
Residencia Artística de Arquitectura Descolonizadora (DAAR). IMAGEN: web de DAAR.
“Ocupación civil”: El papel de la arquitectura y el urbanismo militarizado en el apartheid de Israel contra el pueblo palestino.
La arquitectura doméstica de Israel es intrínsecamente no progresiva, racista, discriminatoria y exclusiva de los judíos israelíes en materia de vivienda y planificación. Las “aldeas no reconocidas” palestinas se ven privadas deliberadamente de infraestructura y servicios, mientras que las comunidades israelíes están inmediatamente conectadas a todo tan pronto como se configuran.
Hace unos meses el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprobó los planes para la construcción 3.736 nuevas unidades de viviendas para los asentamientos judíos de la ocupada Cisjordania en lo que se puede considerar una nueva “oleada de construcción” impulsada por la postura tolerante de la administración Trump.
El Ministerio de Construcción y Vivienda Israelí, ha planificado importantes proyectos de viviendas que incluyen 1.100 nuevas unidades al noreste de Jerusalén y lo que es más grave, ha dado “luz verde” a los proyectos para “Givat Hamatos” y “Har Homa”, planes a los se opuso con vehemencia toda la comunidad internacional (incluida la administración Obama) al considerarlos estratégicos ya que posibilitan la tan ansiada continuidad territorial de Israel, cortando Jerusalén oriental desde Belén y el sur de Cisjordania, con el aislamiento total de las comunidades palestinas.
Las leyes en este sentido, se aprueban casi a diario, y no sólo establecen la construcción de nuevos asentamientos o viviendas, sino que permite legalizar las llamadas “colonias salvajes” que pierden así el carácter provisional permitiendo su extensión y la expropiación de nuevas tierras palestinas. Estas nuevas leyes, denunciadas como “crímenes de guerra”, provocan la indignación de la Autoridad Palestina al atentar directamente contra la más mínima posibilidad de la creación un Estado.
Según la Oficina Central de Estadísticas de Israel, en el año 2017, aumentó en un 70% la construcción de viviendas con respecto al año anterior, de estas construcciones más de la mitad corresponde los asentamientos de Cisjordania. Ya que las organizaciones internacionales, las mismas que condenan a diario esta situación, miran para otro lado, no hay nada que amenace la política ocupacionista de Israel
Todo parece indicar que Israel está demostrando que se siente más seguro y respaldado en su objetivo contra Palestina tras el apoyo recibido por Washington al reconocer a Al-Quds (Jerusalén) como su capital.

Nuevas construcciones en Har Homa (Getty Images).
La Asociación Israelí de Arquitectos Unidos.
Asociaciones Internacionales de profesionales de la planificación y la arquitectura, vienen denunciando hace tiempo la profunda implicación y complicidad de arquitectos y urbanistas en el expansionismo del Estado Israelí; algunos, mientras fingen ser meros profesionales, colaboran estrechamente con la política sionista, convirtiéndose en “armas” del estado israelí para borrar la antigua cartografía y crear una nueva en su lugar.
La arquitectura doméstica de Israel es intrínsecamente no progresiva, racista, discriminatoria y exclusiva de los judíos israelíes en materia de vivienda y planificación. Las “aldeas no reconocidas” palestinas se ven privadas deliberadamente de infraestructura y servicios, mientras que las comunidades israelíes están inmediatamente conectadas a todo tan pronto como se configuran.
A pesar de todas las pruebas de ilegalidad según el derecho internacional, de las violaciones de los derechos humanos en el acaparamiento de tierras, demolición de casas, desalojos etc., los arquitectos y planificadores israelíes continúan su actividad siguiendo las políticas y objetivos del Estado y a su vez, negando que su papel sea político; arquitectos de renombre internacional como Moshe Safdie o Shlomo Aronson, pertenecientes a La Asociación Israelí de Arquitectos Unidos (IAUA) miran reiteradamente hacia otro lado fingiendo no enterarse de la realidad a pesar de los múltiples llamamientos de colectivos internacionales para que detengan su actividad cómplice con el Estado de Israel.
La Unión Internacional de Arquitectos (UIA), cuya misión es facilitar y fomentar el contacto libre entre arquitectos, independientemente de su nacionalidad, raza, religión, formación profesional y doctrinas arquitectónicas, en su Resolución 13, aprobada en Estambul en 2005, condena los proyectos de desarrollo y la construcción de edificios en tierras que han sido étnicamente purificadas o apropiadas ilegalmente, así como los proyectos basados en regulaciones étnicas o culturalmente discriminatorias.
