
Brigada de Unadikum en Nablus, Cisjordania. A la derecha, Dounia.
Dounia Shtaiwi fue secuestrada por las fuerzas militares de ocupación sionista en su propia casa según informaciones que llegaban esta misma tarde.
La activista francesa, Dounia Shtaiwi, que llevaba tres años denunciando las atrocidades del régimen criminal israelí, ha sido secuestrada por los militares sionistas.
Dounia, con su inseparable cámara, caminando al lado del pueblo palestino, ha estado defendiendo la causa palestina y los derechos humanos que a diario los criminales sionistas pisotean y manchan con la sangre de aquellas personas que solo desean vivir en paz en su tierra, que acabe la masacre y el apartheid al que Israel somete al pueblo palestino. Un genocidio que dura 100 años con la complicidad de la comunidad internacional, salvo honrosas excepciones.
Una vez más, los criminales sionistas intentan acallar a quienes denuncian sus crímenes. Utilizando la fuerza, como nadie mejor que ellos saben, han irrumpido violentamente en casa de Dounia, en Nablus al norte de Cisjordania, y la han secuestrado.
Dounia no está sola. El pueblo palestino no está solo. Somos muchas las que vamos a seguir defendiendo el legítimo derecho a vivir en su tierra, así como denunciar el apartheid y el genocidio que el régimen criminal sionista lleva cometiendo tantos años.
Fuerza Dounia. Fuerza pueblo palestino. Palestina vencerá.
¡Viva Palestina libre!
La última tarde en esta tierra (Mahmud Darwish)

Burin, aldea cercana a Nablus. Fotografía Juani Boto Garrido.
La última tarde en esta tierra cortamos nuestros días
de nuestros arbustos y contamos los corazones que nos llevaremos
y los que dejaremos, allí. La última tarde no nos despedimos de nada, y no
encontramos tiempo para nuestro fin.
Todo permanece en su estado, el lugar renueva nuestros sueños
y a sus visitantes. De pronto no somos capaces de ironizar
porque el lugar está preparado para acoger al vacío. Aquí, la última tarde
gozamos de las montañas rodeadas de nubes. Conquista y reconquista y un
tiempo antiguo que entrega a este tiempo nuevo las llaves de nuestras puertas.
Entrad en nuestras casas, conquistadores, y bebed nuestro vino
de nuestra sencilla moaxaja, porque nosotros somos la noche en su
medianoche, y no hay alba portada por un jinete procedente de la última
llamada a la oración.
Nuestro té es verde y caliente, bebedlo. Nuestros pistachos son frescos,
comedlos,
y las camas son verdes, de madera de cedro, rendíos al sueño después de
este largo asedio, y dormid sobre el plumón de nuestros sueños. Las sábanas
están preparadas, los perfumes colocados en la puerta y los espejos son
numerosos.
Entrad para que nosotros salgamos del todo. Dentro de poco buscaremos lo
que
fue nuestra Historia en torno a la vuestra en los países lejanos
y al final nos preguntaremos: ¿Al Andalus estuvo
aquí o allí? ¿Sobre la tierra… o en el poema?
Autor
Responsable de la coordinación técnica y audiovisual en Revista La Comuna
Operario de fábrica. Militando desde los 17 años. Socialismo o barbarie.
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