El Imperialismo, fase superior del capitalismo. Comprender los fundamentos del marxismo en la realidad concreta actual.
Posiblemente una de las obras de Lenin de mayor actualidad en esta segunda década del siglo XXI sea “El Imperialismo, fase superior del capitalismo” y lo sea además porque en esencia el contexto geopolítico actual sea muy parecido al que conoció Lenin cuando escribió su obra: un grupo de países imperialistas y un grupo de países al servicio de los intereses de los primeros. Lenin no llegó a conocer el momento en el cual en el mundo existía un gran campo socialista fuerte que enfrentó al imperialismo y tampoco conoció los años 50 y 60 donde lo que se conoce como Tercer Mundo (no me gusta del todo este término) estaba en plena ebullición de luchas anticoloniales.
El imperialismo, no confundir con los imperios, es una forma específica de capitalismo (de hecho también se le llama capitalismo monopolista) donde su máxima es el máximo beneficio posible acaparado por un número reducido de grandes corporaciones. Marx no llegó a conocer este tipo de capitalismo, pero si el camarada Lenin al cual dedicó no solo la obra que hemos comentado antes sino otros trabajos y luego continuado por otros grandes marxistas del siglo XX como Stalin, Mao y Fidel. En tiempos de Marx existía una cantidad enorme de empresas de todo tipo, pero poco a poco y en las áreas principales de la economía las empresas más débiles fueron desapareciendo o siendo absorbidas por las grandes, actualmente el sector automovilístico sería una prueba de ello ya que teniendo decenas de marcas de coches muchas de ellas pertenecen a cuatro o cinco grandes corporaciones y lo mismo por ejemplo ha pasado con los bancos o ha pasado con las eléctricas o con la industria farmacéutica. El capitalismo tiende a una concentración inmensa de capital no solo a costa de los trabajadores nacionales sino a costa de la explotación salvaje de los recursos naturales y energéticos del resto del mundo.
En contraposición a los países imperialistas, caracterizados principalmente por su capacidad de exportación de capitales y acumulación de riqueza e influencia en la economía global, están los países de economía extractiva esto quiere decir, aquellos países que su economía se basa únicamente en la exportación de materias primas y que además son obligados a ser el mercado de los productos manufacturados por los países imperialistas por lo que son doblemente colonizados, como proveedores baratos de materias primas y como mercado obligado de los productos del mundo desarrollado.
Es importate definir los términos para darles el sentido materialista o marxista de término sin que los posmodernos lo utilicen para sus cosas raras de manipulación del lenguaje:
Los países desarrollados son aquellos que sus fuerzas productivas han sido desarrolladas al máximo para satisfacer las necesidades materiales y no materiales de la gente y sus excedentes llevados a la exportación y los países subdesarrollados son aquellos en los cuales los primeros les han impedido desarrollar sus fuerzas productivas para atender las necesidades de sus pueblos y son obligados a comprar los excedentes que comentaba anteriormente de los países desarrollados o imperialistas.
Aquí voy a hacer un pequeño paréntesis, es importante conocer las leyes del marxismo y la ley fundamental del marxismo es el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales para que puedan dar de comer y sacar de la miseria a los trabajadores y trabajadoras de todos los países. Todos los ciudadanos del mundo tienen derecho a comer tres veces al día, a tener un frigorífico para guardar sus alimentos, a vivir en una vivienda digna y a tener cubiertas el resto de las necesidades tanto materiales como no materiales. Y esto es lo que el marxismo propone, que la economía esté al servicio de los intereses de todo el pueblo.
Si hemos entendido los conceptos anteriores podemos empezar a comprender muchas cosas de las que ocurren a nuestro alrededor. No se ataca y bombardea Libia hasta dejarla en un estado de ruinas total porque Gadafi sea malo malísimo, de hecho, si el objetivo hubiera sido solo la eliminación física del gobernante libio hubieran mandado un comando de las fuerzas especiales y lo habrían eliminado. El objetivo, al igual que en Siria o Serbia por poner dos ejemplos, es destruir todas las infraestructuras del país y su capacidad productiva haciéndole de esa manera dependiente de las políticas y foros imperialistas como el FMI, el Banco Mundial y demás. Se trata de que cualquier país que haya osado a desarrollarse al margen de los parámetros del mercado global impuesto por EEUU y sus aliados y que intenta controlar los recursos naturales o materias primas para a su vez controlar el beneficio y reinvertirlo en su propio desarrollo interno, se convierte inmediatamente en enemigo mortal del capitalismo monopolista y por tanto debe ser devuelto a los tiempos cuasi feudales.
Por tanto, la contradicción capitalismo/socialismo queda supeditada a una contradicción superior la del imperialismo o capitalismo monopolista versus soberanía de los pueblos o intereses particulares de los pueblos del mundo. Y es en esta contradicción donde Iosif Stalin, el gran continuador de la obra de Lenin, ve que pueden existir movimientos objetivamente revolucionarios o progresistas sin necesidad de ser ni obreros, ni socialistas, ni republicanos y esto lo deja escrito en su gran obra “Los Fundamentos del Leninismo”. Y es a partir de aquí donde los marxistas-leninistas entendemos nuestra solidaridad y nuestro apoyo a países y modelos que no siendo ni obreros, ni socialistas ni siquiera republicanos son objetivamente progresistas y deben ser apoyados, entiéndase Rusia, la Honduras de Zelaya o Irán e incluso aquellos movimientos revolucionarios que intentan desarrollar con sectores de la burguesía patriota nacional su capacidad productiva y que permitan a sus pueblos salir de la miseria como la revolución ciudadana de Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, el proceso bolivariano en Venezuela, el FSLN en Nicaragua. Porque no se puede pasar de un estado cuasi feudal al socialismo sin desarrollar una especie de Capitalismo de Estado que permita con la aportación de capital privado crear infraestructuras e industria.
Solo los dogmáticos, los izquierdistas y aquellos que se rinden a una visión idealista del mundo tienen la desfachatez de decirle a los nicaragüenses que su gobierno no es socialista y por tanto no debe ser apoyado o que Irán es una teocracia y por tanto tampoco debe ser apoyada o que Siria no sé qué… En cambio, ellos y ellas en sus países de origen en pleno epicentro del mundo imperialista son incapaces de conseguir ni siquiera tener el control público del precio de la electricidad ya no digamos socializar los medios de producción totalmente desarrollados.
Autor
Subdirector y Responsable del Área de Geopolítica y Antiimperialismo de la Revista La Comuna
Informático, Consultor IT y en Ciberseguridad. Miembro del Equipo Coordinador de la Revista La Comuna. También miembro del Grupo de Investigación y Análisis "Geopolitikaz", nacido en 2019 alrededor del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Mezclando su perfil profesional con su actividad en el campo de la geopolítica, actualmente se encarga de la investigación y divulgación sobre el ciberespacio en el contexto de la guerra híbrida. Principalmente en el terreno de la ciberinteligencia y de la ciberguerra.
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