Desde su independencia el pueblo haitiano viene siendo castigado por su osadía de retar los poderes imperiales de todas las épocas
“No permitamos, como decía el tocayo Alí Primera, «que el futuro nos pregunte ¿Qué hicieron ustedes por Haití? y respondamos bajando la cabeza: los hombres que cayeron son el número exacto de las veces que en un siglo mueve las alas el colibrí»”
En el film El Padrino II de Francis Ford Coppola, los gánsteres de distintas mafias norteamericanas se encuentran en su isla garito. Allí se reparten Cuba como un pastel. El 31 de diciembre de 1958, celebran la bienvenida de año nuevo, como música de fondo suena Guantanamera, y en un amplio y lujoso salón de baile, en medio del bullicio de la burguesía allí reunida, entra el dictador Fulgencio Batista, se dirige a los asistentes, comunicándoles que, por los serios reveses de sus tropas en Guantánamo y Santiago, él renuncia. Afuera, la escena muestra a gente del pueblo emocionada, alguien grita: “¡Viva la revolución! ¡Viva Fidel!” La burguesía sale despavorida del salón de baile.
El 1° de enero de 1959, Cuba amaneció con la noticia del fin de la dictadura proyanqui batistera. Con la revolución los burdeles se convirtieron en bibliotecas, los cuarteles en escuelas, las cárceles en hospitales y las universidades colocaron la autonomía en contra del imperialismo. En poco tiempo ya la raíz no era Monroe, ni Felipe V, sino José Martí.
En junio de 2020, Elliot Abrams preguntó al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes: “¿Vamos entonces a permitir que en Venezuela triunfe el socialismo, un sistema al que le hemos venido declarando la guerra desde que nos constituimos en democracia líder del libre mercado? Obviamente se refiere a Cuba entre otros países. Su respuesta lo explica: “Por lo tanto, el que no esté con nosotros debe pasar por las más dolorosas privaciones, las más terribles inseguridades, las más penosas necesidades de todo aquello que durante tanto tiempo disfrutó teniéndonos por aliado y por el sostén de sus costumbres, de sus hábitos y entretenimientos más preciados”.
Entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962, la CIA, la iglesia católica y los cubanos exiliados en Miami, desplegaron una campaña mediática y psicológica en la clase media cubana para crearle aversión al comunismo. Como resultado más de 14.000 niños fueron separados de sus padres y llevados de Cuba a Estados Unidos en lo que se denominó la Operación Peter Pan. (1)
Después de la derrota estadounidense el 19 de abril de 1961 en la invasión de Bahía de Cochinos, el gobierno de Washington a través de Edward Lansdale, diseñó un programa que conducía a las revueltas callejeras para el derrocamiento de la Revolución Cubana. Se trataba de 32 acciones contra el pueblo cubano, 13 de ellas consistían en ahogarlo económicamente: encarecer y dificultar el transporte marítimo hacia Cuba, infectar las cosechas de alimentos e impedir las ventas de níquel. El nombre clave de estas operaciones encubiertas de la CIA contra Cuba es la Operación Mangosta. (2)
El 1° de enero de 1804, Jean Jacques Dessalines declaró a Haití una república libre, convirtiéndose en el primer país de América Latina y el Caribe en separarse de sus amos coloniales. (3) El nombre Haití fue adoptado por el Libertador de Haití como el nombre oficial después de la independencia de Saint-Domingue, como un tributo a los antecesores indígenas taínos ya que la palabra proviene del arahuaco y significa «tierra de montañas». Dado que los combatientes y vencedores eran en su mayoría de ascendencia africana, Haití también tenía el título de ser la primera república negra.
“El 1° de enero de 1804, Jean Jacques Dessalines declaró a Haití una república libre, convirtiéndose en el primer país de América Latina y el Caribe en separarse de sus amos coloniales”
En 2010, Venezuela colaboró con comida, pañales, ropa y medicina. Cuba con electricidad. República Dominicana con transporte. México, Reino Unido, Argentina, Uruguay y Nicaragua con equipos especializados en catástrofes naturales. Estados Unidos “colaboró” con 100 millones de dólares en “ayuda humanitaria” para solventar los gastos de movilización militar anunciados: 10 mil soldados (los cascos azules), el portaaviones Carl Wilson, cargado de 19 helicópteros, el destructor Higgins, los buques de asalto anfibio Bataan, Fort McHenry y Carter Hall, el crucero Normandy y la fragata Underwood ambos equipados con misiles dirigidos. Cada país ayuda con lo que tiene y con lo que le dicta su corazón.
