En recuerdo de Odessa: Entrevista a Alexey Albu
La organización “Borotba” surge en la primavera del 2011 producto de la unificación de agrupaciones surgidas del Komsomol (org. juvenil del KPU) “Jóvenes contra el capitalismo”, “Organización marxista” y otras organizaciones y militantes comunistas independientes.
Durante el Euromaidan tomaron parte activa en las movilizaciones anti-maidan en el sur-este ukraniano en la primavera del 2014, especialmente en ciudades como Odessa y Jarkov. Tras el aplastamiento del movimiento anti Junta entre marzo y mayo del 2014 intentan organizar la resistencia armada bajo el nombre del “Ejército Rojo ukraniano”, que fue desarticulado por la del SBU (Servicios de Seguridad de Ukrania) en sus inicios. En la actualidad, parte de su militancia se encuentra en el exilio en la Federación Rusa y las repúblicas populares del Donbass y está centrada en la restructuración del colectivo en condiciones de clandestinidad en el territorio ukraniano bajo control de Kiev. Durante la fase más activa de la guerra sus miembros combatieron en las filas de la Brigada “Prizrak” de Alexey Mozgovoy.
La entrevista que presentamos está tomada a Alexey Albu, uno de sus dirigentes y diputado regional en Odessa por “Borotba”, activo participante del movimiento anti-maidan en su cuidad en el marco del movimiento de “Kulikovo Pole” (tomando el nombre de la plaza donde se realizaban las concentraciones anti fascistas ). Esta entrevista se realizó en el 2016, pero Alexey considera que de las que le han tomado en relación con aquellos hechos dramáticos, esta es la que mejor descripción tiene de los hechos concretos sucedidos el 2 de mayo en la “Casa de los Sindicatos” en la plaza de “Kulikovo Pole“.
Alexey Albu: “Comenzaron a pegarnos con palos, hierros, cadenas…”
Denis Tatarchenko
29.04.2016
En víspera del segundo aniversario de la matanza de civiles en la Casa de los Sindicatos están llegando a Odessa las unidades de la Guardia Nacional y de la policía, y “Sector Derecho” nuevamente amenaza con atacar a los partidarios de la federalización. Sobre aquellos terribles acontecimientos del 2 de mayo del 2014, ocurridos en Odessa presentamos para la edición “Russkiy mir” el relato de uno de los participantes, ex-diputado del Concejo provincial y candidato a la alcaldía por el movimiento “Kulikovo pole”, Alexey Albu.

Alexey Albu.
Hace dos años pocos podían imaginar en que iba terminar la protesta antigubernamental en Kiev. Los mismos participantes del Maidan no se imaginaban en lo que se trasformaría su victoria: la democracia se convirtió en dictadura del oligarcato, el bienestar – en guerra, la eurointegración – en un grotesco simulacro. Sin embargo, el Maidan llevó más dolor justo allá, donde menos apoyo tenía.
¿Qué representó el Maidan para ti, personalmente? ¿Cómo cambió tu vida?
Para mi era un suceso previsible. Nosotros, desde la izquierda, advertíamos que se avecinaba una explosión social y de no haber un fuerte partido de izquierda orientado a los trabajadores, esta explosión giraría a la derecha.
Este acontecimiento dio un giro a mi vida, igual que a las vidas de millones de personas. A algunos más que a otros, pero la mía la cambió radicalmente. No es que cambiase su dirección, pero sí, los métodos y la forma del trabajo.
¿ Cómo reaccionó al golpe de estado en Kiev la gente de Odessa?
En cualquier sociedad existen las contradicciones y los mecanismos que permiten solucionarlas, por ejemplo, las elecciones. La minoría se subordina a la mayoría. Maidan ha roto este mecanismo. La minoría nacionalista llegó al poder y, naturalmente, esto provocó una ola de protestas. En Odessa la gente planteaba varias alternativas para solucionar el problema: derrocamiento del gobierno central, separación de Ucrania o establecimiento en nuestra región de un régimen de mínima dependencia del gobierno central.
