“El Daesh en Mozambique no es (de momento) una excusa para intervenir sino el fracaso de la implementación de un modelo de desarrollo”
“El islamismo radical armado en África suele salirse de los esquemas que hemos podido observar en el área del Asia occidental. En no pocos casos, especialmente en el Sahel, estamos hablando de grupos en los que es difícil precisar o diferenciar entre lo político-religioso, lo étnicos y lo tribal, el tráfico de drogas o las puras operaciones de secuestro y extorsión”
“En la República de Mozambique el islam no es ni de lejos la religión mayoritaria, sin embargo, no es así en la región norteña de Cabo Delgado”
“En el año 2011, se descubrió en la provincia de Cabo Delgado una importante bolsa de gas natural con cantidad suficiente para convertir a Mozambique en la principal potencia africana de este recurso ”
En Occidente el Daesh interesa especialmente si sus acciones se producen en nuestro “safe european home” como cantaban The Clash y las víctimas son de “los nuestros”; interesa tanto en cuanto amenaza a unos supuestos valores superiores que ordenan no solo nuestros Estados, sino nuestra propia forma de vida. Unos valores que son un auténtico cascarón de huevo vacío o, mejor aún, un trozo de plastilina que se retuerce y modela al gusto de quienes tienen el poder. En Occidente, el Daesh interesa para criminalizar y estigmatizar a grupos de población y tratarlos como irredentos inadaptados incapaces de aceptar nuestros valores superiores. En Occidente, el Daesh sirve para dar una imagen del “otro”, del “oriental”, siempre bárbaro, violento, brutal y fanático.
Al público occidental cada vez hay que depurarle más la información, agua destilada informativa que no cuestione y ni mucho menos comprometa los esquemas prefabricados por las grandes multinacionales de la información. Si el Daesh o al Qaeda, o sus diversas filiales, cometen atrocidades fuera de nuestro Occidente libre y democrático, poco importa, es más, es lo normal, es lo propio de zonas en los que “nuestros valores” no imperan. En concreto, si el Daesh está amenazando al continente africano de Norte a Sur poco importa, siempre que los intereses extractivos de tal o cual multinacional no se vean afectados o que algún turista o cooperante europeo no corra peligro.
La penetración del Daesh en África ha sido rápida y eficaz. Se puede decir que al Qaeda ya había dejado el terreno abonado, de hecho, casi todos los grupos islamistas armados africanos pasaron casi de un día para otro de estar conectados a la red de al Qaeda a jurar fidelidad al “Califato”. Salvo excepciones, como hemos podido comprobar en el caso de Burkina Faso con los asesinatos de los periodistas Carlos Beriain, Rafael Fraile y del irlandés Rory Young; el grupo que supuestamente ha cometido los asesinatos Jamaat Nusrat al Islam Wa al Muslimin continúa dentro de la red de al Qaeda, pero lo normal ha sido el juramento de fidelidad de muchísimos de estos grupos islamistas africanos al “Califato”.

El islamismo radical armado en África suele salirse de los esquemas que hemos podido observar en el área del Asia occidental. En no pocos casos, especialmente en el Sahel, estamos hablando de grupos en los que es difícil precisar o diferenciar entre lo político-religioso, lo étnicos y lo tribal, el tráfico de drogas o las puras operaciones de secuestro y extorsión.
También en el surgimiento de estos grupos ha jugado un papel fundamental la marginación y el aislamiento de determinadas comunidades étnicas o territorios. Aterrizando en el caso de Mozambique, un país en principio alejado del área de influencia del islam, nos daremos cuenta de que los esquemas se nos rompen y deben ser recompuestos y ordenados.
Efectivamente, en la República de Mozambique el islam no es ni de lejos la religión mayoritaria, los cristianos tanto católicos como protestantes son mayoría, entre ambas llegan al 60%, mientras que la población musulmana puede oscilar entre el 18/20%, sin embargo, no es así en la región norteña de Cabo Delgado, el principal área de influencia y acción del Daesh. Allí la población musulmana supera el 50% y puede llegar a ser hasta el 60%. Como curiosidad, el topónimo Mozambique viene seguramente del árabe de Musa al Biq o Mossa al Bique.

