Calles catalanas.

Coche de la guardia civil tomado por manifestantes.

Más allá del Sí en las calles catalanas hay un deseo de ruptura con aquello que con tanta fuerza y crueldad ha atacado a cualquiera que se ha negado a seguir el juego.

Sería una equivocación pensar y decir que la lucha que se está dando en Cataluña para conseguir la independencia viene dada de la mano únicamente de la burguesía catalana. Eso sería hacerles el juego precisamente a ellos.

No es la primera vez que por calles catalanas resuena el grito de la independencia. Tampoco nos es extraño escuchar por estas tierras conversaciones fogosas hablando e imaginando como sería una soberanía real del pueblo catalán, de cómo sería poder vivir sabiendo que hemos dejado atrás más de 300 años de opresión constante y degradante. Es ya un hecho decir que el pueblo catalán está totalmente inmerso de nuevo en el camino hacia la independencia y ahora, después de haber dudado tantas veces del compromiso de la mayoría de los grupos parlamentarios catalanes, vemos que ya no se trata de un simple juego de favores y de ganar votos dependiendo de su postura con esta polémica temática, sino que ha ido más allá de todo esto. Parece ser que ha habido un cambio real en sus mentalidades.
La burguesía catalana parlamentaria venida por PdCat, parte de la actual Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y demás asociaciones que vienen intrínsecas dentro de JuntsxSí han decidido enfocar esta vía democrática de una forma totalmente diferenciada a todas las veces anteriores. Han decidido plantar cara definitivamente al Estado español haciendo oídos sordos a sus amenazas y rompiendo las querellas puestas a los portavoces de los grupos por el Sí. No sabemos muy bien cómo acabará todo esto, pero de momento no están dando ningún paso atrás e incluso, uniendo las fuerzas, por esta vez y únicamente por este motivo, con la CUP (Candidatura d’Unitat Popular), máximo exponente parlamentario precursor del “Procés” sin la cual la exigencia del referéndum no hubiera tenido ese carácter social, vemos como el tema está llegando a límites, antes impensables por parte tanto del Estado Español como de los catalanes, que nunca antes hubiéramos pensado que iban a venir por parte de la institucionalidad catalana.
Aún así, sería una equivocación pensar y decir que la lucha que se está dando en Cataluña para conseguir la independencia viene dada de la mano únicamente de la burguesía catalana. Eso sería hacerles el juego precisamente a ellos. El derecho a decidir y el sentimiento de libertad para nuestro pueblo se reclama en cada rincón de cada aldea de esta pequeña nación; proviene del corazón rabioso de cada catalán que, por puro convencimiento o por haber tenido que aguantar demasiadas veces las mismas tonterías de los de siempre, se siente con el deber de reivindicar un cambio. Viene dada por cada obrera que lucha por liberarse tanto de la opresión de clase como nacional y de género. Es preciso tener claro que el pueblo catalán, después de la posible proclamación de la República Catalana, vamos a luchar para que no quede en un mero conflicto de carácter nacionalista y que hemos trabajado, trabajamos y trabajaremos constante y diariamente para que esto acabe siendo una república socialista. Es necesario seguir creando conciencia de clase para que así sea y esperamos que la CUP siga con esa misma consigna, consigna del pueblo para no volver a ser pueblo oprimido por su propio gobierno, en un futuro caso, catalán.
Por otro lado, y volviendo a las motivaciones de todo este proceso, no hay que ser ingenuo y pensar que Cataluña pide su soberanía solo por un sentimiento puramente nacionalista. Es cierto que una exigencia de este calibre no hubiera ido tan lejos si no fuera por la realidad económica que sufre la totalidad mundial y en especial, este país llamado España; recortes en el conjunto de los sectores públicos más importantes como la sanidad o la educación, malversaciones de los fondos monetarios públicos, estafas bancarias, desahucios, numerosos casos de corrupción con la reiterada impunidad de sus integrantes etc, etc, etc. Pero también hay algo en este proceso independentista que no es habitual y es que, viviéndolo desde una perspectiva interna en cuanto a territorialidad o pertinencia, si así se le puede llamar, que el pueblo catalán salga hoy otra vez a las calles para proclamar la República Catalana no es solamente por el tema económico o por querer ser independientes de una vez sino que hay algo mucho más valioso. Lo más importante de este proceso es el contenido internacionalista y solidario que se ha instaurado dentro de cada persona que ha salido a manifestarse, dentro de cada hombre y mujer que han salido a la calle estos días. Es ese deseo de ruptura con todo lo que durante tantos siglos ha estado insultando la memoria de nuestros antepasados, de romper con aquello que con tanta fuerza y crueldad ha atacado a cualquiera que se ha negado a seguir el juego, como vimos y seguimos viendo con el pueblo vasco, entre otros. Aquello que ellos ahora llaman “democracia” y a lo que nosotros llamamos dictadura encubierta. Lo más importante del proceso es precisamente esto, haber conseguido ridiculizar el patético intento de dividir al conjunto de los pueblos del Estado español por parte de aquellos que gobiernan, producto del rancio y nefasto legado franquista, y contemplar como la solidaridad obrera y de los pueblos ha salido a la calle a apoyar el Procés exigiendo la legitimación de esta próxima votación del 1 de octubre en Catalunya. El grito de nuestra tierra es el grito del pueblo obrero, como dicen unos grandes, y el pueblo exige: Libertad.
Aina Vidal.