Tras las protestas en Kayar (Senegal) contra la multinacional Barna Senegal, hablamos con Serigne Mbaye sobre el trasfondo de esta lucha
“No es comprensible que los mismos gobiernos y multinacionales occidentales que se benefician de esta explotación que acaba con nuestras reservas de pescado y amenaza nuestra salud y naturaleza, luego ofrezcan fondos de cooperación al desarrollo. Para mí eso es una hipocresía”
Entrevista a Serigne Mbaye Diouf, activista social y político, elegido diputado autonómico de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid.
C.P: Recientemente a través de tus redes sociales vimos como en la ciudad de Kayar (Senegal) se llevaban a cabo una serie de protestas en relación con la fábrica de la industria de aceite y harina de pescado del grupo Barna, de capital español, llamada Barna Senegal. Igualmente, se anunció la apertura de otra fábrica de estas características en otra zona del país. ¿Qué nos puedes contar al respecto?
S.M: La fábrica es un claro ejemplo de cómo empresas de países con economías más poderosas destruyen las formas de vida locales en países como Senegal. Países que, además luego cierran las puertas a quienes ya no tienen cómo ganarse la vida, debido, entre otras cosas, a este tipo de actividades.
La fábrica deteriora enormemente la vida de las personas de esta ciudad y los pueblos de alrededor (Ndiokhop, Keur Abdou Ndoye y Mbawane), especialmente quienes viven muy cerca. Porque aunque La zona donde está implantada la fábrica es una zona únicamente dedicada a viviendas según el Plan de Ordenamiento Territorial local, que explica la definición y características de uso, así como el mapa que permite conocer y comprobar que la zona donde está implantada corresponde a uso exclusivo de viviendas. Por eso debería cumplir con actividades de mitigación por ruidos, vertimientos, manejo de líquidos y sustancias, contaminación atmosférica, vibración y cumplimiento de normas sanitarias, así como fijar un horario para el cargue y descargue de productos. Y sin embargo los problemas deterioro de calidad de vida de las personas de Kayar son tremendas (mal olor, impactos visuales, etc.) por no hablar de los potenciales efectos tóxicos para la salud y para la naturaleza que está siendo muy contaminada.
¿Este modelo industrial a quién beneficia? Desde luego a la población de Kayar, no.
C.P: ¿Quién está organizando estas protestas y qué exigen los manifestantes?
S.M: Estas protestas fueron organizadas por la plataforma en defensa de Kayar, formada por varias organizaciones locales y movimientos sociales. Son civiles, la mayoría jóvenes, que se han levantado en lucha por verse en camino a la perdición. Defienden su libertad, pero también la de toda una comunidad, un pueblo. Estos males que nos persiguen desde hace decenas de años, como el mal gobierno, la corrupción, la dependencia, la injusticia y el paro están totalmente relacionadas con un modelo económico depredador. Por eso reclaman el bienestar social y mejores condiciones de vida.
C.P: ¿Cómo afecta a la vida cotidiana de los habitantes de Kayar y en general a la economía y el medio ambiente en Senegal este tipo de industria?
S.M: Los principales impactos ambientales de esta industria derivan de la contaminación tanto del agua como del aire, lo cual degrada la calidad de vida de la población, pero además supone una amenaza para la salud de las personas y de la biodiversidad. Esto es así porque durante la etapa productiva de secado, se emiten vapores de agua, los cuales consisten en gases que tienen un intenso olor que provocan una contaminación del aire y mal olor. Además, se producen vertidos de aguas sucias de manera directa a la laguna de la comunidad sin recibir un tratamiento adecuado, lo cual produce una sobrecarga de restos orgánicos y un peligro por los productos químicos. No se entiende cómo se puede implantar algo tan contaminante sin las adecuadas medidas o sin asegurarse de que no hay riesgo para la población. A nadie parece importarle mientras los números les cuadren. Esta fábrica, en un lugar como Kayar, ya de por sí golpeado por la crisis debida a la sobrepesca (principalmente por parte de terceros países), donde la población está tan desesperada que sale de su tierra para encontrar algo para salir adelante, no puede traer nada bueno. No hace sino continuar la destrucción de la forma de vida y los ecosistemas que nos rodean. El escaso empleo que produce nunca será mejor que el que produciría una pesca artesanal que permita una manutención de la gente sin destrozar los recursos. Porque además la producción de esta fábrica, ¿dónde va? Aquí no. Y, en cualquier caso, preferimos el pescado entero, fresco, de calidad.
