“Kosovo es una base militar norteamericana protegida por la mafia local”

    “La banda criminal ELK hubiese sido derrotada de no ser por el bombardeo masivo dirigido militarmente en 1999 bajo la dirección política del presidente estadounidense Clinton y el secretario general de la OTAN, miembro del PSOE, Solana Madariaga”

    “La justicia se hará realidad cuando sea la propia OTAN y los gobiernos implicados en la guerra y desmembramiento primero de la Federación yugoslava y más tarde de la República de Serbia quienes deban responder por sus actos”

    No deja de llamar la atención que 21 años después de la agresión militar de la OTAN contra Serbia y Montenegro la Fiscalía especial para Kosovo impute por crímenes de guerra a Hashim Thaci, jefe en su día de la banda “Ejército de Liberación de Kosovo” (ELK) dirigida por los servicios de inteligencia de la misma OTAN para separar esta provincia serbia de su Patria. Thaci ejerce actualmente la presidencia de un Estado fantoche reconocido por las potencias de la OTAN, a excepción de España.

    La banda criminal ELK formada por la ultraizquierda hoxhaista albanesa y las mafias locales de las que Thaci era el jefe, hubiesen sido derrotada fácilmente por las fuerzas de seguridad serbias de no ser por el bombardeo masivo dirigido militarmente en 1999 por el general estadounidense Wesley Clark bajo la dirección política del presidente estadounidense Clinton, su secretaria de Estado Madeleine Albright y el secretario general de la OTAN, el miembro del PSOE Solana Madariaga.

    El ex presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, aplaude durante la inauguración del monumento de Madeleine Albright en el vigésimo aniversario del despliegue de las tropas de la OTAN en Kosovo, en Pristina. (Reuters)

    Esa agresión fue el último episodio de la trágica guerra iniciada en 1990 para desmembrar la República Socialista Federativa de Yugoslavia y destruir el socialismo autogestionario. Las fuerzas locales más reaccionarias incluyendo el mencionado “Ejército de Liberación de Kosovo”, colaboraron en las operaciones políticas y militares diseñadas por el Pentágono y la OTAN. La mencionada banda terrorista asesinaba no sólo policías y soldados serbios sino habitantes civiles de las minorías residente en la provincia serbia, serbios cristianos y gitanos, entre otros. También asesinaban a albaneses leales a Serbia y Yugoslavia que rechazaban la separación de Kosovo para convertirse en colonia de la OTAN, los EEUU y Al Qaeda. Esta banda llegó a secuestrar a numerosos habitantes serbios que fueron asesinados y cuyos órganos corporales fueron objeto de tráfico comercial.

    Todos estos crímenes son sobradamente conocidos desde hace años. Incluso el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa investigaron el espeluznante tráfico de órganos. La responsabilidad personal de Thaci en estos crímenes ha sido establecida por numerosas investigaciones.

    El Tribunal Penal Internacional para los crímenes de la ex Yugoslavia fue diligente para condenar sobre todo a militares serbios y también a croatas y bosnio musulmanes. Incluso en el año 2000 encarceló y procesó al último presidente de la República yugoslava de Serbia Slobodan Milosevic que falleció en detención.

    La pregunta es por qué la fiscalía especial para Kosovo ha tardado en acusar a uno de los grandes criminales de la antigua Yugoslavia que nunca había sido penalmente imputado hasta ahora.

    Las implicaciones políticas de un eventual juicio a este terrorista son evidentes. Deberían ser juzgados también sus protectores de los EEUU y la OTAN sin cuya protección no hubiese cometido sus actos terroristas. También plantea la ilegitimidad diplomática de un Estado fantoche nacido gracias a una intervención imperialista que puso en el poder a algunos de los peores gánsteres de los Balcanes. Por si fueran poco sucias las circunstancias del nacimiento de dicha entidad supuestamente “estatal”, no olvidemos que el islam más extremista patrocinado por el régimen saudí se hizo fuerte en Kosovo. Se calcula que más de 300 jóvenes albaneses educados en el islam terrorista wahabí han salido a combatir como mercenarios contra los pueblos de Siria e Irak desde el año 2011. Al ser destruida la economía kosovar muchos jóvenes no han tenido más remedio que enrolarse en las hordas terroristas patrocinadas por los saudíes que también contribuyeron en los 90 a destruir Yugoslavia. Obviamente esta fiscalía creada por los EEUU limitará al criminal Thaci y sus colaboradores de menos nivel el alcance de sus imputaciones penales.

    Lavdrim Muhaxheri “comandante” de los albaneses en Siria e Irak

    La situación se redondea sabiendo que el Ejército de los EEUU mantiene en Kosovo una de sus principales bases, Camp Bondsteel. Kosovo es una base militar norteamericana protegida por la mafia local.

    Hay que saludar que el antiguo jefe del ELK sea procesado y condenado por sus innumerables crímenes. La justicia se hará realidad cuando sea la propia OTAN y los gobiernos implicados en la guerra y desmembramiento primero de la Federación yugoslava y más tarde de la República de Serbia quienes deban responder por sus actos contra los pueblos pacíficos de lo que fue Yugoslavia socialista.

    El caso del criminal Thaci nos permite constatar el tipo de monstruosidades creadas por un imperialismo que en la década de los 90 del siglo XX disfrutó de impune hegemonía mundial para imponer por todas las vías sus planes de dominio geopolítico.

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    Doctor en sociología por la Universidad de Provenza.

    Profesor de español en la Universidad de Jilin, en Changchun (China). Durante su estancia en la República Bolivariana de Venezuela impartió clase en la Escuela diplomática Pedro Gual, en la Universidad Latinoamericana y del Caribe, en la Universidad Bolivariana y en la Universidad Central de Venezuela; a su vez realizaría tareas de formación en el PSUV y el PCV.

    Es autor de más de una quincena de libros de temática diversa. Desde “Viaje a la nada” centrado en el viaje de Euskadiko Ezkerra a través de la política vasca y su catástrofismo final; a la reivincación del militante comunista vasco Jesús Larrañaga, con “Jesús Larrañaga, comunista y abertzale”; estudia a la disidencia anticomunista del este europeo de los 70 con “¡Aquellos chicos tan majos!”; nos aproxima a la historia de China a través del estudio de su burguesía con “El Pájaro en la Jaula”; participa en el libro colectivo “Lecturas disidentes” que recibió el premio "Gustavo Machado" de la Alcaldia Libertador,  Venezuela, 2017. Con los libros "Siria es el centro del mundo" y "Venezuela vencerá" contribuyó a organizar la solidaridad con ambos países.

    Actualmente continúa su labor formativa a través de la Asociación Cultural “Volver a Marx”; y su compromiso con la divulgación del análisis científico de la realidad social a través de la colaboración con distintos medios de comunicación, escritos y audiovisuales, a nivel internacional.