El tortuoso camino que recorrió Mozambique desde su independencia hasta hoy no puede quedarse de ningún modo en el tintero ni ser pasado por alto, quizá, si no lo explica todo, explica mucho. En 1962 nace el FRELIMO, Frente para la Liberación de Mozambique, como movimiento independentista frente a la Portugal colonial y fascista iniciando una guerra de guerrillas que daría lugar a la independencia el 25 de junio de 1975. La orientación marxista-leninista terminaría por ser hegemónica justo en esos años, proclamándose la República Popular de Mozambique, siendo su presidente el carismático Samora Machel, hasta su fallecimiento en 1986. En 1977, ante el temor del avance de las fuerzas progresistas y comunistas apoyadas por la Unión Soviética y Cuba en el continente, el cercamiento que suponía a los regímenes racistas de Sudáfrica y Rodesia (Zimbabue) y las repercusiones que podía tener entre las masas africanas oprimidas y explotadas en el resto del continente, los imperialistas norteamericanos y sus aliados colonialistas crearon y financiaron la guerrilla del RENAMO, Resistencia Nacional Mozambiqueña, desatando una brutal guerra civil que duró hasta 1992. Por cierto, no hay que despreciar la ayuda que la RENAMO recibió de Israel: dinero, armas, asesores, etc.
El balance de 17 años de guerra civil fue desolador: más de un millón de muertos en total, ya que es imposible distinguir los muertos en combate de los muertos por inanición ante la falta de alimentos, enfermedades, etc., y más de cinco millones de desplazados. Las escasas infraestructuras del país, carreteras, ferrocarriles, hospitales, escuelas, etc., quedaron arrasadas, totalmente destruidas. Sobre la cuestión siempre espinosa de los crímenes de guerra, cualquier observador imparcial puede llegar a la conclusión de la especial crueldad de la RENAMO, especialmente casos de reclutamientos de niños y violaciones, sin que eso sirva para exculpar al FRELIMO.
Para el fin de la guerra el FRELIMO o mejor dicho, sus principales dirigentes, entre ellos el sucesor de Machel, Joaquim Chissano, renunciaron al marxismo-leninismo, la planificación de la economía y a las grandes transformaciones sociales y culturales que había inspirado el pensamiento de Samora Machel. El contexto internacional invitaba o incluso obligaba a estas renuncias: implosión de la Unión Soviética y las democracias populares europeas, inestabilidad en Sudáfrica situada por aquellos años al borde de la guerra civil, necesidad urgente de inversiones y de reconstruir el país, etc.

Samora Machel con Maurice Bishop, presidente revolucionario de la Isla caribeña de Granada. Como trágica casualidad ambos morirían un 19 de octubre solo con tres años de diferencia. Bishop asesinado en el golpe que dio EEUU contra la pequeña isla revolucionaria.
En 1994 se celebraron las primeras elecciones tras la guerra, desde entonces, todas ellas han sido ganadas por el FRELIMO con una amplia mayoría, siendo la RENAMO una opción minoritaria, aunque su líder, Afonso Dhlakama, nunca ha reconocido ninguna de las victorias del FRELIMO y en alguna ocasión ha amenazado con reanudar la lucha armada.
Desde entonces, Mozambique ha sido receptor de numerosos créditos del Banco Mundial y del FMI, que si bien han endeudado al país y han hecho privatizar importantes sectores de la economía nacional, de alguna manera permitieron reconstruir parte de las infraestructuras, reactivar la pesca la agricultura y el turismo, y tener cierto impulso industrial. La cuestión fundamental es que, a pesar de esfuerzos, enfocados desde una imposible óptica desarrollista capitalista determinada por el imperialismo y sus multinacionales, la reactivación económica no ha evitado no ya un país muy pobre con un 70% de su población viviendo y situado en el puesto octavo por la cola en el índice de desarrollo humano (1) sino uno muy desigual.