Desde su independencia el pueblo haitiano viene siendo castigado por su osadía de retar los poderes imperiales de todas las épocas. Sobre esto dice Fidel Castro: “Los motivos del «olvido» del proceso haitiano hasta antes del «boom historiográfico» son diversos; entre ellos se encuentra la censura de la que fue objeto en los años en los que acontecía, por temor a la influencia de la revolución en otras colonias, a su mensaje de rechazo a la esclavitud y a la cultura europea, sin olvidar la negrofobia y el racismo de muchos estudiosos que vieron en el episodio haitiano una mera consecuencia de la Revolución francesa”.
Hoy continúa su lucha contra el hambre, contra la escala de Richter, contra los paramilitares uribistas autores del magnicidio contra Jovenel Moïse(4) . Hoy apelamos a la solidaridad que podamos brindarle a este pueblo que no sólo sufre los estragos de terremotos sino del más cruel imperio francés, español, alemán, portugués y estadounidense.
No permitamos, como decía el tocayo Alí Primera, «que el futuro nos pregunte ¿Qué hicieron ustedes por Haití? y respondamos bajando la cabeza: los hombres que cayeron son el número exacto de las veces que en un siglo mueve las alas el colibrí”.
Hoy, cuando Lula asume la presidencia de Brasil, el mundo celebra 219 años del descalabro más humillante del Ejército de Napoleón Bonaparte y 64 años de una de las derrotas más vergonzosas del imperio gringo.
Hoy el aquelarre corporativista del Estado Liberal Burgués, le teme a los pueblos insurgentes negro de Haití y mambí de Cuba, y a los pueblos peronista de Argentina, artiguista de Uruguay, indigenista de Bolivia, alfarista de Ecuador, mariateguista de Perú, torrijista de Panamá, sandinista de Nicaragua, guaraní de Paraguay, Mapuche de Chile, zapatista de México, gaitanista colombiano, quisqueyano de Juan Bosch y las hermanas Mirabal, boricua de Pedro Albizu Campos, granadino de Maurice Bishop, jamaiquino de Nanny de los cimarrones, centroamericano de Morazán, caribeño de Jean Baptist Bideau, guyanés de Cuffy, martiniqués de Fanon y Césaire freireano de Brasil, norteamericano del cacique Seattle y al pueblo bolivariano de Venezuela.
Notas:
(1). Operación Peter Pan: otra herida profunda en la memoria de Cuba. José Llamos Camejo. 2 de abril, 2021. Granma. Pinche AQUÍ para enlace web.
(2). Mangosta, la Crisis de Octubre y la diplomacia secreta entre Cuba y Estados Unidos. Elier Ramírez Cañedo. 11 de octubre, 2022. CubaDebate. Pinche AQUÍ para enlace web.
(3). Conoce cómo Haití consiguió su independencia. 1 de enero, 2023. Telesur. Pinche AQUÍ para enlace web.
(4). Mercenarios colombianos y norteamericanos, detenidos por el magnicidio de Haití. 9 de septiembre, 2021. El HuffPost / Agencia EFE. Pinche AQUÍ para enlace web.
Autor
Escritor y pedagogo venezolano.
Tutor del Sistema de Formación Caracas Insurgente de la Alcaldía de Caracas.
Profesor Asociado de la Escuela Venezolana de Planificación y de la Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas (Unexca) de la cual fue el Rector Fundador (2018-2020).
Presidente de la Comisión Binacional Bicentenaria Orinoco Magdalena.
Presidente del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol).
Actualmente desarrolla su tesis doctoral sobre la Causa Social de Simón Rodríguez en el Centro Nacional de Historia.
Escribió su tesis postdoctoral sobre los derechos humanos estudiantiles en Nuestra América en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (2020).
Fue rector de la Universidad de las Artes (Unearte) (2016-2018) y primer rector seglar de la Universidad Católica Santa Rosa (2012-2014).
Fue Coordinador y Autor de los libros de texto de Matemática de la Colección Bicentenario (2011). Es PhD. en Educación de la Universidad Libre de Berlín (2011). Fue Coordinador Nacional del PNFE de la Misión Sucre y la Universidad Bolivariana de Venezuela (2012) a solicitud del maestro Luis Antonio Bigott.
Fue Director de Postgrado y Adiestramiento de la Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública (2002-2008).
Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo (2017) por su artículo _¿Quién es el culpable?_ Es autor de los libros: _Credo_, _Intelectualidad Perversa_, _Matemática y Realidad_, _Currículo de la Indignación_, _Letras para la Conciencia_, _¡Aten al planeta!_ _Errabundas luciérnagas del cielo nocturno_, _Pedagogía del Alba_, entre otros. Es padre de Erika, Diego y Sarah, hijo de Ligia y Ramón, y hermano de Maira.
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