Suez. Francia, empantanada en su lucha contra el VietMinh en Indochina y contra los rebeldes argelinos, ni siquiera prestaba atención. Los Estados Unidos, aunque apoyaban el Plan de Partición, estaban más preocupados por sus cuotas de importación de petróleo de los reinos árabes, por el poder de los sectores de izquierda dentro de la Haganá y por las tendencias filosoviéticas de los hebreos residentes en Israel, por lo que decidió aplicar un embargo de armas a Palestina, evitando la llegada del material que estaba siendo comprado por los judíos norteamericanos. Solo la URSS se mantuvo firme en su posición de aplicar la Resolución 181, insistiendo en que solo la creación de dos Estados evitaría el inútil derramamiento de sangre. En colaboración con la Agencia Judía evitó que se diera marcha atrás al Plan de Partición (idea hecha circular por los Estados Unidos) e impidió resoluciones para poner fin al acuerdo. Fue la primera nación en reconocer legalmente la existencia del nuevo Estado hebreo, pero su ayuda no se limitaría a la arena diplomática.
En el marco de la Operación “Balak” (el esfuerzo clandestino para llevar material de guerra a Israel esquivando el bloqueo británico), la Agencia Judía adquirió en Checoslovaquia el primer cargamento de armas con destino a la Haganá, consistente en fusiles y ametralladoras alemanas capturadas por el Ejército Rojo y los checos en 1945. Junto a ellas iban 5.400.000 municiones de distintos calibres. El cargamento, dividido en dos bloques, arribó a Israel secretamente en marzo y abril de 1948, camuflados en cajas de patatas y cebollas. Luego de la toma del poder en febrero de 1948, los comunistas checoslovacos se prepararon para llevar el apoyo al naciente Estado israelí a un nuevo nivel. Informaron al comité clandestino Rechesh (Compra) de la decisión no solo del aumento de las entregas de armas ligeras, sino además de la venta a los “amigos etíopes” (el código usado para referirse al comité) de “artículos pesados”, en especial, aviones de combate.

IMAGEN: Red de transporte y distribución de los pertrechos hacia Israel
Una compleja red de transporte se estableció a lo largo del joven campo socialista, a través de Hungría hasta Yugoslavia, desde cuyos puertos partirían las naves alquiladas por el comité Rechesh hasta los puertos de Haifa y Tel Aviv. Junto a los cargamentos de armas, centros de entrenamiento para voluntarios se establecieron en Rumanía, Polonia y Bulgaria, mientras la Agencia Judía hacía llamamientos en toda Europa Oriental a luchar por Israel. Un brigada de 2000 judíos comunistas checoslovacos lucharon junto a la Haganá, organizados por el secretario del Partido Comunista israelí Shmuel Mikunis, aceptada por David Ben Gurion y el futuro nº1 soviético Georgui Malenkov. El propio George Dimitrov exclamó que “si fuese más joven, yo mismo me enlistaba para luchar por Israel.” Añadido al esfuerzo marítimo, cerca de 95 vuelos desde Checoslovaquia hasta aeropuertos secretos en Israel llevaron armas y explosivos para la Haganá. Sin embargo, la mayor ayuda aún estaba por llegar.
El 23 de abril de 1948 se firmó en Praga el contrato para el proyecto más ambicioso del Comité Rechesh: la compra y traslado clandestino a Israel de 10 aviones Avia S-199, construidos con sobrantes de aviones Messerchmitt Bf-109. La operación suponía un riesgo desproporcionado ya que, pese a la disponibilidad de pilotos experimentados en Palestina, ninguno había volado en un avión de ese tipo. Rápidamente Zatec, un aeropuerto cercano a Praga, fue puesto a disposición total de la Haganá, quien lo bautizó Etzion (Arbolillo). Desde este aeropuerto se coordinarían todas las acciones de envío y distribución de los armamentos y el entrenamiento de los pilotos y oficiales para la nueva unidad de aviación. Luego de un tortuoso entrenamiento y una cuidadosa planificación, los aparatos fueron enviados a Israel desarmados en aviones de transporte, arribando el 21 de mayo de 1948.
