Podemos.

Manifestación de Podemos para “medir su apoyo popular”.

 Sobre la “unidad de la izquierda”, el clasismo intelectual, la izquierda desclasada, la coherencia, la miopía sectaria del militante y la búsqueda de soluciones.

Llegará el momento de formar un gran Partido Comunista, si lo hacemos bien, pero creo que aún queda mucho trabajo, y nadie lo va a hacer por nosotros.

Antes de nada, debo confesar mis prejuicios contra la militancia con siglas. A veces tengo la impresión de que fomenta la miopía política, y que incita al militante a enfocar toda su atención en las incoherencias, errores y desmanes de las siglas de la competencia, mientras en su partido comulga con ruedas de molino. Que alimenta una suerte de clasismo cultural, que jalea el fetichismo superficial y el coleccionismo de citas, que cría seguidores de tendencias con ganas de lucir carnet, que cobija a oportunistas capaces de apuntarse a cualquier corriente que les garantice una poltrona, y que a veces, además de obstaculizar el avance, ignora problemas esenciales. Afortunadamente, conozco honrosísismas y numerosas excepciones dentro de la militancia con siglas: gente valiosísima a la que admiro y estimo. Que no se entienda tampoco este rechazo como una llamada a la tan manida unidad de “la izquierda” en abstracto: no espero nada de la izquierda desclasada; a mí lo que me importan son los intereses de la clase obrera. Ni estoy diciendo tampoco que no haya que exponer la estrategia de los oportunistas (totalmente necesario), sino que no merece la pena perder el tiempo en estériles batallas de siglas, ni en concursos de egos.
Hay mucho que hacer.

Ni gran parte de la clase obrera entiende a “la izquierda”, ni “la intelectualidad de izquierdas” que infravalora los oficios y sobrevalora su profesionalizada improductividad, entiende a esa mayoría de la clase obrera.

Tenemos un problema muy grave, y nadie parece querer verlo: la mayoría de nuestra cantera de votos está perdida, y a nadie parece importarle. Ni gran parte de la clase obrera entiende a “la izquierda”, ni “la intelectualidad de izquierdas” que infravalora los oficios y sobrevalora su profesionalizada improductividad, entiende a esa mayoría de la clase obrera. Porque Clase Obrera también es el autónomo que lleva una bandera de España como fondo de pantalla del móvil, clase Obrera también es el taxista que escucha la Cope, y el asalariado desclasado y descreído.
Si no somos capaces de conseguir el apoyo de nuestra propia clase, no conseguiremos nada, ni mereceremos conseguirlo. Tenemos la obligación moral y la necesidad estratégica de explicarle a esa parte de la clase obrera, a esa que no se siente “de izquierdas” (especialmente a los autónomos), cómo funcionan las cosas.

Hay un menosprecio implícito en la idea de no querer explicarle a las masas en qué consiste realmente el capitalismo y cuáles son las soluciones que presenta el comunismo.

Hay que proporcionar a los trabajadores no concienciados las herramientas para que, desde la perspectiva de clase, puedan entender la realidad económica y política que los esclaviza, e informarles de cuáles son los problemas irresolubles de la cada vez más precaria situación de la clase obrera en un capitalismo cada vez más global, a los que sólo el comunismo ha sido capaz de dar solución.
Y eso es algo que ni la izquierda “tradicional” ni los oportunistas, ni los clasistas de la intelectualidad, han sabido o han querido hacer. Los oportunistas, incluso, justifican el hecho de ocultar información como supuesta estrategia para captar votos, lo que a la vez les permite asentarse en el ninismo. Hay un menosprecio implícito en la idea de no querer explicarle a las masas en qué consiste realmente el capitalismo y cuáles son las soluciones que presenta el comunismo. Un “clasismo cultural” que se transparenta cuando se dice que “no se ganan unas elecciones confesando que vas a expropiar medios de producción”.

La clase obrera no es imbécil, y la intelectualidad de izquierdas está muy acostumbrada a despreciar a esa gente que ni trata, ni conoce, ni entiende ni quiere entender. Pueden estar alienados y desinformados, pero saben lo que les conviene, si entienden cómo funcionan las cosas. Y para eso hace falta gente dispuesta a explicárselo. Sin superioridad, menosprecio, prejuicio, ni paternalismo.

No podemos esperar que vengan a sacarnos las castañas del fuego los que nunca supieron hacerlo, por eso creo que somos los comunistas de base los que tenemos que tomar la iniciativa de reactivar el orgullo y la conciencia de clase, y hacer ver a la clase obrera que es ella la que mueve el mundo, la que crea riqueza, la que produce, y que sólo teniendo el control de los medios de producción, evitará que la sigan explotando.
Y para hacer eso ni siquiera hace falta partido, es responsabilidad de cada uno de nosotros, y debemos asumirla. Todas nuestras energías deben centrarse en la pedagogía y la contrainformación. Llegará el momento de formar un gran Partido Comunista, si lo hacemos bien, pero creo que aún queda mucho trabajo, y nadie lo va a hacer por nosotros.

Alicia Melchor Herrera
Clase obrera del sector de la construcción y comunista sin partido.