La “decolonialidad” es la adaptación del pensamiento heideggeriano a América Latina

    ” En América Latina “capitalista” diariamente se extrae “plusvalía”, en la cual se verifica la “tendencia histórica del capitalismo” a concentrar en cada vez menos manos crecientes riquezas. Y eso no es ningún sesgo “eurocentrista”, es la crudísima realidad que viven nuestros pueblos sojuzgados”

    La derecha expresada en la novísima teoría decolonial se disfraza de izquierda y por esta vía han desarrollado una gran experticia para atacar al marxismo.

    Heidegger era un nazi irreductible. No se arrepintió aun cuando en la posguerra, el exponente de la Escuela (¿“marxista”?) de Frankfurt, Herbert Marcuse, “ex” agente de la Ofice of Strategic Services (proto CIA), le pidió por carta que renuncie al nazismo para poder desplegar mejor su influencia anticomunista. Para Heidegger el nazismo significaba “la salvación o el colapso de la cultura europea occidental (y agregaba) quien no comprenda eso merece ser aplastado en el caos.” Jurgen Habermas afirmó que sus alumnos salían convertidos en oficiales nazis más que en filósofos.

    Sus jerigonzas funcionaron como  resistencia al avance hasta entonces irrefrenable  del marxismo en todos los ámbitos de la cultura, el cual despertaba el terror de los burgueses alemanes. En 1935 abrió su cátedra en Friburgo en un salón “orlado” por las banderas de las SA, tropas de asalto de Hitler. Su filosofía está pletórica de categorías y pensamientos abstrusos, el epistemólogo argentino Mario Bunge lo calificó de “macaneador” (embaucador) y gustaba de citar dos perlitas: “El ser es ello mismo” y “El tiempo es la maduración de la temporalidad”.

    Jean Paul Sartre intentó una estéril mixtura  del marxismo con su filosofía. Luego abrevaron en su fuente los posmodernos: Michel Foucault, Jaques Derrida, Jean-François Lyotard. ¿Cómo entender que todas estas teorías consideradas “progres” son mixturas con la fenomenología de un filósofo nazi? La hegemonía cultural garantiza el encubrimiento: Derrida, hábil declarante, dirá que nazi era decir que Heidegger era nazi. Absurdo total, pero con mucho dinero detrás se termina convirtiendo en el sentido común de muchos “intelectuales”.

    Siguiendo el modelo de Heidegger, los filósofos “dizque progres” lograron expulsar al marxismo del ámbito académico europeo mostrándolo como “una antigua episteme imbuida en el paradigma de la modernidad  evolutivista y positivista”.  Cada uno con su propia jerigonza es promovido con editoriales y galardones al más elevado pináculo del pensamiento, siempre que se opongan al marxismo promoviendo el relativismo rabioso y desacoplando a la intelectualidad de la lucha popular mediante su empantanamiento en una especulación disociante. Consecuencias: el fascismo hoy campea por toda Europa.

    La “decolonialidad” es la adaptación del pensamiento heideggeriano a América Latina. Heiddeger contraponía a las “hordas bolcheviques” la estirpe europea enraizada en la antigüedad greco romana. Los decoloniales atacan al marxismo con el pretexto de ponderar a las culturas originarias, agitando las “Epistemologías del Sur”. Por esta vía nos llevan al callejón sin salida de la ensoñación en un mundo sin tecnología, otro canon del pensamiento del filósofo nazi.  Carentes de propuestas realizables acusan al marxismo de “eurocentrista” y “ajeno a América”, su objetivo central, un retintín repetido hasta el hartazgo. Un macartismo perfectamente asimilable al de los gorilas militares genocidas que descalificaban al marxismo como “ideología foránea”. Por izquierda y por derecha dan un gran servicio al imperialismo.

    Los poderes fácticos controlan las Universidades de la América Latina tanto como las comisarías. Este dominio permitió que persistiera el neoliberalismo desde los ’90 hasta ahora. Pero ese  ejército de “policías de las convicciones” no ha podido frenar la historia: Cuba, Venezuela y Nicaragua son vanguardia en la lucha por la liberación del subcontinente. Una América Latina “capitalista” donde diariamente se extrae “plusvalía”, en la cual se verifica la “tendencia histórica del capitalismo” a concentrar en cada vez menos manos crecientes riquezas. Y eso no es ningún sesgo “eurocentrista”, es la crudísima realidad que viven nuestros pueblos sojuzgados.

    Autor

    + artículos

    Comenzó a militar en 1982, en la Federación Juvenil Comunista, cuando Argentina aún era gobernada por la dictadura cívico - militar.

    En 1986/87 es enviado a la República Democrática Alemana a estudiar en la Escuela Superior de la Juventud "Wielhem Pieck" durante 10 meses.

    Psicólogo desde 1990 se focalizó en el trabajo con adicciones.

    Autor de "El hombre nuevo, la mujer nueva: ensayo sobre la transformación revolucionaria de la personalidad" (2002) y "Marxismo, caos y complejidad" (2008), "Psicología y Marxismo" (2017).

    En el año 2013 realizó conversatorios en Venezuela, sobre todo en el Estado Aragua donde se trabajaron los temas antemencionados. Desde febrero de 2014 y durante 6 meses desarrolló tareas de formación en todo el territorio venezolano convocado por la Escuela de Formación Argimiro Gabaldón. En ese marco asiste a las reuniones de formación de cuadros revolucionarios junto al diputado Jesús Faría.

    En 2018 funda la Escuela Latinoamericana de Formación Hombre Nuevo Mujer Nueva.