“Objetivamente, con sus aciertos y sus errores, el único partido político que está preparado para la contienda electoral en Nicaragua es el FSLN” 

    Se ha iniciado un nuevo año electoral en Nicaragua. Esto podría representar una gran oportunidad para restablecer las bases de la definitiva paz que nos garantice el desarrollo con estabilidad social que tanto necesitamos. Pero eso solo sería posible si el período electoral se convirtiera en un espacio donde se planteen ideas y programas que animen al debate constructivo sobre asuntos tan importantes como la economía, la educación, el empleo, la salud, la seguridad ciudadana, la convivencia social o la política exterior.

    Urge recomponer la unidad nacional y las alianzas estratégicas que permitan seguir centrando todas las energías institucionales, los pocos recursos del Estado y a las fuerzas vivas de la nación en la dirección de resolver juntos los problemas acuciantes que tiene el país y de cuya solución depende la vida digna de nuestros ciudadanos. Esa urgencia obliga a que, antes o después de las elecciones, las gane quien las gane, será imprescindible reestablecer el diálogo para buscar salidas a los temas verdaderamente importantes.

    No hay que temerle a la negociación y al acuerdo. Dialogar y pactar son también herramientas democráticas. Hay que erradicar ya la forma nociva de hacer política que se ha practicado en Nicaragua. El estilo confrontativo, bravucón, victimista e insensible que se ha aplicado a lo largo de nuestra historia ya no tiene cabida en un país que se ha desangrado una y otra vez inútilmente por la intransigencia de los políticos y su costumbre de negociar solo con muertos sobre la mesa.

    Hoy el mundo enfrenta trascendentales cambios. La economía, el intercambio comercial, el mercado laboral, el turismo internacional, el transporte aéreo, marítimo y terrestre, etc. han sido fuertemente trastocados a causa del extenso letargo producido por la pandemia y por la voracidad capitalista que está aprovechando el momento de miedo e incertidumbre para afinar y fortalecer sus mecanismos de usura, explotación y abuso. Pasada la pandemia nuestros países se llevarán la peor parte de esta crisis, será un duro golpe al futuro y la sobrevivencia de nuestros pueblos.

    Ante este presente sombrío y el futuro incierto, no hay margen para desperdiciar el tiempo en peleas estériles. Los líderes políticos deberían tomar conciencia de que este es el momento para comenzar a hacer las cosas de diferente forma, demostrar al pueblo que sirven para trabajar por el bien común de los nicaragüenses y no solo por sus mezquinos intereses. Este tiempo de grandes dificultades mundiales, obliga hacer políticas nacionales proactivas que unan y fortalezcan al país. Se necesita una oposición con liderazgos generosos, creativos, visionarios, constructivos, sinceros y en contacto directo con la realidad cotidiana.

    Porque con una oposición incapaz de organizarse y con sus dirigentes más interesados en cargos y privilegios que en el interés general de la nación, ¿alguien puede esperar de ellos alguna propuesta novedosa que beneficie al país y que vaya más allá del vacío político? Me parece imposible esperar algo constructivo de una oposición que ni siquiera tiene capacidad para consensuar la hora del refrigerio en sus reuniones. La obligación moral de los dirigentes opositores está en asumir con humildad sus errores e incapacidades y no seguir por el camino del victimismo con el que tanto daño hacen al país y se desacreditan cada día más.

    Nicaragua necesita la política del patriotismo y la razón, del debate y del consenso con responsabilidad, sensibilidad y aprecio a la vida. Apostar por la paz es nuestro deber patriótico.

    Objetivamente, con sus aciertos y sus errores, el único partido político que está preparado para la contienda electoral con fortaleza organizativa, liderazgo claro, unidad monolítica de sus bases, con propuestas serias de país y proyectos de progreso para Nicaragua, es el FSLN. 

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    Nicaragua, 1968. Pintor y poeta.

    Desde muy joven se integra en proyectos de desarrollo social y cultural en su país desde el Ministerio de Educación y otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

    Actualmente reside -desde 1993- y desarrolla su trabajo artístico en España. Ha expuesto en galerías de diferentes países como Nicaragua, España, Alemania, Francia, Costa Rica y EE.UU, entre otros.

    Es autor de los libros Siempre nos quedará la poesía, breve antología de poesía nicaragüense ilustrada con sus pinturas y dibujos, y Palabra de pintor-poeta, libro con poemas de su autoría. Ganador del segundo Premio Nacional de Pintura “Leoncio Sáenz” convocado por el Banco Central de Nicaragua.

    Ha sido declarado Hijo Dilecto de la ciudad de Tipitapa, Nicaragua, y reconocido por el Gobierno de Nicaragua como “ORGULLODEMIPAÍS” por su trayectoria artística y por su aporte a la cultura nicaragüense.

    Ha colaborado con los más importantes autores nicaragüenses en la ilustración de libros y revistas literarias.

    Escribe artículos de opinión en diferentes medios españoles y nicaragüenses.