Está claro que la IAUA no cumple estos preceptos deliberadamente; se excusa con que “sus arquitectos pueden actuar de acuerdo con sus propios puntos de vista políticos” y se niega a condenarlos como participantes en los proyectos de construcciones ilegales expropiación de tierras etc. Aunque IAUA tiene arquitectos palestinos en sus asociaciones, estos solo pueden construir en el siete por ciento de Israel y generalmente solo para sus propias comunidades.
Esta implicación, junto con el incumplimiento de los mínimos estándares morales y profesionales por parte de la Asociación Israelí de Arquitectos Unidos, llevó en 2014 a la petición de expulsión del colectivo de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) solicitada por los arquitectos británicos; en la actualidad, cada vez son más los colectivos internacionales que se suman a esta petición ya que, cómo asegura el crítico de arquitectura Charles Jenckes, “se ha llegado a un punto en el que un arquitecto no puede permanecer en silencio, no hacer nada puede convertirnos en cómplices”.
Estas denuncias y protestas tienen su punto de partida en el año 2002 cuando los arquitectos israelíes Rafi Segal y Eyal Weizman fueron seleccionados para representar a su país en el Congreso Mundial de Arquitectura de Berlín, el libro “Una ocupación civil”, pretendía ser el catálogo de la exposición, pero ambos, exposición y catálogo fueron prohibidos por la Asociación Israelí de Arquitectos Unidos. Los autores señalaban las conexiones directas entre las operaciones militares del gobierno y la planificación y el diseño de los asentamientos israelíes en Cisjordania, exponiendo sin tapujos como la arquitectura y la planificación están al servicio del poder político y la profunda implicación de los arquitectos en el expansionismo del Estado Israelí. Este libro supuso un atasco en la profesión en su conjunto y el incidente de su prohibición, gano la atención mundial sobre las prácticas de determinados profesionales israelís.
“Una ocupación civil” fue una crítica mordaz del papel de la comunidad arquitectónica israelí en la rápida colonización de los Territorios Ocupados y particularmente de Cisjordania. Con mapas muy argumentados, detallados y dramáticas fotografías aéreas, muestra la planificación de los asentamientos israelíes, ubicados estratégicamente en las colinas y sellados a los palestinos como la clave del control gubernamental del territorio.
Estos mapas revelaron por primera vez toda la potencialidad expansionista y de control territorial de Cisjordania que los proyectos originales de creación y desarrollo de los asentamientos ya preveían y cuyo objetivo era romper la continuidad territorial de la zona y hacer imposible el establecimiento de un Estado palestino viable. La planificación diseñada tanto por generales militares como por urbanistas e intelectuales, dio lugar a nueva forma multidimensional de “guerra espacial” para impedir el progreso de la población palestina prácticamente desde cualquier ángulo.
Las estrategias militares se respaldan desde el punto de vista intelectual con las aprendidas en los “Institutos de Investigación Urbana”, cuya misión es reconsiderar las operaciones militares en el territorio urbano. De esta forma, a los soldados se les instruye a través de cursos y talleres en temas de infraestructura urbana, estabilidad estructural, técnicas constructivas, instalaciones de abastecimiento etc. Se utiliza un lenguaje “teórico intelectual” para fomentar la interpretación subjetiva de los espacios y alcanzar los objetivos deseados.
De los institutos creados por las Fuerzas de Defensa de Israel (Israel Defense Forces, IDF), destacan el Operational Theory Research Institute (OTRI) establecido en 1996 y el “Equipo alternativo” establecido en 2003, a ambos, además de oficiales militares pertenecen académicos civiles la mayor parte provenientes de la Asociación de arquitectos israelíes.
Los arquitectos y planificadores israelíes son cómplices de estas violaciones ya que sin ellos los asentamientos y la infraestructura no se habrían construido, de hecho, trabajaron secretamente con el Ministerio de Defensa en su planificación como demuestra Eyal Weizman en sus trabajos “A Civilian Occupation” y “Hollow Land”.

Asentamiento de Ma’ale Adumim, (Foto Milutin Labudovic para Peace Now)

Detalle de la anterior.