Inicialmente, nosotros compartíamos el último punto de vista. Entonces, el 3 de marzo del 2014 yo presente en el Consejo Provincial el proyecto de realización de un referendum para la creación de República Autónoma de Odessa dentro de Ucrania. En primer lugar, queríamos tener el derecho de eligir al gobernador y no que ese fuese impuesto desde Kiev. En segundo lugar, queríamos que el Consejo Provincial tuviera la potestad de asignar las jefaturas de las administraciones provinciales y distritales, para subordinarles las fuerzas policiales. En tercer lugar, queríamos participar en la elaboración del presupuesto, con el fin de garantizar un mayor retorno de los fondos generados por la ciudad. Y además tratamos conseguir una serie de ventajas fiscales, como, por ejemplo, el programa del “puerto franco”.
Nuestro proyecto no pasó, lo apoyaron sólo 14 diputados de los 132. Yo salí para dirigirme a la gente que estaba esperando alrededor del edificio del Consejo Provincial y les dije que nos habían traicionado: los diputados no escucharon la opinión del pueblo. La gente comenzó a indignarse y yo les propuse que pasasen al interior del edificio para decirles en la cara a los diputados todo lo que pensaban sobre ellos. La gente logró entrar en el edificio y lo bloquearon por fuera, para que los diputados repitieran la votación por el referendum. Pero los diputados salieron por las puertas traseras. En su ayuda rápidamente aparecieron los nacionalistas, pero eran muy inferiores a nosotros en número.
“Nosotros veíamos la solución de la crisis ucraniana en la descentralización del poder y la federalización del país, conservar la unidad pero disminuir el poder central en las regiones.”
En aquel momento no se planteaba la separación de Ucrania, la idea era lograr un cambio en la relación de fuerzas para obtener una mayor participación de la ciudadanía. Nosotros veíamos la solución de la crisis ucraniana en la descentralización del poder y la federalización del país, conservar la unidad pero disminuir el poder central en las regiones.
¿Qué precedió a los sucesos del 2 de mayo en Odessa?
Hubo una gran cantidad de provocaciones. Después de la victoria del Maidan la extrema derecha estaba eufórica y el nuevo poder necesitaba entretenerla con algo – encontrar algún enemigo. Pero como en aquel momento no era posible encontrar a un enemigo externo, encontraron uno interno, como es propio para un poder fascista. Y este enemigo resultó ser toda la oposición que no reconoció al golpe de estado, que fue tachada de fuerzas separatistas y pro-rusas y culpada de todos los problemas de la sociedad ucraniana. Este conflicto se azuzaba activamente por varias agrupaciones y para mediados de abril comenzaron a traer a Odessa a los matones de la ultra-derecha.
En las vías de acceso en Odessa y otras ciudades que no apoyaban al golpe de estado aparecían puntos de control (blokpost) que supuestamente iban a rechazar el fantasmagórico desembarco ruso. Era un planteamiento tan absurdo, que incluso muchos partidarios del Maidan se reían de esto. Se hablaba de “trenes de amistad” (expediciones punitivas de extrema derecha n.t.)
Con ayuda del gobernador Nemirovskiy trajeron a Odessa una gran cantidad de paramilitares, la centuria No 14 de autodefensa del Maidan, si no recuerdo mal, y otras dos más. Los ubicaron en todas las entradas y salidas de la ciudad y ellos comenzaron a detener a todos los vehículos. Imagínense: gente foránea desaseada con pasamontañas, que ha recibido permiso no escrito que les permitía intimidar la población, detener los coches, revisarlos, etc. Los niños se asustaban y la gente se indignaba, naturalmente.
Por mi iniciativa al pleno del Consejo Provincial fui citado al Jefe de la policía Petr Lutziuk, quien respondió a los diputados que se trataba de una orden del gobernador y que él no podía hacer nada. El gobernador, por cierto, también estaba presente en esta reunión. De facto, él los mantenía, les pagaba y les proporcionaba alimentación y alojamiento.
