
Uno de los brazos de las marchas que arropan el abrazo popular en conmemoraci9n de la siembra del comandante Chávez en Mérida, como en todas las ciudades del país en este momento
Homenaje desde los andes venezolanos al comandante Chávez.
*Comandante, ¿te fuiste?*
Te fuiste físicamente hace ya un lustro. Nos dejaste un torrente de dificultades, un mar de responsabilidad, un océano de aprendizaje. Ahora debemos mantener tu luz de esperanza y alimentar tu legado, que es ya el nuestro, de sueños por concretar.
Nos despertaste, nos hiciste sentir la repugnancia por la peste a azufre que nos rodeaba y aún nos rodea. Nos enseñaste a mandar al carajo a quienes intenten oprimirnos. A no dejar que nos manden callar alcohólicos regios cazadores de elefantes que no pudieron contigo, ni podrán jamás, porque no lo vamos a permitir.
Fuiste, por fin, un gobernante camarada, un auténtico loco exigente con la misión de desnudar a los gigantes que pretenden hacernos creer que son inofensivos, inocentes e incuestionables molinos de viento. Porque durante y después de tí, ya nos lo cuestionamos absolutamente todo.
Con el morral de tus sueños cada vez más pesado sobre nuestras espaldas, te recordamos con lágrimas, sí, pero de rabia y no de dolor, porque seguimos vivos, y la rabia que recorre nuestras venas alimenta también de esperanza de nuestros corazones, que dejaron de latir solos para vibrar al ritmo de la Patria Grande y Hermosa que nos pusiste a soñar y construir.
Fuiste el líder más apoyado en las urnas que hayamos podido conocer, la persona que más se esforzó en que entendiéramos la magnitud del “peo” en el que estábamos y estamos metidos. Con excelente sobriedad, designaste a un nuevo conductor de esta “vaina”, que muy pronto volveremos a respaldar, conscientes de la magnitud de lo que enfrentamos, y deseosos de que, tras evitar el descarrilamiento inducido o no del proceso, tras sortear escenarios de terror como la guarimba y la quema de los nuestros hasta el sentimiento de tener la inanición soplándonos la nuca. Porque ahora más que nunca es una responsabilidad colectiva seguir soñando, mantener tu legado, que la llama siga viva y que podamos, de una vez por todas, si los demás pueblos logran quitarse la venda sobre sus ojos, de acabar con esa insufrible peste a azufre.
Venceremos, porque te lo debemos. Resistiremos, porque sólo así nos haremos invencibles. Porque aún bajo tu luz, es posible convertirnos no en inmortales pero sí irreversibles.
No hay azufre que opaque la luz que aún hoy en día emanas, comanche. No te fuiste ni te irás, porque hace cinco años que germinas en nuestros corazones.
Hasta la victoria, ¡siempre venceremos!

Durante el día de hoy en Mérida.
Autor
Activista Transatlántico.
Venezuela
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