“Política de la verticalidad”.
Ocupación en tres dimensiones.
Los acuerdos de Oslo, que prometían un camino hacia la reconciliación, terminaron proporcionando las bases un sistema geográfico de dominación y control; dividieron el territorio en “tres planos” políticos: la superficie, cuyos territorios sin acceso al mar fueron entregados a los palestinos; el subsuelo, incluidos el agua y los recursos minerales controlados por Israel, y el espacio aéreo sobre las áreas palestinas que quedó en manos de la fuerza aérea israelita;
Cada pueblo palestino está completamente envuelto por el espacio israelí en tres dimensiones. Si los palestinos quieren salir de sus enclaves, se topan en la superficie con los muros o puestos de control, en el plano subterráneo para cualquier actividad se necesitan permisos denegados permanentemente, y si quieren “volar” necesitarían un permiso israelí para entrar en el espacio aéreo de sus propios techos dominado por la fuerza aérea israelita. Esta dominación desde el aire, que fue ejercida por aviones y helicópteros tripulados, ahora se impone mediante la superposición de enjambres de drones no tripulados. De esta forma el control de las Fuerzas de Seguridad Israelíes FDI es total y todos los niveles y escalas.
Los Asentamientos.
La estrategia del desarrollo de los asentamientos es aún más sofisticada.
En los primeros años de la ocupación, la estratagema principal que Israel utilizó para apoderarse de la tierra y construir os asentamientos, fue la ocupación “con fines militares”; posteriormente se anunció que solo se construirían asentamientos en tierras declaradas como “tierras del estado”; cuando fueron conscientes de que únicamente 68,700 hectáreas de tierra se consideraban tierras estatales, se ideó un “nuevo sistema” para conseguir más territorio.
Basándose en una lectura contemporánea del Código de la Tierra Otomano de mediados del siglo XIX concebido para fomentar el cultivo agrícola después grandes sequías y hambrunas, el estado empezó a tomar el control de todas las tierras baldías, que “casualmente” se ubican principalmente en las zonas altas de colinas estériles, dejando solo los valles cultivados más bajos en manos de los palestinos. De esta forma, en estas colinas, importantísimas para el control territorial, Israel puede implantar “legalmente” el asentamiento.
La ubicación geográfica de los asentamiento tienen un único objetivo militar, el de perturbar en la medida de lo posible la vida palestina, de hecho, estos asentamientos separan pueblos de sus campos y bloquean el intercambio entre pueblos; pero el aspecto topográfico de estos asentamientos es probablemente la dimensión más esencial, ocupan la parte superior de los cerros con el fin de obtener una supervisión constante de su entorno en beneficio de la mejor vista sobre lo que consideran “sus tierras” además de constituir una auténtica provocación para quien los ve. El entorno está totalmente domesticado y controlado a través de un vocabulario militarizado de la tierra.
El sistema Israelí de carreteras, puestos de control y muros en los Territorios Ocupados y sus alrededores, unido a las restricciones de tráfico proporcionan a los viajeros israelitas un medio para llegar de un asentamiento a otro sin tener que ver a un solo palestino; las largas horas de espera en los puestos de control establecidos por el ejército, no tienen justificación más allá de recordarles a los palestinos el control del israelí.
Israel frena cualquier intento de planificación y construcción palestina al declarar aproximadamente el 70% del Área C como tierras estatales, zonas de entrenamientos, reservas naturales, parques nacionales etc.
Cisjordania, tras los acuerdos de Oslo, se dividió en tres Áreas, las designadas A y B entregadas oficialmente a la Autoridad Palestina, corresponden al 40% de la superficie y están formadas por 165 poblaciones desconectadas entre sí; el resto se designó como Área C controlada por Israel. Esta división artificial, que sólo debería haber permanecido vigente cinco años, ha permitido a Israel frenar cualquier intento de planificación y construcción palestina al declarar aproximadamente el 70% del Área C como tierras estatales, zonas de entrenamientos, reservas naturales, parques nacionales etc. en el 30% restante las probabilidades de que un palestino reciba un permiso de construcción, incluso en tierras de propiedad privada, son escasas o inexistentes.