El 29 de abril llegó Parubiy (secretario del Consejo Nacional de Seguridad y actual presidente del parlamento – la Rada n.t.) y realizó una ceremoniosa entrega de chalecos anti-bala en uno de los blokpost…
Y todo desembocó en tragedia…
El 2 de mayo en ayuda a los paramilitares llegaron los hinchas. Los nuestros estaban en la avenida Alexandrovskiy para poder parar la marcha de los hinchas-ultras en caso de que decidieran dirigirse a la plaza Kulikovo Pole. Eran unos 400 odesitas.
Entonces ocurrió la primera provocación: alguien abrió fuego sobre los representantes del Anti-maidan con un arma, no sabemos si eran balas de verdad o de goma. Lo detuvieron y entregaron a la policía, pero hasta el día de hoy no conocemos su nombre, si era de los servicios de seguridad, o partidario de los nazis.
Era la chispa que prendió la confrontación. Claramente era una provocación, que buscaba “encender” a la multitud, conseguir enardecerla e indignarla.
Luego, ya en la calle Grecheskaya ocurrió el primer choque con los nacionalistas. Ocurrió de la siguiente manera: su columna se encontraba en la plaza Sobornaya, la cabeza de la columna estaba orientada hacia la calle Diribasovskaya, por donde tenía que pasar su marcha. Pero aparecieron los representantes de “Autodefensa” (“Autodefensa de Odessa”, uno de los grupos de apoyo del Maidan n.red.) y la columna se reorganizó para ir por la calle Grecheskaya. Evidentemente, ellos ya estaban al tanto que habrían choques.
A una distancia considerable del centro de la ciudad se encuentra Kulikovo Pole: la plaza donde estaba ubicado un centro de oposición montado con tiendas de campaña. En aquel momento allí se encontraban unas 200-250 personas, básicamente mujeres, niños y personas mayores; prácticamente no había “combatientes”.

Ataque contra la Casa de los Sindicatos.
Como media hora antes del ataque, a la plaza llegó un grupo de nuestros camaradas que habían sido derrotados en la calle Grecheskaya, contando que hay muchos heridos entre los nuestros y que los nazis estaban armados y venían para acá. Y la gente que estaba en la plaza pensaron de que manera protegerse ellos mismos y las pertenencias que tenían en las tiendas de campaña. En una de las tiendas había una capellanía improvisada con cruces, iconos y otros objetos. La gente intentó llevar las cosas a la Casa de los Sindicatos. Huyendo del peligro que se avecinaba, los demás los siguieron de forma instintiva. Muchos no entraron, abandonando el lugar.-
“La gente intentó llevar las cosas a la Casa de los Sindicatos. Huyendo del peligro que se avecinaba, los demás los siguieron de forma instintiva.”
Cuando los atacantes irrumpieron en la plaza, cuando volaron los primeros “cócteles Molotov” en dirección a las tiendas y una avalancha de piedras, casi toda la gente ya se encontraba en el edificio. En la calle quedaba un pequeño grupo, en el que me encontraba yo con algunos compañeros, fuimos de los últimos en entrar.
Entrar en la Casa se los Sindicatos fue una decisión espontanea. No existía un centro de coordinación, todo era un caos y desorganización. La gente no sabía lo que estaba a punto de ocurrir. Todos entendían que habrá un enfrentamiento, una pelea. Pero nadie pensaba que los acuchillen, que les disparen o que los estrangulen con alambres dentro del edificio… Esto no lo esperaba nadie, ¡ni siquiera se lo podía imaginar!
A las ventanas de la Casa de los Sindicatos se lanzaban “cócteles Molotov” granadas de humo, se disparaba. La desorganisación jugó un papel fatal. No existía una organización que pudiera encabezar nuestra defensa, vertebrar nuestra acción. Nadie en la Casa de los Sindicatos sabía qué hacer. Mi amigo, Vlad Voycejovskiy comenzó a desenrollar la manguera anti-incendios para repeler a los atacantes o usarla para apagar el fuego si ocurriera el incendio, pero no había agua.

Escaleras de entrada de la Casa de los Sindicatos.
