” La única manera de solucionar este drama humano y que esto no siga en aumento provocando grandes tensiones geopolíticas y sociales pasa por apoyar y fomentar el desarrollo económico de los países más desfavorecidos” Pablo Gartzia

Han detenido en la isla italiana de Lampedusa, situada cerca de las costas libias, a la capitana del buque Sea Wacht, Carola Rackete. Es una vuelta más de tuerca de las políticas “antiinmigración” de algunos países de la Unión Europea, en este caso Italia.

Lo que ocurre es que el tema es mucho más complejo de lo que a priori en un análisis meramente asistencialista parece, está claro que hay que rescatar a las personas que van dando tumbos por el Mediterráneo en pateras y por supuesto hay que ofrecerles recursos para su subsistencia en la rica y opulenta Europa. Pero la cuestión de la inmigración es una de las grandes cuestiones geopolíticas de nuestro tiempo y hay que abordar el tema con un análisis más amplio.

La inmigración desordenada que se está dando desde África y Oriente Medio hacia Europa no se puede mantener en el tiempo y no por una cuestión de falta de recursos como lo intenta plantear la derecha y la extrema derecha, sino porque la inmigración desordenada a quien primeramente daña es a los países de donde salen. Además, no se puede separar la inmigración de los conflictos regionales que se han dado históricamente tanto en África como en Oriente Medio y que tienen su origen en las políticas expansivas del imperialismo para acaparar recursos naturales y mercados.

¿Por qué es mala la inmigración desordenada para África y Oriente Medio y buena para los intereses de las élites neoliberales?

Pues por dos razones fundamentales: la primera, es que es una “fuga de cerebros” de países en vías de desarrollo hacia los países altamente desarrollados; y la segunda, logran en muchos casos una mano de obra altamente cualificada con unos costes infinitamente más reducidos. La mayor parte de la gente que se monta en una patera o que camina miles de kilómetros para llegar a Europa no pertenecen a las capas mas populares y menos formadas de esos países de origen, mas bien todo lo contrario, son gente con una posición media o media-alta y muchos de ellos y ellas con alta formación académica y técnica. Dependiendo de la infraestructura productiva del país interesara mas o menos que vengan inmigrantes.

Por ejemplo, Alemania es un país que se presenta como amigo de la inmigración y Merkel adalid de los derechos de la gente a inmigrar, pero esto esconde una gran trampa, Alemania solo permite la inmigración de mano de obra altamente cualificada y sobre todo en el sector tecnológico donde hindús y turcos son bien cotizados. En cambio, economías de poco valor como la italiana y la española se benefician de la inmigración para tener cantidad de mano de obra barata de baja cualificación para trabajos en el sector hostelería, construcción o en el campo.

La única manera de solucionar este drama humano y que esto no siga en aumento provocando grandes tensiones geopolíticas y sociales pasa por apoyar y fomentar el desarrollo económico de los países más desfavorecidos y en eso es fundamental el papel de las nuevas potencias emergentes y afianzar la multipolaridad mundial y la generación de un sistema comercial y financiero alternativo a los existente.

Pablo Gartzia

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Subdirector y Responsable del Área de Geopolítica y Antiimperialismo de la Revista La Comuna

Informático, Consultor IT y en Ciberseguridad. Miembro del Equipo Coordinador de la Revista La Comuna. También miembro del Grupo de Investigación y Análisis "Geopolitikaz", nacido en 2019 alrededor del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Mezclando su perfil profesional con su actividad en el campo de la geopolítica, actualmente se encarga de la investigación y divulgación sobre el ciberespacio en el contexto de la guerra híbrida. Principalmente en el terreno de la ciberinteligencia y de la ciberguerra.