“En medio de una crisis sin precedentes la administración estadounidense busca recuperarse a través de la presión contra el gigante asiático y la recuperación del control sobre zonas consideradas de influencia subregionales”
“La caída simultánea en la producción, las transacciones comerciales y el empleo, hace prever que la posible recuperación será más lenta y progresiva de lo esperado, con consecuencias y resultados aún impredecibles”
“El caso de George Floyd sólo revela la esencia violenta sobre la cual se fundó esa nación, en base a la matanza de las poblaciones nativas americanas y el comercio triangular de algodón y esclavos”
“La administración Trump no sólo fuerza la tensión contra el gigante asiático sino que busca recuperar áreas consideradas de influencia subregionales como hemos visto con las sanciones contra Irán o Venezuela”
Apenas se están cuantificando los efectos devastadores del Covid_19 sobre el conjunto de la humanidad y quizás la fase de reapertura y normalización de las actividades económicas que desde hace unos días inició su aplicación simultánea, con mayor énfasis en varios países llamados industrializados, no haga sino complicar las cosas. El epicentro de la pandemia focalizado inicialmente en el mercado de Wuhan se fue trasladando desde Asia a Europa y de allí a América, teniendo como principal sede en este momento a los EEUU, seguido muy de cerca por Brasil que sigue haciendo grandes méritos para alcanzar registros inesperados a través de la pésima gestión sanitaria del gobierno de Jair Bolsonaro (1). Es en este sentido, que la amplitud, magnitud, extensión y simultaneidad de los efectos señalan la presencia de una gran crisis estructural del sistema capitalista que no solo pone a prueba los sistemas sanitarios en diversos países sino que al mismo tiempo cuestiona la vigencia y capacidad del conjunto de instituciones nacionales e internacionales sobre las cuales se sostiene éste, escenario que nos hace anticipar la ocurrencia de trasformaciones post pandemia en los circuitos de acumulación mundial. Desafortunadamente, no se trata de un fin del capitalismo, pero si de una puesta en evidencia de las contradicciones que este trae consigo y que son inherentes a su funcionamiento, donde el movimiento obrero internacional no solo debe establecer una férrea resistencia a la desmejora de sus condiciones de existencia y a la destrucción obligada de una parte de las fuerzas productivas creadas con el costo en vidas humanas que ello implica en cada lugar específico, sino que tiene la obligación de encontrar alternativas globales de lucha al mundo político y económico que se va prefigurando.
En la dimensión económica, la pronunciada y sin precedentes disminución de la actividad económica mundial, a causa de la caída simultánea en la producción, las transacciones comerciales y el empleo, hace prever que la posible recuperación será más lenta y progresiva de lo esperado, con consecuencias y resultados aún impredecibles. A esta situación de por sí muy compleja en términos sanitarios, políticos y económicos, catalogada por varios jefes de Estado en Europa como la peor que han enfrentado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se agregan las intenciones por parte de la administración Trump de mantener el posicionamiento geoestratégico de los EEUU como potencia imperialista, aunque no implica nada nuevo en la historia de ese país, resalta que para lograr ese cometido en las actuales circunstancias deba llevar las contradicciones al límite con fines electorales sin importar las consecuencias que el Covi_19 está causando a su propio pueblo, es especial a los grupos más vulnerables y a las minorías raciales. El caso de George Floyd sólo revela la esencia violenta sobre la cual se fundó esa nación, en base a la matanza de las poblaciones nativas americanas y el comercio triangular de algodón y esclavos. Así mismo, las masivas e inesperadas protestas que aún se mantienen a lo largo y ancho de ese país caracterizado por el fraccionamiento y aislamiento social, expresan las complejas contradicciones económicas, políticas y sociales, producto de siglos de explotación y exclusión de una parte importante de la población, que hoy quedan en evidencia y develados a medida que ocurren los impactos por la expansión del coronavirus.