C.P: Acuerdos entre los gobiernos europeos y en concreto el español con Senegal están ayudando a la expansión de estas empresas, ¿existe una relación comercial justa y equitativa o por el contrario muchos de estos acuerdos son más beneficiosos para una de las partes?
S.M: Desde el momento en el que se enriquecen solo unos y la población local ve cómo sus opciones de bienestar se destruyen, no es una relación equitativa. Los gobiernos africanos pactan con los europeos y asiáticos acuerdos que destruyen sus recursos y las formas de vida, y yo creo que hay una responsabilidad mutua. Tienen la obligación de escuchar al pueblo, es el pueblo a quienes se le destroza el empleo, se sobreexplota el pescado que durante tanto tiempo hemos sabido manejar y se contaminan los ecosistemas donde vivimos y se amenaza nuestra salud. Para nosotros es una total injusticia. No es comprensible que los mismos gobiernos y multinacionales occidentales que se benefician de esta explotación que acaba con nuestras reservas de pescado y amenaza nuestra salud y naturaleza, luego ofrezcan fondos de cooperación al desarrollo. Para mí eso es una hipocresía.
C.P: ¿Cómo afectan unas relaciones comerciales desiguales y a veces abusivas entre países para el desarrollo de sus pueblos y el auge del fenómeno migratorio?
S.M: Como he dicho, la economía local de Kayar lleva tiempo sufriendo los estragos de la sobreexplotación de pesca por parte de otros países. Somos pueblo de pescadores, con mucha red laboral entorno al sector, que subsistía gracias a la pesca. Desde hace décadas las familias hemos ido viendo cómo la vida tal y como la conocíamos se ha desmoronado mientras cada vez más barcos industriales siguen devastando los recursos, y a eso se suman actividades contaminantes y de nulo beneficio social como Barna Senegal. Ante esta situación, ¿qué opciones hay? Como yo, nos vemos forzadas a dejar nuestra tierra, a nuestras familias. Incluso cuando las vías migratorias que la política fronteriza de la UE impone suponen la muerte en la frontera. Las muertes de las personas migrantes y refugiadas no son tragedias, sino el resultado de políticas que se gestan desde hace más de 500 años.
Esto no ocurre solo con el pescado. El agricultor local que no puede vender su cosecha por la competencia con los productos importados. Al final se trata de perder autonomía económica y depender que otros países. Es triste pensar en Senegal como un país que tiene todo pero prefiere importar productos de fuera o exportar lo que tiene a costa de su población. Más doloroso todavía es saber que muchos de esos migrantes senegaleses que tuvieron que abandonar sus cultivos en su país, pescadores que dejaron el mar ante la ausencia de capturas en bancos de pesca esquilmados, emigraron hasta Europa para acabar trabajando en flotas pesqueras occidentales o invernaderos de grandes empresas europeas. Sin ir más lejos, agricultores senegaleses han trabajado en explotaciones de diferentes partes de España. Trabajadores que luego sufren un racismo extremo, con apenas posibilidad de vivienda y siendo violentados en muchas ocasiones, por ejemplo, cuando les ha prendido fuego a las chabolas donde vivían.
C.P: Habitualmente, desde Europa, se tiene una visión parcial de lo que significan los movimientos migratorios, normalmente nos quedamos solo con la parte final o cómo nos afecta a los europeos, ¿qué significa para un país como Senegal que parte de su juventud no encuentre otra alternativa que salir del país? ¿Cómo crees que se podría revertir esta situación?
