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Manifestación chavista en Venezuela.

El golpe económico en Venezuela busca no solo desestabilizar el país sino además destruir las alianzas en el Caribe para explotar sus recursos.

El acoso y derribo del gobierno de Maduro en Venezuela y de su proyecto de Revolución bolivariana viene orquestado desde lejos por las oligarquías de EE.UU  y la banca internacional marcando una hoja de ruta que no solo afectará a Venezuela sino a otros países del Caribe como Trinidad Tobago o Guyana.

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Logo Human Rights Watch.


Pero más allá de una intervención en Venezuela, existe una verdadera operación política: la ONG financiada por el mismo Departamento de Estado, Human Rights Watch (HRW) publicó el pasado 18 de abril un informe sobre cómo la “crisis humanitaria “de Venezuela se había extendido a Brasil y aprovechó la oportunidad para pedir a los gobiernos de la región (con especial énfasis en Brasil) que presionen al gobierno venezolano. Presiones que se han extendido a la Argentina de Macri quien desde Mercosur ataca al gobierno Bolivariano por violación de derechos humanos y de la democracia. Además de investigar por negocios ilícitos a funcionarios chavistas, mientras el presidente argentino impulsa medidas neoliberales en Argentina en detrimento de las mayorías y posee su récord histórico personal a través de un presunto lavado de dinero en cuentas offshore.

La oligarquía petrolera con empresas como Chevron y Exxon Mobil también han estado involucradas en la financiación de las sanciones contra Venezuela; y Exxon va más allá queriendo crear un conflicto real entre Guyana y Venezuela para aprovechar las grandes reservas de petróleo en el río Essequibo.

Exxon Mobil informó del descubrimiento de 18 metros de yacimientos de areniscas petrolíferas de alta calidad tras perforar el pozo Payara-2, frente a Guyana. Considerando que el norte de Brasil, las regiones de Guyana, Guayana Francesa, Surinam, Trinidad y Tobago e incluso la zona marítima de Colombia dan lugar a nuevas oportunidades y mercados para la industria petrolífera y de gas. Es el denominado “Proyecto Liza” ubicado en territorio marítimo reclamado por Venezuela como lo estipula el Acuerdo de Ginebra de 1966.

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Mapa de la zona e intereses.


Los detalles trazados en los planes de la petrolera no sólo son energéticos, sino que también se trasladan al terreno político y diplomático, ya que la toma del poder político en Venezuela por medios extraconstitucionales concluiría con la apropiación del otro extremo del corredor, que constituyen las reservas más ricas de la tierra, si se suman las reservas del Cinturón del Orinoco y las de las costas del río Esequibo y el Bloque Stabroek.
Tanto Exxon como Chevron financian El Consejo de Relaciones Exteriores, o CFR, un think tank fundado en 1921 con el dinero de la Fundación Rockefeller, constituido por un grupo de expertos que se dedican a influir en la política exterior de los EE.UU. Entre sus consejeros figuran : el secretario de Estado Henry Kissinger, Madeleine Albright y Colin Powell, responsables de la guerra en Vietnam, Yugoslavia e Irak respectivamente, y en el caso de Powell, un jugador importante en el golpe de abril de 2002.
El Citibank, bloqueó el año pasado las cuentas del Banco Central de Venezuela y el Banco de Venezuela, afectando a la capacidad del país para importar bienes esenciales. La corporación financiera JP Morgan es la responsable de usar la agresión financiera como una excusa para declarar a Venezuela en incumplimiento de pagos en noviembre de 2016, utilizando maniobras manipuladoras para afectar la credibilidad financiera del país. Ambos financian El Consejo de Relaciones Exteriores.
El Caribe constituye así mismo un punto estratégico. La necesidad de derrocar al Gobierno de Maduro pasa por romper con la alianza en el Caribe. La caída de Petrocaribe significaría para Exxon Mobil una forma de reconfigurar política y económicamente la Cuenca del Caribe para afirmar su dependencia de los EE.UU. En términos políticos significaría recuperar el control geopolítico poniendo una barrera a las compañías rusas y chinas. En la actualidad las compañías petroleras rusa y china Rosneft y Cnooc están a la cabeza en inversiones y proyectos de exploración que representan una seria amenaza a lo que la mayor compañía petrolera estadounidense ve como una fuente estratégica de suministro para sus planes geopolíticos globales de control.
El último giro de tuerca ha sido la orden ejecutiva firmada el 25 de Agosto por Trump, que exige al Departamento del Tesoro implementar, de manera inmediata, un conjunto de sanciones “irreversibles” dirigidas a la economía venezolana. Estas sanciones no van contra funcionarios venezolanos, van contra la economía y el sistema financiero de todo el país.
La orden ejecutiva prohíbe que cualquier persona, entidad, empresa o asociación, legalmente radicada o que realice actividades en Estados Unidos, pueda efectuar negocios con nuevos bonos de deuda que sean emitidos por cualquier instancia del gobierno venezolano, bonos de la República emitidos por el Banco Central venezolano o por la empresa estatal Pdvsa.
La restricción de operaciones financieras selectivas contra Venezuela y sanciones contra quienes se relacionen con el país, podría afectar a un nuevo entramado de inversiones que vienen de la mano del desarrollo minero, donde yacen ingentes recursos estratégicos como oro, coltán y diamante.
Cristina Tous.