“La 4ta Transformación avanza; el cuarto episodio de la sinfonía pudiese ser la antesala del socialismo en México”
“A pesar de su fuerte naturaleza autoritaria en muchos momentos de su historia, el Estado mexicano producto de la revolución, fue fundamental en la organización del desarrollo productivo”
“El proceso emancipatorio fue interrumpido drásticamente en 1982; los presidentes tecnócratas (1982-2018) entregaron al capital extranjero las principales fuentes de riqueza. El resultado: más de 52 millones de pobres y 16 familias que concentraban más de 150 mil millones de dólares.”
“MORENA, no es un partido ni de clase, ni revolucionario; pero es el único instrumento anti-neoliberal en el plano electoral por el momento”
El proceso mexicano de liberación nacional inició formalmente en 1810, desde entonces se ha enfrentado a diversos desafíos, a pesar de todo ha logrado sobrevivir y continuar. Es por lo cual el maestro Vicente Lombardo Toledano, fundador del Partido Popular Socialista de México, afirmó que la Revolución Mexicana es “una sinfonía tocada en tres tiempos: La independencia (1810), La Reforma (1854) y La Revolución (1910)”.
Los Estados Unidos Mexicanos son una nación relativamente joven, con poco más de dos siglos de existencia, que a luchado por su supervivencia, al resistir diversas agresiones imperialistas y guerras internas. Entre las agresiones externas que han marcado más la vida de la nación, ha sido la intervención estadounidense de 1846-1848, que dio como resultado la perdida de más de la mitad del territorio nacional y el contaste intervencionismo en la política domestica de México por parte del vecino del norte. Así mismo la intervención francesa de 1862 retrasó la aplicación de las políticas liberales y laicistas del presidente Benito Juárez. Por último, la dictadura porfirista y su política entreguista de los recursos naturales también contribuyeron al freno del desarrollo económico nacional. A pesar de estos acontecimientos, y como resultado de la revolución mexicana de 1910, el país logro importantes avances, al por fin modificar las fuerzas productivas feudales heredaras de la conquista española, que perduraban desde 1521, y pasar de lleno al modo de producción capitalista.
Mapa del territorio mexicano que fue anexionado por EEUU
Como producto inmediato de la revolución y durante alrededor de 62 años, el país logró avanzar bastante en el desarrollo de sus fuerzas productivas, a través de una política de industrialización, lo que por ende significó la creación de empresas nacionales. Así pues, el Estado jugó el rol protagónico en esta tarea, planificando la economía y dirigiendo la vida política. A pesar de su fuerte naturaleza autoritaria en muchos momentos de su historia, el Estado mexicano producto de la revolución, fue fundamental en la organización del desarrollo productivo. La máxima del maestro Lombardo “nacionalizar es descolonizar” junto con la “doctrina Estrada” en política exterior limitaron también la penetración del imperialismo y sus monopolios en el país. El México post revolucionario transitó pues por un camino de muchos zig-zags, de momentos brillantes como en la era Cardenista, y otros no tanto; sin embargo había una marcada tendencia hacia la independencia económica y política.
Dicho proceso emancipatorio fue interrumpido drásticamente en 1982 cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde la revolución, termino definitivamente por caer en las manos de la camarilla neoliberal. Este periodo se inauguró con la administración del presidente Miguel de la Madrid quién traicionó todos sus compromisos de campaña en los que se comprometió a no incurrir en reformas neoliberales. Casi inmediatamente se iniciaron una serie de privatizaciones de empresas nacionales, con la finalidad de debilitar al Estado, dando así paso a un periodo donde se vivieron grandes retrocesos en todos los aspectos; los presidentes tecnócratas (1982-2018) entregaron al capital extranjero las principales fuentes de riqueza, al mismo tiempo que formaban una oligarquía, lo que dio como resultado el retroceso inexorable en los rubros económicos, sociales y políticos.
Fueron 36 años de una desastrosa, entreguista y criminal administración pública de verdadero sometimiento al imperialismo estadounidense. Sin embargo durante este difícil periodo, el pueblo mexicano siguió resistiendo. Inmediatamente y a partir de 1989 se crearon diferentes organizaciones para soportar la embestida, actuaban de distintas formas y con tenían distintas siglas, y aunque a veces no coincidían, la conclusión era la misma: acabar con el Neoliberalismo, un modelo económico injusto, que generó más de 52 millones de pobres y donde 16 familias concentraban más de 150 mil millones de dólares.
Así pues en 2018 las fuerzas progresistas lograron ganar el gobierno por medios electorales, aglutinados en el multiclasista Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) convertido en partido político; el nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien se ha referido a este proceso como “La Cuarta Transformación”, y si bien aunque cambió la palabra “Revolución” por “Transformación”, retoma la continuidad del proceso mexicano, como bien lo señalase el maestro Lombardo. Desde que el actual gobierno asumió su cargo, se ha enfrentado a una serie de problemas heredados por el régimen anterior (1982-2018). Los avances han sido lentos debido a que se ha tenido que reorganizar al Estado, modificar la estructura económica de libre mercado y controlar la penetración del capital extranjero, solo de esta manera se logrará derrotar definitivamente a los “neoliberales”, quienes siguen contado con infinidad de recursos y buscan por todos los medios entorpecer a esta administración.
Una multitud festejó en la calle el triunfo de Andrés Manuel López Obrador
El presidente López Obrador, no solo se enfrenta ante el desafío de consolidar el inicio de la 4T, sino su propio partido político: MORENA, el cual no es un partido ni de clase, ni revolucionario; pero es el único instrumento anti-neoliberal en el plano electoral por el momento. Este partido deberá evolucionar asimilando el antiimperialismo y la democracia popular si es que pretende cumplir con la tarea histórica que el pueblo le ha conferido mediante el voto. Desafortunadamente es esto algo que parece no ser entendido por buena parte de la militancia de dicho instituto político y sobre todo por sus cúpulas.
Así pues, es fundamental comprender que el presidente Obrador ha retomado el camino de la Revolución Mexicana truncada, pero este objetivo no puede ser logrado en 6 años de gobierno, a los que la constitución lo limita y le niega el derecho a la relección. Es por esto que es fundamental que Obrador y la 4ta Transformación asuman la tarea de la politización de sus cuadros para asegurar la continuidad del proceso emancipatorio que se ha comenzado en 2018. Falta mucho por hacer todavía en esta etapa histórica de desarrollo y sería un enorme error engañarse al pensar que la victoria electoral es la culminación de la lucha. La reacción nacional tanto en oposición como dentro del movimiento asecha continuamente, al igual que el imperialismo en lo externo, muchas veces bajo el disfraz de movimientos pseudo populares o revolucionarios. Sin embargo y a pesar de las adversidades la 4ta Transformación avanza; el cuarto episodio de la sinfonía pudiese ser la antesala del socialismo en México, debido a que podría sentar las bases materiales al desarrollar las fuerzas productivas necesarias para modificar el modo de producción. Así pues, el futuro será socialista o no será. Esto no dependerá ni de Obrador, ni de Morena, sino del pueblo mexicano.
Autor
Licenciado en Cine, Morelia, México.
Miembro de Jóvenes por el Socialismo, organización juvenil del Partido popular socialista de México
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