
Alberto Garzón y Pablo Iglesias durante la gala de los Premios Goya.
El dulce encanto de la Burguesía. ¿Puede alguien de izquierda aspirar a vivir como un burgués?
“No es la conciencia del progre quién determina su ser, sino su ser social quién determina su conciencia. ” Permitiéndome la licencia de alterar un poco las palabras de Marx no deja de ser curioso como se ha conformado en los últimos años el pensamiento “progre”, que no progresista, que no de izquierdas y que no revolucionario, en el Estado Español.
En general podríamos decir que nuestras series, películas y libros de referencia, clásicos o actuales, nos muestran la realidad desde la perspectiva de las clases altas. Incluso cuando se aborda la misera, siempre al extremo tanto en lo material como en lo espiritual, se hace con cierto distanciamiento, en el mejor de los casos con compasión cristiana.
No hay que irse a Oliver Twist para ejemplificar… que además eso es antiguo y demodé. El pensamiento mayoritario de mi generación ha construido su visión sobre la clase obrera a través por ejemplo de ese cine “underground” “indie” procedente en la mayoría de los casos de la industria “independiente” de los EEUU. En la mayoría de esas películas se muestra a una clase trabajadora cargada de tópicos de bajeza moral e incluso física, los hombres son violentos, las mujeres estrellas del porno… las niñas aspirantes a mono de feria… Todo un espectáculo burdo y cínico de aquellos que “no han tenido la suerte que hemos tenido nosotros”. La situación de la clase trabajadora, esa que malvive en el país de las posibilidades, aparece como si fuese una forma de vida, en algunos casos como tribu urbana, en otros como un souvenir que te han traído de su “visita al campo”. Cuando las historias tocan de forma profunda los problemas “trascendentes” o simplemente cercanos a la realidad cotidiana (y por tanto identificables para el público) habitualmente el problema económico desaparece; cuando el problema económico es el fundamento el amor, la muerte o la violencia desaparecen…
Ciertamente no es un fenómeno exclusivo de las películas “independientes”, otras que también suelen gustar a parte de este sector poblacional son las de crecimiento personal y demás pantomimas egoístas liberales, en las que por supuesto se abordan las cuestiones desde esa misma perspectiva, ¿con qué dinero te vas a comer, rezar y amar para realizarte? ¿cómo comprar una casa en La Toscana para huir de las relaciones tormentosas?
Sea comedia o drama la lucha de clases solo se representa a modo de caricatura. Lo elevado no tiene problemas materiales. Lo elevado pertenece en exclusiva a la burguesía. Para evitar posibles acusaciones diré que también existe un cine fantástico y comprometido, y una literatura a la altura de las circunstancias… pero trato de establecer un análisis general y crítico y por tanto todos podemos saber a qué me estoy refiriendo.
Con la música ocurre algo parecido, la progresía elevada rechaza por regla general músicas populares, no por sus letras, no porque estén construyendo un discurso fascista, racista o machista, esto lo comparto; sino por su carácter popular, aún recuerdo una vez que me tacharon de “cuñada” por decir que me gustaban los carnavales de Cádiz. El problema no era si las letras eran racistas o machistas, hay de todo, el problema es que si eres del elevado mundo yupi progre te está absolutamente prohibido mezclarte con el pueblo.
Toda la comitiva posmoderna y elitista tiende por regla general a seguir estos principios, y desde el 15m también a aumentar sus accesorios como tribu urbana dedicándose a “cosas políticas”. Y aquí vienen los problemas…
No se trata de que el término austeridad, un término de izquierdas, haya sido totalmente apropiado por la derecha más liberal para sus recortes y demás ataques contra la clase trabajadora. No se trata tampoco de la estupidez de que si eres de izquierdas no necesitas cosas o no puedas darte caprichos. Se trata de que la ostentación siempre ha sido un elemento de poder y dominación y la izquierda revolucionaria siempre ha estado en contra de todo tipo de explotación y opresión.
El sistema democrático cubano tiene sus virtudes y sus peligros. Su mayor virtud, bajo mi punto de vista, es que las Asambleas se componen por los vecinos y vecinas de los barrios, ellos y ellas que viven allí y saben lo que pasa cada día. Es muy difícil saber lo que pasa en el barrio de Triana si vives en el Patio de Banderas en pleno centro de Sevilla. Es difícil saber lo que pasa en el Polígono Sur si nadie del Polígono sur está representado, cosa que también ocurre.
Pero esto, así solo tampoco sería el problema.
El problema es cuando una tribu urbana elitista, que ve a la clase trabajadora (aunque pertenezcan a ella) como algo alejado de su realidad y en cierto sentido cómico en sus bajezas, y que aspira al modo de vida burgués porque creen que su mayor “formación” académica les da derechos sobre los otros, llega a ocupar puestos de representación de esa clase trabajadora. Muchos de ellos y de ellas vienen de una situación precaria y de altas cifras de paro, muchos de ellos y de ellas, durante el 15m (cuando descubrieron la política) estaban allí porque ellos estaban mal y aspiraban a estar como creyeron que merecían estar, en la cúspide, que para eso eran más listos y más guapos. El problema es que no son militantes, son una tribu urbana aspirantes a burgueses, que es lo más triste que se puede ser.
Ayer me contaba una amiga que le decían “¿Qué pasa que no se puede ser de izquierda y querer vivir como un burgués?” Pues mira, NO. Tu underground es puro elitismo y tus aspiraciones pura alienación.
Autor
Directora Revista La Comuna
Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla. Gestora cultural, escritora, poeta y analista internacional en distintos medios escritos o audiovisuales. Autora de la compilación poética “La Generación de la Sangre I” para Editorial Ultramarina Cartonera, a través de la Plataforma de Artistas Chilango-andaluza.
“Arquitecturas y Mantras” de la Editorial Bucéfalo fue su primer libro de poesía en solitario. A su vez, actualmente colabora en Hispan TV y otros medios internacionales en habla hispana analizando la actualidad política. Miembro de la Asociación Cultural Volver a Marx. Milita en Trabajadoras Andaluzas.
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