S.M: Para revertir esta situación hay que ir a la causa. Mientras que no se detenga la explotación de recursos de países africanos para mantener un bienestar en Europa (por ejemplo) en complicidad con los gobiernos africanos, esta situación no cambiará. Está claro que este modelo capitalista beneficia a las grandes empresas de países con economías potentes, a multinacionales y quienes hagan acuerdos con ellos. Pero a la población senegalesa no le supone ningún beneficio, devasta la cultura, las formas de vida, las opciones de felicidad. La juventud es el mejor recurso y Senegal la está perdiendo porque todos se quieren ir por falta de trabajo. Es realmente una pena, pero para revertir esto los países consumidores de pescado deberían asumir que hay que reducir la tasa de captura (y el consumo), y permitir la reactivación de las economías locales. Esto tal vez permitiría un mayor desarrollo de la producción y consumo local en países como España. La realidad es que los recursos son limitados, y no podemos vernos empobrecidos los de siempre.
C.P: A través de tus redes sociales y tu actividad militante y política has denunciado políticas racistas contra los migrantes en España, nos podrías hablar un poco al respecto y cómo consideras que deberíamos trabajar para cambiarlo.
S.M: Las personas migrantes sufrimos racismo en muchos aspectos de nuestras vidas. Para empezar, se nos criminaliza fuertemente y la sociedad civil ha normalizado tranquilamente que quien no tiene papeles está cometiendo un delito cuando se trata de una cuestión administrativa. Esta criminalización se ejerce en la vía pública muchas veces, con controles de identificación motivados por nuestros rasgos, lo cual refleja muchas veces perjuicios étnicos inaceptables, pero un sesgo racista muy grande: los rasgos étnicos nunca pueden hacernos sospechosos de nada. Y, aun así, se nos para repetidamente en la vía pública cuando vamos de camino al trabajo o hacia casa. Por otro lado, los obstáculos crecientes a la regularización administrativa suponen grandes dosis de sufrimiento y de angustia. Las vulneraciones de derechos que se dan debido a las prácticas burocráticas y administrativas que imposibilitan, dificultan y causan muchísimo sufrimiento a la hora de regularizar o renovar papeles. El sistema de discriminación del racismo institucional machaca a la población migrante, nos deja en una situación de desprotección y de extrema vulnerabilidad. Las penurias que tiene que pasar alguien extranjero para normalizar su situación son inimaginables para quien no las sufre. Debemos entender que aquí vive muchísima gente durante muchos años que merece que se reconozca su derecho de ciudadano que se les da por el motivo administrativo, pero la ley de extranjería impide que se nos trate igual que todo el mundo. Si a esto sumamos la exclusión sanitaria que personas sin el permiso de residencia sufren en comunidades como Madrid, la gran segregación socioeconómica que existe en la educación pública, el racismo cotidiano a la hora de alquilar una vivienda o acceder a un trabajo, etc.
Creo que pretender la criminalización de la migración por parte de estas instituciones políticas que se traducen en exclusión social, se transmite a la población el mensaje de que encerrar a las personas es algo normalizado y legítimo, generando miedo. Por eso seguimos reivindicando la igualdad de derechos para todas, el pleno disfrute de las libertades civiles y el respeto de nuestros derechos laborales sin importar el lugar del mundo en el que hayamos nacido. Y para eso, es fundamental que haya igualdad de oportunidades. Algo que claramente está fallando. Las personas que más precariedad sufren en España con las personas extranjeras y necesitamos políticas públicas para erradicar esto.
Notas:
Imagen de portada: Andrea Comas. El País.
Autor
Directora Revista La Comuna
Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla. Gestora cultural, escritora, poeta y analista internacional en distintos medios escritos o audiovisuales. Autora de la compilación poética “La Generación de la Sangre I” para Editorial Ultramarina Cartonera, a través de la Plataforma de Artistas Chilango-andaluza.
“Arquitecturas y Mantras” de la Editorial Bucéfalo fue su primer libro de poesía en solitario. A su vez, actualmente colabora en Hispan TV y otros medios internacionales en habla hispana analizando la actualidad política. Miembro de la Asociación Cultural Volver a Marx. Milita en Trabajadoras Andaluzas.
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