Aunque el estado utiliza los mismos términos profesionales y legales para referirse a la construcción Israelí y Palestina en Cisjordania, como leyes de construcción y planificación, planes maestros urbanos, procedimientos de planificación y construcción ilegal etc., en la práctica los aplica de manera muy diferente. Los asentamientos israelíes están plenamente representados en el proceso de planificación, disfrutando de planes detallados y una infraestructura avanzada, mientras las comunidades palestinas, están sometidas a una laboriosa burocracia, planes estancados y demoliciones generalizadas
Al no poder usar las carreteras israelíes, se cavan túneles bajo la superficie que sirven como tránsito de mercancías y personas con el propósito de superar la seguridad israelí. La búsqueda de estos túneles es “otro motivo” para la destrucción de las casas.
El resultado es un tejido fragmentado con un entramado de carreteras y puentes sobre campos palestinos para conectar los asentamientos por un lado, y una red de túneles subterráneos para conectar las ciudades palestinas por otro. Los asentamientos son mecanismos ópticos en escala urbana y toda decisión de diseño tiene el propósito de aumentar el campo visual; los asentamientos, aparecen como verdaderas fortalezas suburbanas en lo alto de las colinas, totalmente extrañas al paisaje tradicional y que a estas alturas, ninguna resolución futura del conflicto será capaz de restituir las cicatrices topográficas
La organización “Peace Now”, ha publicado un mapa interactivo con la situación de los asentamientos en 2017 que podemos descargar como archivo PDF.
El Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados B’tselem, bajo el título “Expulsar y explotar” ha publicado un informe donde se detallan los métodos empleados en la actualidad para convertir tierras palestinas en tierras judías en Cisjordania.

Fragmentaciones territoriales. Foto Milutin Labudovic.

Boca del túnel bajo el Monte Scopus. Foto Eyal Weizman.
La Tierra y la Construcción.
El negocio inmobiliario es importante si tenemos en cuenta que la tierra le sale muy barata al gobierno israelí, puesto que las obtiene confiscándolas a los palestinos.
En Israel, aproximadamente el 90% de la tierra es propiedad del Estado, la Ley de tierras de Israel prohíbe cualquier transferencia de la titularidad de derechos por parte del Estado a la propiedad privada y define una lista cerrada de los bienes inmuebles de derechos reconocidos por la legislación, como son, el régimen de propiedad, arrendamiento, servidumbre.
El negocio inmobiliario es importante si tenemos en cuenta que la tierra le sale muy barata al gobierno israelí, puesto que las obtiene confiscándolas a los palestinos. Esta situación le permite ofrecer a su propia población las viviendas en unas condiciones, un precio y unas ventajas fiscales sin competencia en el interior de Israel.
Los sucesivos gobiernos israelíes han hecho un gran esfuerzo para que su población sea lo menos consciente posible de la ocupación. Así, los mapas que se incluyen en los libros de texto de los niños no contienen la línea verde, Cisjordania es “Judea y Samaria”.
La construcción de viviendas es tarea difícil para los palestinos, la interferencia se extiende a pequeños detalles; el estado toma decisiones que en cualquier otro lugar se tomarían a nivel municipal, por ejemplo, al decidir cuánto hormigón y acero se debe permitir y cuánto debe asignarse para un proyecto de construcción o reconstrucción, los oficiales militares israelíes en la frontera actúan como arquitectos y oficiales de planificación, determinando qué se construirá y dónde.
Las frecuentes y reiteradas demoliciones se justifican por la propia ley creada para tal fin. El hecho de declarar una construcción residencial como “ilegal” es la justificación idónea para la demolición de esa vivienda, ya que realmente se suelen construir sin autorización legal debido a las trabas administrativas que se imponen en la mayoría de los casos.; es por lo tanto un círculo que se repite y que deja estancado cualquier intento de planificar el territorio.
Por otro lado, el estado israelí aprovecha para su expansionismo todas las circunstancias estratégicamente, como el hecho de que los palestinos para conservar su estatuto de refugiado tal como lo definen las Naciones Unidas y mantener las esperanzas de “retorno” no deben construir nada que pueda considerarse permanente; en consecuencia, nunca hay un sentido de permanencia en Gaza y Cisjordania, esta temporalidad le permite a Israel tomar “medidas de seguridad” continuas cuyo principal propósito es expandir permanentemente las fronteras del estado israelí.
