La lucha de los trabajadores del metal en Cádiz es la lucha de los trabajadores en su conjunto y nos afecta a todos

    “Para no tener competencias, según algunos, el gobierno del Estado ha desplegado bastantes efectivos humanos y materiales para sofocar las protestas de los trabajadores y del pueblo de Cádiz”

    “Allá cada cual con la posición que mantenga respecto a la acción del gobierno del Estado, yo tengo claro que no voy a defender lo indefendible”

    “La derecha va a venir, la que no se avergüenza de catalogarse como tal, digo, pero porque en el gobierno están empeñados en imitarla”

    Ya van unos cuantos días de huelga del metal en Cádiz. Unos cuantos días en los que, mientras los trabajadores reclaman en la calle no perder poder adquisitivo y no perder más derechos (ya de por sí mermados), patronal y sindicatos siguen negociando sin que la patronal ceda ante las legítimas y justas demandas de los trabajadores.

    Presupongo que todas las personas de bien entienden a los trabajadores y apoyan sus reivindicaciones. Es más, presupongo que las personas de bien entienden que cuando los trabajadores se topan con un muro una y otra vez, hace falta liarse a porrazos para derribarlo. No hay otra vía. Esa, o seguir caminando por el sendero que les marcan; un sendero que se torna cada día más impracticable.

    Obviamente, esto pasa porque la patronal siempre está a la ofensiva buscando ganar más a costa del sudor, dolores de espalda y, en muchos casos, la vida de trabajadores y trabajadoras. Lo que viene siendo lucha de clases, vaya. Creo que algunos le llaman arriba y abajo, pero no estoy seguro porque no los entiendo cuando hablan y, además, a mí las alturas no me gustan porque siento un deseo inexplicable de tirarme. Creo que era un síndrome con nombre francés o algo así.

    Ni que decir tiene que esto, aunque viene a colación de la huelga del metal, es algo generalizado y que no responde a un sector de la economía concreto. La lucha de los trabajadores del metal en Cádiz es la lucha de los trabajadores en su conjunto y nos afecta a todos/as.

    Últimamente, estoy viendo muchas declaraciones de personas que lideran algunos de los partidos del gobierno pidiendo al mismo del que forman parte los días impares que se estén quietecicos y que dejen aparcados los vehículos militares que andan exhibiendo por las calles de Cádiz. Me parece bien. Ya puestos, podrían pedirse a sí mismos amarrar a los antidisturbios en la cuadra en la que los suelen tener encerrados. Y que les pongan jugueticos para que se desahoguen, que luego salen dando bocados a todo lo que pillan que no lleve chaqueta y corbata en agosto.

    Los grandes líderes de eso que llaman izquierda, además de decirle por Twitter con cara de enfadados a Marlaska que las calles de Cádiz no son un expositor de FEINDEF, la Feria Internacional de Defensa y Seguridad, andan reclamándole a la Junta de Andalucía que intervenga porque son los que tienen competencias en materia laboral: Artículo 63 del Estatuto de Autonomía de Andalucía.

    Y eso es cierto, aunque más allá de establecer “instrumentos de conciliación, mediación y arbitraje laborales”, no sé qué pueden hacer más que el gobierno del Estado en lo que a este caso se refiere: la negociación de un nuevo convenio que recoja mejoras salariales y que impida que los trabajadores pierdan poder adquisitivo.

    Lo que sí sé es que, para no tener competencias, según algunos, el gobierno del Estado ha desplegado bastantes efectivos humanos y materiales para sofocar las protestas de los trabajadores y del pueblo de Cádiz.

    Supongo que, para el gobierno del Estado, las reclamaciones se merecen que este ponga sus medios a disposición de la patronal para acallar las protestas y que las empresas del metal no pierdan mucho dinero. Porque eso es lo que están haciendo: poner sus recursos humanos y materiales para reprimir las protestas y reivindicaciones de miles de familias que están defendiendo su sustento.

    Si eso no es mediar en el conflicto, ustedes verán. Y eso que, según algunos, no tienen competencias. Menos mal.

    Con un poco de suerte (para la patronal, o tal vez no le hace falta), el día que se llegue a cualquier tipo de acuerdo, sea el que sea, las empresas se podrán cebar con los líderes sindicales, echarlos por cuatro duros, acogiéndose a la reforma laboral que el gobierno anuncia derogar los días pares, y así dar un escarmiento a quienes han pretendido levantar la voz frente los señoritos.

    Allá cada cual con la posición que mantenga respecto a la acción del gobierno del Estado, yo tengo claro que no voy a defender lo indefendible. Llámenlo como quieran y acúsenme de lo que quieran. Me importa una mierda. Lo que no voy a defender es a los que, por acción o por omisión, son culpables o responsables de que se esté viviendo una situación que a miles de familias les está quitando el sueño y la tranquilidad por la que debería velar el Estado.

    Y todos sabemos de lo que hablo. Que nadie se haga el despistado ni pretenda manipular lo que digo, porque que el gobierno del Estado haya puesto sus recursos a disposición de la patronal no es el primer despropósito que hemos vivido en esta legislatura.

    Tampoco voy a excusar a nadie que no pegue un zapatazo porque “viene la derecha”. La derecha va a venir, la que no se avergüenza de catalogarse como tal, digo, pero porque en el gobierno están empeñados en imitarla.

    En cualquier caso, mi apoyo a los trabajadores y trabajadoras de la Bahía de Cádiz y mi más absoluto desprecio a quienes, por acción u omisión, se posicionan de lado de la patronal poniendo todos sus efectivos para defender los intereses de estos.

    Viva la lucha de los trabajadores y trabajadoras del metal de la Bahía de Cádiz. Sois ejemplo.

     

     

     

     

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    Responsable de la coordinación técnica y audiovisual en Revista La Comuna

    Operario de fábrica. Militando desde los 17 años. Socialismo o barbarie.