Maputo, capital de Mozambique. Sobre el edificio cartel electoral del actual presidente y líder del FRELIMO, Filipe Nyusi
Conviene aclarar que no pretendemos desde miles de kilómetros y desde la comodidad dar lecciones de cómo un país debe superar el subdesarrollo y sus lastres históricos, por supuesto, esa es una tarea ardua, complicada, llena de contradicciones y continuada en el tiempo, pero de lo que no se puede dudar es de la visión estratégica fallida de la dirección del FRELIMO en no cuestionar las dinámicas de dependencia e incluso reforzarlas, dinámicas de las que se beneficia un sector corrupto del partido y del ejército que es denunciado por sectores de las bases del FRELIMO que se mantienen fieles al legado de Samora Machel, acusados por la dirección de “izquierdistas”.
En el año 2011, se descubrió en la provincia de Cabo Delgado –de la que antes hemos hablado-, una importante bolsa de gas natural con cantidad suficiente para convertir a Mozambique en la principal potencia africana de este recurso y en uno de los grandes productores y exportadores mundiales de gas. Los beneficios económicos estimados por el gobierno cuadruplicaban el producto interior bruto del país. Numerosas empresas del sector se ofrecieron a realizar su explotación. La bolsa de gas descubierta en la cuenca del río Rovuma, estimada en más de 5 billones de metros cúbicos, está considerada como la mayor reserva de África y una de las más importantes del mundo. Cabo Delgado es también una zona rica en minerales. Existen yacimientos de oro y rubíes, explotados por la empresa británica Gemfields en asociación con empresas locales.
Sin embargo, si hay algo evidente es que toda esa riqueza natural no repercute en la población de Cabo Delgado, también conocida en portugués por Cabo Esquecido, o traducido al castellano, Cabo Olvidado. Según reportaba el periodista Mark Aguirre (2) en un artículo de mayo del año pasado, solo el 12% de los hogares de la región estaban conectados a la red eléctrica, “Hay comunidades sin cobertura telefónica, apenas hay carreteras y faltan escuelas y centros de salud. Tanto es así que el 65% de los niños no están escolarizados. En 2015 el 60% de la población era analfabeta (la media nacional es del 40%). La poligamia y el matrimonio infantil predominan”, nos cuenta Aguirre.
En este caldo de cultivo de pobreza, marginación y saqueo de recursos por multinacionales occidentales como Exxon Mobbil, ENI, Anadarko o Total, que han desplazado a pobladores sin darles alternativas de ningún tipo, ya que la mayoría de los puestos de trabajo generados han sido ocupados o por extranjeros o por mozambiqueños de otras regiones, el islam más radical y rigorista proveniente de la vecina Tanzania ha tenido eco, especialmente en una población joven desesperada y sin futuro. Tanzania sirvió de campo de entrenamiento militar y adoctrinamiento para toda esa juventud desesperada entre el 2015 y el 2017 llevado a cabo por militantes islamistas de Somalia y Kenya. En 2017 nace Ansar al Sunna, pero en Cabo Delgado son conocidos como al Shabaab (la juventud). La primera acción importante se produjo el 5 de octubre de 2017 con el ataque a tres comisarías de policía en Moçimboa da Praia. A partir de entonces, los atentados se multiplicaron. Las fuerzas de seguridad mozambiqueñas fueron sus primeros objetivos, pero pronto comenzaron a arrasar aldeas y asesinar indiscriminadamente, especialmente a los jóvenes que no querían unirse a su causa.

Ciudad de Pemba, capital de la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado. Imagen: DW/ E. Silvestre
A día de hoy tanto las fuerzas de seguridad como el propio ejército mozambiqueño se han visto superados, las multinacionales han venido recurriendo a empresas contratistas militares, como la norteamericana Blackwater o la rusa Wagner con escaso éxito, solamente Dyck Advisory Group de Sudáfrica, con miembros vinculados a la época más oscura del Apartheit, han tenido algo de acierto en la contención del grupo islamista.