La tensa situación entre Yugoslavia y la URSS comenzó a complicar los envíos a Israel, especialmente luego del cisma soviético-yugoslavo. Pese a todo, se logró obtener el permiso de Tito para la utilización de un aeródromo yugoslavo en Pogdorica donde repostarían los aviones en su travesía hacia Palestina. Luego de un segundo envío de aviones S-199 comenzaría la etapa más fructífera del “tren aéreo” desde Checoslovaquia: el envío de 59 aviones Spitfire, en el marco de las operaciones Velvetta. De estos fueron 18 los que arribarían a Israel antes del cese de las hostilidades. La compra y entrega de los Spitfire sería la última operación del Comité Rechesh en Checoslovaquia.

IMAGEN: Avión de combate Avia S-199, construido con sobrantes de aviones alemanes
Aunque recibía gustoso la ayuda prestada por el campo socialista a la causa judía (“Las armas checas han salvado al país (…) Constituyeron la ayuda más importante que hayamos obtenido. Dudo mucho que sin ellas hubiéramos podido sobrevivir los primeros meses”, reconoció 20 años más tarde), David Ben-Gurión estaba dispuesto a traicionarlos a la primera oportunidad. En agosto de 1948, David Ben Gurion recibía al embajador estadounidense diciendo: “Israel saluda el apoyo ruso en las Naciones Unidas. Pero no tolerará ninguna dominación soviética. No solo Israel es occidental en su orientación, sino que nuestro pueblo es demócrata y tiene claro que no puede hacerse fuerte y permanecer libre mas que a través de la cooperación con Estados Unidos”. En enero de 1949, Israel obtenía, no por casualidad, un préstamo americano de 100 millones de dólares. Según su biografía, el primer ministro israelí veía al nuevo Estado como un “bastión de Occidente en Medio Oriente”.
El fin de las hostilidades vio también el final de las relaciones entre Israel, la URSS y el campo socialista. Pese a que la URSS todavía apoyó la firma del nuevo Tratado de Paz en 1949, que efectivamente dejaba sin efecto la Resolución 181, ya no quedaba nada de los lazos forjados en los meses de guerra.debían pertener al nuevo Estado Palestino según lo acordado, restringiendo sus territorios a Gaza y Cisjordania y provocando un éxodo masivo. David Ben-Gurión ahora olvidaba todo lo dicho y recibido y se lanzaba alegremente en los brazos de su nuevo “benefactor”, el imperialismo norteamericano. Pero Ben-Gurión estaba dispuesto incluso a traicionar a los norteamericanos, al elucubrar junto a los franceses y británicos el Protocolo de Sevres que desembocaría en la Crisis de Suez.
Pese a todo, en las primeras elecciones celebradas en el país, el Mapai ganaría la mayoría de los escaños del Knesset (Parlamento), seguido del Mapam (Unión de Trabajadores de Israel), el partido marxista-sionista, protector de los kibbutz. La unión de estos dos partidos en el HaMa’arakh (Alineamiento) permitió la construcción del Estado de Bienestar en Israel y la consecución de políticas sociales y de protección a los trabajadores. Luego de 1953 y los Juicios de Praga, la izquierda israelí se deslindó totalmente de sus nexos con el campo socialista y fue lentamente perdiendo poder y presencia en la escena política a manos de la creciente dependencia de Israel de los Estados Unidos y las potencias occidentales. El punto de inflexión llegaría en 1973 y el surgimiento del Likud (Consolidación), una criatura política nacida del Irgún. Su líder Menachem Beghin sería el Primer Ministro de Israel de derechas, luego del asesinato de Ytzhak Rabin —a manos de un fanático nacionalista—, quien estaba inmerso en negociaciones de paz que buscaban la retirada de los territorios palestinos y el reconocimiento del Estado Palestino.