Los beduinos se cuentan entre los únicos refugiados palestinos que promulgan continuamente su derecho de retorno, reconstruyendo nuevamente después de cada acto de demolición.
Medioambiente y residuos.
Dentro de la política global de destrucción y anexión, no es menos importante la derivada del tema medioambiental. Aprovechando que los palestinos en Cisjordania (a diferencia de los colonos israelíes que viven en asentamientos ilegales vecinos) no tienen influencia en las decisiones sobre las instalaciones de tratamiento de residuos, Israel, ubica intencionadamente las instalaciones de desechos contaminantes en las comunidades palestinas.
Según un informe de la organización humanitaria B ‘Tselem, recogido y denunciado por la Asociación de Arquitectos y Urbanistas por la Justicia en Palestina (Architects and Planners for Justice in Palestine, APJP), Israel arroja reiteradamente al alcantarillado, desechos médicos infecciosos, aceites, solventes, desechos electrónicos y baterías usadas, entre otros materiales; el informe señala que “Todos son subproductos urbanos e industriales que Israel genera dentro de su propio territorio, y están formados por una amplia gama de sustancias no deseadas que representan una amenaza real para las personas y los recursos naturales de los vecinos.” En las zonas palestinas de Cisjordania, se sitúan al menos 15 plantas de desechos. Destaca por su nivel de contaminación, la situada en la aldea de Kisan, el este de Belén, operada por la empresa israelí Elidori Green y al menos dos firmas internacionales, McCloskey International de Canadá y Volvo Trucks de Suecia. Estas empresas reciben cuantiosos incentivos por gestionar los “basureros medioambientales”.
En noviembre de 2016, la organización Comet-ME instaló 96 paneles solares en la aldea palestina Jubbet ad-Dib situada en el centro de Cisjordania, por primera vez, los residentes pudieron disfrutar de un suministro constante de electricidad; El 28 de junio de 2017, el ejército israelí y las fuerzas de la Administración Civil llegaron a la aldea y desmantelaron las instalaciones solares en virtud de una orden de confiscación. En este vídeo doméstico se muestran las imágenes de la intervención de los soldados en la aldea. (A través de www.btselem.org)
Agua y Excavaciones Arqueológicas.
En el tema del agua, los Acuerdos de Oslo asignaron el 80% de este recurso en beneficio de Israel. Como resultado, el consumo promedio de agua en Israel es más de cuatro veces el de Cisjordania y Gaza.
Otro tipo de colonización y supremacía menos visible, son las excavaciones arqueológicas, se usa la arqueología para construir una coartada para el “retorno” judío y la afirmación de que sus derechos son más fundamentales y anteriores a los de todos los demás.
Las obras subterráneas son una colección desordenada de túneles improvisados de acero y hormigón que son inauguradas propagandísticamente por dignatarios; obviamente no se duda demoler cualquier vivienda o campo palestino con la excusa de las excavaciones arqueológicas
En el tema del agua, los Acuerdos de Oslo asignaron el 80% de este recurso en beneficio de Israel. Como resultado, el consumo promedio de agua en Israel es más de cuatro veces el de Cisjordania y Gaza. En las últimas décadas, la extracción excesiva de agua subterránea del único acuífero de Gaza condujo a su salinización permanente, destruyendo la única fuente de agua de la franja.
Aunque la intencionalidad estratégica esté planificada en un conjunto, es difícil captarla en su totalidad y se perciben como soluciones a problemas separados y sin conexión; por un lado se visualiza el apoderamiento de las colinas para la construcción de asentamientos, por otro las infraestructuras para su conexión, por otro las restricciones de construcción en la aldeas palestinas en nombre de regulaciones ambientales (aire limpio, áreas verdes y reservas naturales etc) o la prohibición del acceso al agua subterránea al amparo de las excavaciones geológicas.

Grietas en una casa en Silwan causada por excavaciones arqueológicas debajo de las casas. Foto Gadi Dagon.
Iniciativas y proyectos palestinos.
Más allá de las denuncias, los arquitectos y planificadores urbanos palestinos están adoptando un enfoque de resistencia, sus iniciativas, se topan cada día con la realidad del control israelí, que lejos de buscar un lugar para el diálogo, se afianza en la especulación, construcción de nuevos asentamientos y aprobación de leyes como las expuestas anteriormente.
