1 de Octubre: No hay forma de lograr un referéndum pactado en el actual marco constitucional. No reconocerlo es engañar al pueblo. Solo una república recuperada podría ampararlo.

El mayor reto al estado español heredero, de la ley a la ley, del golpe de estado de 1936 está servido y donde más les duele, en la unidad de la patria, una patria en realidad raptada, humillada y enterrada en una cuneta desde hace 80 años.

No ha habido ruptura en Madrid, y lo que tenemos es una con Madrid en Barcelona. Sea. La izquierda española renunció a la República y un sábado santo —ejemplifiquemos con esto todo el proceso— aceptó ser legalizada por la dictadura. Los nacionalistas aceptaron también aquel enjuague con los franquistas, pero lo hicieron a cambio del retorno del exilio de sus instituciones democráticas; hoy, en 2017, han declarado en Catalunya el fin de aquel pacto vergonzoso e infame, y el 1-0 van a escenificar que ya no tragan con los límites de una constitución que no es tal. El mayor reto al estado español heredero, de la ley a la ley, del golpe de estado de 1936 está servido y donde más les duele, en la unidad de la patria, una patria en realidad raptada, humillada y enterrada en una cuneta desde hace 80 años. Se sorprenden algunos de que haya quien desee marcharse. Nada tiene de raro.
Los acontecimientos han proseguido en escalada y se percibe que ésta no se va a detener. Estuvimos ausentes de la Asamblea de Zaragoza —difuminada cada vez más a cada día— pues el republicanismo español no tiene representación parlamentaria, ni tiene reflejo en las fuerzas con presencia en las Cortes. La crisis abierta al modelo constitucional español vigente por el proceso independentista es algo con el alcance sobrado para que la cuestión republicana española sea tenida en cuenta por quienes dicen ser de izquierda o incluso republicanos. Estamos pagando el precio todos en la sociedad española de haber borrado del mapa político de España nuestra identidad colectiva democrática republicana. Si la única España que existe o se puede soñar es la reinventada en el 77 y cimentada en la desmemoria y la impunidad, el enfrentamiento civil pasa a ser una posibilidad en situaciones como la que plantea ahora Catalunya. La deserción de sus responsabilidades de los dirigentes de la izquierda española, emergente o no, es notoria.
Nuestra propuesta de acción es muy clara. Hubiéramos propuesto en Zaragoza a todas las fuerzas parlamentarias de izquierda que hicieran una declaración pública dejando claro que consideran acabado políticamente el régimen del 78, negando legitimidad democrática a la Constitución del 78 y afirmando la necesidad de recuperar la República; tal declaración consideramos debería haber ido unida a una propuesta a todas las fuerzas políticas para crear una candidatura coordinada en todas partes, con un programa de ruptura con el régimen y en la que se explicitase la declaración de la República en todo el estado caso de ganar las elecciones y en ese caso pactar los referéndum de autodeterminación si es preciso. Visto lo visto, y dados los antecedentes, tal pretensión para con los asistentes a Zaragoza era absurda, están en otra cosa. Da igual, esta propuesta es la única que merece la pena, las otras que se han propuesto o dan oxígeno al régimen o llevan al desastre. La idea de buscar un referéndum pactado con Rajoy o con el régimen que propone Iglesias, es sencillamente estéril. Sólo la República Española podría ser el estado que ampare el reconocimiento de la soberanía de sus miembros en el proceso de construcción de un estado federal; en el actual no hay posibilidad alguna de pactar nada, es un engaño más. Pactar con el PP una reforma constitucional, improbable tal pacto por lo demás, implica reconocer la legitimidad de la Constitución del 78 lo que representaría una derrota definitiva. Se debe recordar entró en vigor por la firma de un rey impuesto. Un texto constitucional que blinda impidiendo la posibilidad de discutir o someter a referéndum la forma de estado y la unidad territorial. No hay forma de lograr un referéndum pactado en el actual marco constitucional. No reconocerlo es engañar al pueblo. Solo una república recuperada podría ampararlo.
Y como quiera que quienes están en el parlamento no defienden la ruptura y la república, si no optan en este momento histórico por esa línea, solo podemos concluir que no son sino fuerzas del régimen y que hay que organizarse al margen de ellos. Los partidos reunidos en Zaragoza no han estado a la altura del momento histórico: los republicanos, pese a las diferencias, pese a que no somos independentistas, pese al rechazo que nos merece la derecha catalana, hasta ayer mil veces cómplice del régimen y sus políticas antisociales, tenemos claras las prioridades y las alianzas, estamos al lado de los sectores populares y republicanos que se han atrevido a plantear la ruptura. El 1-0 yo votaré para decir no al régimen del 78, su monarquía impuesta y su constitución ilegítima. Y lo haré pese a los Puigdemont y todos los lacayos de los Estados Unidos y el sionismo que le acompañan, porque ellos no representan a Catalunya por mucho que lo aparenten estos días. Tarea nuestra, de todos, es lograr coordinar en un gran frente a todas las fuerzas populares y republicanas en un gran esfuerzo común. Es por ello que muchos apreciamos el 1-0 por lo que tiene de simbólico y aunque le ponemos pegas serias, es claro que implica hacer visible los limites del régimen del 78 y los de sus aliados y cómplices. Unos límites que en Catalunya parecen estar dispuestos a traspasar, mientras que en el conjunto de España, fuerzas como Unidos Podemos renuncian a hacerlo al ignorar por completo la necesidad de la República Española.
Pedro A. García Bilbao.
Colectivo Al Servicio de la República.

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Profesor universitario, sociólogo y militante republicano en Alternativa Republicana