En 2018, Ansar al Sunna juró fidelidad al “Califato” (Daesh). Realmente, este juramento no les supone en principio más financiación; como otros grupos islamistas africanos, la financiación proviene del tráfico de drogas, del secuestro o del saqueo de las poblaciones; la adhesión al Daesh lo que da es notoriedad y proyección; Ansar al Sunna junto a otros grupos constituye la “provincia” de África Central del “Califato”. No olvidemos que fue a raíz de esta adhesión al “Califato” cuando se empezó a saber algo del conflicto en el Norte de Mozambique.

Foto de propaganda de Ansar Al-Sunna publicada por el Estado Islámico de África Central (a través de Jasmine Opperman / Twitter)
Acnur (3) califica la situación de tragedia humanitaria en el Norte de Mozambique y cifra en unas 30 mil personas las desplazadas en las últimas semanas desde la ciudad de Palma, escenario de intensos enfrentamientos. Desde el comienzo del conflicto, las personas desplazadas alcanzan las 700 mil desde 2017. Mujeres y niños suponen el 80% de los abusos de los derechos humanos.
Si en otros contextos el Daesh nace o se nutre de las necesidades de los imperialistas de recolonizar territorios o impedir el acceso a recursos a quienes entienden como adversarios, en este caso surge de la desesperación y la pobreza de una población eternamente olvidada, y no tanto de la necesidad de tener una excusa para la intervención; aunque es cierto que Francia ha recibido la petición de su multinacional.
Total de intervenir, la cuestión es que prácticamente Mozambique por desgracia ya está recolonizada y explotada por las multinacionales y sus recursos no están en disputa. El Daesh en Mozambique no es una excusa sino el fracaso de la implementación de un modelo de desarrollo, lo que no quiere decir que en un momento dado pueda servir de excusa para una intervención y la injerencia de ejércitos imperialistas como el francés, convirtiendo al Estado mozambiqueño en un simple protectorado.
En Mozambique, se suele tachar de machelistas a los “izquierdistas” del FRELIMO que pretenden una vuelta no solo al marxismo-leninismo, la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía y la planificación, sino a quienes pretenden superar las divisiones tribales y religiosas elevando una conciencia nacional mozambiqueña superadora de esas divisiones. Tanto Chissano, sucesor de Machel, como el actual presidente Felipe Nyussi coinciden con los reaccionarios de la RENAMO en rechazar el machelismo, aunque por diferentes motivos. Las propuestas de “desconexión” del economista marxista Samir Amin y de las relaciones Sur-Sur, poniendo coto a las inversiones de las multinacionales –cuando de verdad sean necesarias-, fortaleciendo las relaciones con otros países del llamado Sur Global, de igual a igual, y con el eje alternativo euroasiático representado por la Federación Rusa y la República Popular China, tienen que ser el camino necesario a transitar para salir del subdesarrollo y la dependencia. El ejemplo de la industria petrolera venezolana apoyada solidariamente en el verano del 2020 por la República Islámica de Irán (4), desafiando al imperialismo norteamericano, constituyen realidades que ayudan a construir pilares de soberanía y justicia para los pueblos del mundo ajenos a los esquemas y los circuitos del imperialismo.
Notas:
1. Anexo: Países por índice de desarrollo humano: https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_%C3%ADndice_de_desarrollo_humano
2. ¿Por qué en el norte de Mozambique hay una insurgencia islamista?, https://www.elviejotopo.com/topoexpress/mozambique-insurgencia-islamista/
3. Cerca de 30.000 personas desplazadas por los ataques de marzo en el norte de Mozambique https://www.acnur.org/es-es/noticias/briefing/2021/4/608c4b2c4/cerca-de-30000-personas-desplazadas-por-los-ataques-de-marzo-en-el-norte.html
4. Venezuela e Irán, la desconexión y las relaciones entre el sur global. https://www.revistalacomuna.com/geopolitica-y-antiimperialismo/venezuela-e-iran-la-desconexion-y-las-relaciones-entre-el-sur-global/
Autor
Nacido en Málaga, en 1975, Licenciado en Filología Inglesa por la UMA. Ha militado en organizaciones comunistas y soberanistas andaluzas de izquierdas e, igualmente, en movimientos sociales y populares de Málaga.
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