Los activistas en Palestina innovan continuamente nuevas formas de resistencia de la sociedad civil, y desde numerosos estudios y colectivos se está demostrando como la arquitectura doméstica también tiene un lugar en la lucha. En este sentido se pueden considerar los proyectos de la arquitecta Palestina Nora Akawi que lleva varios años trabajando en este sentido o las actividades del “Palestin Shams-Ard” (Tierra y Sol en árabe), grupo de profesionales de Ramallah, que utilizan el “diseño sostenible” como forma de crear prácticas urbanas fuera del control israelí y limitar su dependencia utilizando materiales reciclados no solo para fabricar muebles sino incluso edificios completos.
Los proyectos más importantes en el campo del activismo, la investigación y la visualización se están llevando a cabo por parte del equipo de Eyal Weizman quién en la actualidad dirige “la Residencia Artística de Arquitectura Descolonizadora (DAAR)”, un colectivo de arte y arquitectura con un programa específico con sede en Beit Sahour, en el Occidente de Cisjordania.
Weizman es autor de numerosos ensayos y artículos como “Descolonizando la arquitectura: La futura arqueología de la colonización israelí”, “Caminar atravesando muros” o “La política de la verticalidad”; su último trabajo “Forensic Architecture”, es un proyecto de investigación que reposiciona la arquitectura en el campo de la medicina forense y propone la evidencia arquitectónica para la demostrar los “crímenes del estado”; se estudian y analizan las ruinas y escombros mediante entrevistas a testigos, imágenes de móviles o excavaciones arqueológicas para crear reconstrucciones de los hechos y reproducir los ataques con aviones no tripulados.
Retomando el concepto de foro, Forensic nos remite a un “espacio en donde los hombres se reúnen para participar conjuntamente de la vida pública” (el foro romano), en la época moderna, la ciencia forense se ha vuelto un elemento importante para analizar y denunciar el modo en que los Estados controlan y gobiernan a los individuos. Este grupo lleva un concepto del campo de la ciencia al campo de la política, trabajando con metodologías artísticas: estudian los espacios en donde se altera el tejido social y urbano por los conflictos políticos y sociales contemporáneos y utilizan imágenes de dominio público ya sean satelitales, vídeos y fotografías profesionales o de ciudadanos anónimos subidas a la web.

Rafah. Imagen de investigación para arquitectura forense 2015. Foto Eyal Weizman.
La propuesta del grupo DAAR es la resistencia: si lo que busca el ejército israelí es “destruir la posibilidad de habitar un lugar” la respuesta de los palestinos ha de ser constantemente “construir en la destrucción”; que “el escombro se convierte en piedra”. El grupo también acoge ensayos espaciales y de arquitectura doméstica de artistas sin relación directa con la arquitectura como son las obras del director cinematográfico Kamal Aljafari. Sus películas están en la frontera entre el documental y la ficción y analizan el espacio empleando los principios de “La Arquitectura Descolonizadora”.
Las películas de Aljafari, “El techo” (2006), “Port of memory” (2010) y “Recollection” (2015), en la frontera entre el documental y la ficción, analizan el espacio doméstico (en este caso centrado en la ciudad de Jaffa), empleando los principios de “La Arquitectura Descolonizadora”. En “El Techo”, superponiendo planos temporales, muestra como “lo viejo y lo nuevo” conviven violentamente: los materiales de las casas destruidas se tiran al mar, pero sus escombros regresan insistiendo en seguir en la ciudad. En “Port of Memory” el espacio es el hogar y el tiempo la vida cotidiana; una familia que va a ser desalojada de su casa resiste manteniendo sus rituales, ver televisión, lavarse las manos, estar con su gato, etc., como si no pasara nada.
“Recollection” es una película experimental que trabaja con material de archivo compuesta íntegramente por imágenes de ficción israelí y estadounidense filmadas en Jaffa desde la 1960 hasta 1990, Aljafari, borra de las escenas los actores israelís, dejando sólo la arquitectura, los espacios, los vacíos y algún que otro personaje “extra” que pasaba por ahí o que observaban el rodaje. Esta obra nos quiere mostrar cómo estas películas excluían y borraban la historia de Palestina, “los palestinos simplemente no existían”.
Los enlaces para ver estas películas lo podemos encontrar en la página del autor (Pinche aquí.)

Recollection. Foto kamalaljafari.
Arquitecto y urbanista.
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