Fuente: Bureau of Economic Analysis. EUA
La primera consecuencia de las políticas de confinamiento, aplicadas de forma parcial y con mensajes ambiguos de parte de la administración Trump, fue la caída del consumo y la producción, provocando una disminución de -4,8% del PIB en el primer trimestre de 2020. El mes de abril significó el punto de inflexión y tránsito hacia una rápida depresión con expectativas de una crisis clásica del tipo capitalista sin precedentes conocidos al menos en el siglo XX y lo que va del XXI, el registro negativo alcanzado por primera vez en la historia del principal marcador (WTI) para el precio del petróleo estadounidense solo fue una campanada de lo que estaba por ocurrir con el resto de la economía. (2)

Fuente: Bureau of Economic Analysis. EUA
La tasa nacional de desempleo se ubicó en 14.7%, muy superior a la tasa anual de 3,7% correspondiente a 2019, y muy cercana a los registros alcanzados durante los años de la gran depresión (1929 – 1939). Este nivel de desempleo se traduce en unos 42 millones de personas que perdieron sus empleos, para tener una idea solo en el mes de abril 22 millones de ciudadanos estadounidenses solicitaron el seguro de desempleo y se proyecta que para el tercer trimestre del año unas 47 millones de personas se encuentren desempleadas a los que se debe agregar los pobres extremos que según la Oficina del Censo alcanzaron los 38.1 millones de personas en el 2.018, de acuerdo a la última publicación de este dato.
Por otro lado, existen estudios que señalan un aumento del 45% en las personas de situación de calle, además un número importante de la población quedó excluido de la legislación sobre licencia por enfermedad y por tanto no pueden enfrentar tratamientos y cuidados intensivos con un precio promedio de 70 mil dólares en caso de infectarse con el Covid_19. Los bonos de impacto económico aprobados por el congreso, el seguro de desempleo, los bancos de comida y otras políticas económicas aprobadas para mitigar la crisis parecen ser insuficientes hasta ahora para enfrentar la magnitud del problema. Ante este panorama, la esperada y progresiva recuperación económica quedará postergada ante el cansancio de un pueblo que no sólo se rebela contra una historia de maltratos étnicos y raciales sino contra la desigualdad y la inviabilidad de un modelo socioeconómico excluyente y de élites.

Fuente: Bureau of Economic Analysis. EUA
Visto globalmente, el aspecto económico más resaltante del 2019 fue la guerra comercial entre EEUU y China, y la irrupción del primero como principal productor mundial de petróleo. Solo entre ambos países se concentra el 39% del PIB mundial, quizás esta sea la causa del choque económico y de las contradicciones que se vienen manifestando en el contexto de la expansión del Covid_19.
Básicamente el proyecto político de la administración Trump consiste en provocar la recuperación de una economía que viene en proceso de agotamiento desde 1970, para ello no sólo tensiona con el gigante asiático en todas las dimensiones posibles, sino que aplica sanciones a la República Islámica de Irán y la República Bolivariana de Venezuela, entre otras naciones no menos importantes, para intensificar o recuperar el control de las subregiones consideradas como áreas de influencia estadounidense. En este contexto, la crisis del Covid_19 y su gestión inmediata en los que va de 2020 con 2 millones de contagiados y 100 mil fallecidos solo en EEUU, las protestas del pueblo estadounidense movilizado en masas, así como el discurso político dirigido a lo interno de ese país que busca consolidar al electorado blanco, supremacista y por ende racista de cara a las próximas elecciones por la Casa Blanca, indican que sea cual sea el resultado, ocurrirá una importante fracturación y división social que esperamos se convierta en la semilla de nuevos y más grandes levantamientos o rebeliones sociales, que faciliten la conquista de derechos civiles al pueblo estadounidense por un lado y por el otro el debilitamiento de las políticas imperialistas a partir del desarrollo de ejes de países en resistencia o en favor de la emancipación de los pueblos.
Autor
Investigador docente en la Universidad Bolivariana de Venezuela.
Coordinador Nacional del Programa de Formación de Grado en Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Consultor económico de organizaciones del poder popular y del Gobierno Bolivariano.
Militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en los cuales se viene desempeñando como facilitador en diferentes experiencias de formación socio política
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