El discurso populista y extremista del Likud cambió totalmente el rumbo de Israel. Con la llegada al poder de Menachem Beghin se concretó el secuestro del país y la transformación en un estado fascista estuvo completa. Junto a la completa neoliberalización de la economía israelí, la represión a los palestinos y el apoyo a los ilegales asentamientos en sus territorios, llegó a una nueva etapa. Adicionalmente, las minorías no judías de Israel fueron lenta y sistemáticamente despojadas de sus derechos como ciudadanos, culminando en la firma en 2018 de una ley que proclama que “Israel es la tierra destinada del pueblo judío y solo ellos tiene derecho a la auto-determinación de su tierra”, efectivamente liquidando la idea de un Estado secular y multiétnico. Pero el fascismo sionista no solo tomaría como enemigos a los palestinos, sino también a otros pueblos judíos, siendo destacable la esterilización forzosa de cientos de judíos etíopes, en el marco de la operación “Salomón”. Otros pueblos judíos, como los Mizrahi, provenientes del Norte de África, son presa de una continua y severa discriminación que incluye el encierro en ghettos, esterilización y secuestro de miles de niños. Pese a la existencia de la Ley de Retorno que garantiza la nacionalidad israelí para cualquier judío, independientemente del estatus social, país o pueblo, Israel niega la entrada de la comunidad judía Yemení, aunque son considerados los judíos más “auténticos”.
Alrededor de Israel, las monarquías árabes fueron cayendo una tras otra en revoluciones populares, naciendo el Partido Baaz (Renacimiento Árabe Socialista), con filiales en la mayoría de los países fronterizos con el Estado judío, culminando con la fundación de la República Árabe Unida en 1958. Aunque continuamente enzarzadas en crueles guerras con Israel y llena de conflictos internos, la postura socialista árabe permitió la recuperación del orgullo árabe y la apertura del Medio Oriente a un nuevo florecimiento económico y cultural. En 1964 nació en Jerusalén Este la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) que organizaría la resistencia palestina contra la ocupación israelí producto de la Guerra de 1948. Aunque la existencia del Estado Palestino no ha podido concretarse, la legitimidad de su causa es la misma que aquella que dio nacimiento al Estado de Israel, el derecho de cada pueblo a la libre determinación y a la vida.
NOTAS:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/liberacion-auschwitz-rescatados-infierno_16215
https://jiss.org.il/en/aharonson-relations-israel-ussr-russia/
https://msur.es/politica/ideologias/baazismo/
https://vientosur.info/Por-que-la-URSS-apoyo-al-joven-Estado-de-Israel/
https://www.jewishvirtuallibrary.org/the-second-aliyah-1904-1914
https://www.britannica.com/topic/moshav
https://www.kibbutzvisit.com/listing/kibbutz-degania-alef/
https://www.marxists.org/history/international/comintern/sections/britain/pamphlets/xx/jews.htm
https://es.esdifferent.com/difference-between-mapai-and-mapam
https://en.wikipedia.org/wiki/Army_of_the_Holy_War
https://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20110924/54220792302/resolucion-181.html
Arnold Krammer: The Forgotten Friendship – Israel and the Soviet Bloc, 1947–53, University of Illinois Press 1974
Morris, B. (2008) 1948: A History of the First Arab-Israeli War. Yale University Press
https://nftu.net/israeli-government-admits-sterilizing-ethiopian-jews/
https://washingtondailyreport.com/years-denying-israel-finally/
https://www.trtworld.com/opinion/racism-in-israel-some-jews-are-more-equal-than-others-28109
Autor
Profesor de idiomas.
Estudiante infatigable con una especial devoción por el ideal comunista, la historia, la ciencia, la tecnología y el arte.
Licenciado en Educación en la especialidad de Historia y Ciencias Sociales en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas.
Profesor Titular de Ética del Departamento de Filosofía, con docencia en pregrado y postgrado.
Presidente de la Cátedra UNESCO. Profesor de Filosofía, Marxismo e Historia.
Especialista en Historia de la Revolución Cubana e Historia del Movimiento Obrero.
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