Víctor Jara nace en una familia de campesinos del sur de Chile. Según sus propias palabras: “Mis padres eran inquilinos de un fundo y mi madre fue la que me estimuló en la música porque ella cantaba, en la casa siempre había una guitarra.” Su madre, Amanda Martínez fue por tanto la responsable del acercamiento de su hijo a la música y al folclor chileno. Por motivos de trabajo su familia emigra a la población de Los Nogales. Cuando él tenía tan solo quince años fallece su madre y decide ingresar en el seminario.  “Entonces pensaba que ese refugio me guiaría hacia otros valores y me ayudaría a encontrar un amor diferente y más profundo que quizá compensaría la ausencia de amor humano. Creía que hallaría ese amor en la religión, dedicándome al sacerdocio.” contó en una entrevista

Abandona el seminario dos años después entrando en el servicio militar. A su vuelta entra en el coro de la Universidad de Chile y comienza a estudiar actuación y dirección en su Escuela de Teatro. Participa en la Compañía de Mimos de Noisvander y en el Conjunto folclórico Cuncumén, que le lleva a conocer a Violeta Parra. En 1959 dirige su primera obra “Parecido a la felicidad” con la que partirá de gira por varios países latinoamericanos. Como solista graba su primer disco compaginándolo con trabajos de dirección y montaje. Con Cuncumén, como director artístico, viaja por Países Bajos, Francia, URSS, Checoslovaquia, Polonia, Rumania y Bulgaria.
Colabora con otros trovadores folclóricos chilenos como el grupo Quilapayún (del que fue director artístico) o actuando como solista en la Peña de Los Parra. Con la llegada de Allende al gobierno es nombrado Embajador Cultural. Su compromiso político le lleva a viajar a Cuba y a la URSS y a dirigir el homenaje por el  premio Nobel para Pablo Neruda. Es junto con Pablo Neruda con quién coordinará a su vez el ciclo de programas para televisión contra la guerra y el fascismo y a favor del gobierno de la Unidad Popular en 1973.

Víctor Jara, voz de obreros y campesinos.

En sus canciones el trovador nos describe la realidad de la vida de “los otros”, de los silenciados por el discurso y el punto de vista burgués común en la música popular del momento. De sus luchas, de sus anhelos, de sus amores… Una recuperación del espíritu de Chile y del espíritu de los pueblos y la clase trabajadora. Aunque su obra es extensa desde aquí destacamos dos albumes. El derecho de vivir en paz (1971) y La Población (1972).
El derecho de vivir en paz (1971) comienza con la canción que da título al album rindiendo homenaje a Ho Chi Ming líder comunista de la revolución vietnamita. El canto del trovador mantiene su defensa de la lucha internacionalista con otros temas como “A Cuba”, donde podemos tomar ron sin cocacola; Nos habla de la otredad de los otros, de la hipocresía burguesa elevada (físicamente) a los cielos en “Las casitas del barrio alto” ; recopila versos de otros autores como con su versión de “El niño yuntero”, poema del poeta español Miguel Hernández. Nuestra lucha y nuestra clase no tiene fronteras. También es crítico con aquellos que oportunistamente no son “Ni chicha ni limoná”. Tema clásico y de actualidad.

Con  La población (1972) Víctor Jara rinde homenaje a todos aquellos que tenían que construir chozas ilegales en terrenos valdíos de los ricos para tener un lugar donde refugiarse. Estas “poblaciones” eran llamadas despectivamente “Poblaciones Callampas” y sirve al autor para crear la cosmogonía de la clase trabajadora chilena. De los obreros y sus historias de amor como en “Te recuerdo Amanda” ( donde usa los nombres de sus propios padres, Manuel y Amanda); de los niños que no tienen nada como en “Luchín”; de los trabajadores que solo tienen sus manos pero tienen que escuchar el discurso y el desprecio del patrón en “El hombre es un creador”; transmitiendo la voz del pueblo en el comienzo de “Sacando pecho y brazo”; o la épica ” Marcha de pobladores” que inicia con una grabación realizada en el proceso de investigación que le llevó a la creación de La Población y le hizo recorrer todo el país buscando esa realidad, esas voces que habían sido silenciadas. Pero no obvia otros temas de actualidad en el momento como el golpe económico que esta sufriendo Chile por parte de su oligarquía y de la CIA. En “El desabastecimiento”  se vale de la ironía para dar consejos a los de “las casitas del barrio alto” en relación a sus cacerloradas:  “Usted que inventó la dieta y come a la americana que se come a la familia…   como tiene neurastenía por razón de la comida cuando recete otro paro también pare la cocina” . Sin decaer en la lucha y la llamada a la organización con cantos como el de “Qué lindo es ser voluntario”.

Asesinaron al trovador pero no pudieron matar su música, su lucha y su mensaje.

El 11 de septiembre de 1973, tras años de ataques y de guerra económica y política contra el gobierno de la Unidad Popular (en su última etapa agrupando a todas las fuerzas de izquierdas) y que contaba con el apoyo decidido de la clase trabajadora y los más humildes, el general Augusto Pinochet con otros militares traidores financiados desde EEUU y con la complicidad de la oligarquía chilena dan un golpe de estado. Acaban con su presidente, Salvador Allende,  y comienzan detenciones y asesinatos de trabajadores y militantes de izquierdas. Según se estima llegaron a desaparecer más de 30000 personas. Según informes desclasificados de la CIA y la DINA se les transportaba en aviones y se les lanzaba al mar, entre otros métodos, para imposibilitar que fuesen encontrados los cuerpos.

Víctor Jara.

Estadio Chile, usado por las fuerzas de represión golpistas como centro de detención.

Víctor Jara fue secuestrado el 12 de Septiembre del 73, solo un día después del golpe. Fue trasladado como tantos otros al Estadio Chile (estadio de fútbol que en un macabro homenaje hoy lleva su nombre); en el juicio contra el exteniente Barrientos, que se consideró responsable de la muerte de Jara, se detalla que el cantautor fue llevado a uno de los vestidores del estadio tan solo tres días después donde se le torturó durante horas. Su cuerpo aparecería después con más de 40 balazos. Pedro Barrientos, el exteniente considerado responsable, continúa negando su participación argumentando que en aquel entonces ni siquiera sabía quién era Jara. Sin embargo testigos como José Navarrete Barra (soldado durante la represión y dictadura militar) detalló que siempre fue motivo de orgullo para Barrientos, que incluso se jactaba de ser el que había matado a Víctor Jara.
Carmen Parejo.

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Directora Revista La Comuna

Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla. Gestora cultural, escritora, poeta y analista internacional en distintos medios escritos o audiovisuales. Autora de la compilación poética “La Generación de la Sangre I” para Editorial Ultramarina Cartonera, a través de la Plataforma de Artistas Chilango-andaluza.

“Arquitecturas y Mantras” de la Editorial Bucéfalo fue su primer libro de poesía en solitario. A su vez, actualmente colabora en Hispan TV y otros medios internacionales en habla hispana analizando la actualidad política. Miembro de la Asociación Cultural Volver a Marx. Milita en Trabajadoras Andaluzas.