Durante un tiempo sólo recorríamos el edificio, mirando lo que estaba ocurriendo. Todo era un caos. Que los nazis ya habían entrado en el edificio, lo supimos por la gente que mantenía la defensa de la planta baja; en este momento todos corrieron escaleras arriba. Yo estaba en el primer alto y cuando llegué al segundo comprendí, que no podíamos subir más, porque en caso de incendio no podríamos saltar por la altura. Ya para aquel momento había varios puntos de incendio, ardían las cortinas de un despacho y seguían entrando por las ventanas los “cócteles Molotov”. Un tiempo estuvimos en el ala derecha del edificio y luego corrimos hacía el lado contrario, por lo que al final nos encontramos en las escaleras que unen el ala derecha del edificio y la parte central. Allí había otras personas, eramos unos quince. Entonces llamé a Buratinskiy, el presidente de la federación de los sindicatos de la provincia de Odessa, el edificio era responsabilidad suya. Quería preguntarle si había alguna puerta trasera para poder salir. En respuesta comenzó a vociferar: “¿Pero qué es lo que están haciendo allá? ¿Pero que desastre han hecho? Espere, ya voy para allá”. Luego hice otra llamada a Lutsiuk, jefe de la policía y le dije que era urgente organizar un pasillo para dejar salir por lo menos a las mujeres y gente mayor.
Así mas tarde aparecieron los bomberos y la policía, haciendo un pasillo en la salida al patio trasero. Trajeron la escalera y la apoyaron en una ventana y las mujeres comenzaron a bajar. Justo en este momento llegaron los atacantes que venían bajando del piso superior y parece ser no contaban que nosotros íbamos a oponer resistencia. Uno de los hombres les lanzó una pala de zapador, Vlad se defendía con un extintor. Los nazis retrocedieron y eso nos permitió ganar tiempo. Cuando ya bajaron casi todos, yo, sin esperar mi turno, salté desde la ventana. Después de mi saltaron mis compañeros. Nos encontramos en el patio trasero acorralados, trataron de atacarnos, pero logramos rechazarlos.
“Cuando salimos no había ningún vehículo, había un pasillo formado por policías y una turba de fascistas.”
Más tarde supimos, que la policía tenía el siguiente plan: llegaba una furgoneta de la policía, nos metía en ella y nos evacuaban del lugar. Pero cuando salimos no había ningún vehículo, había un pasillo formado por policías y una turba de fascistas. Nos comenzaron apegar con palos, hierros, cadenas; uno de los atacantes tenía una cadena que terminaba en algo filoso. El trató de golpear a Vlad y yo, para defenderlo, agarré la cadena con la mano que quedó con profundas heridas.
Cuando llovieron los golpes, yo me tire al suelo, a los pies de la policía, para protegerme debajo de sus escudos y llegar a otro lado del corredor. Me arrastraba debajo de los escudos cuando uno de los atacantes se tiró detrás mío, me agarró de la pierna y me mordió con toda su fuerza. ¡Ellos se comportaban como si estuvieran enajenados!
Logré deshacerme de el y llegué al otro lado, donde se encontraban los nazis locales. Ya habíamos chocado antes. No de esta forma, claro, pero tuvimos algunas peleas. Ellos me reconocieron y comenzaron a pegarme con palos en la cabeza. Caí y dos policías, que estaban allí, me taparon la cabeza con sus escudos. Los siguientes golpes llovieron en los brazos, piernas, cuerpo…pero la cabeza, aunque ya golpeada, estaba protegida. Luego me levantaron, me llevaron al centro de aquel pasillo y pusieron junto con los otros.
Alguien nos vendó las cabezas y durante media hora o más estábamos acostados en el charco de agua que dejaron los carros de bomberos. Los nazis estaban aullando, bailando, cantando el Himno de Ucrania, tratando de obligar a algunos compañeros a besar la bandera ucraniana. Era una esquizofrenia total. Finalmente, ninguno de los nuestros besó la bandera.
Luego llegó el furgón policial y a todos nos metieron allí. Nos llevaron al cuartel de Malinovskiy, donde la policía nos informó que hay una orden de considerarnos fuera de la ley, pero que ellos estaban de nuestro lado. Ellos nos dijeron: “Nosotros entendemos lo que está pasando, vamos a llamar la ambulancia y luego ustedes pueden fugarse del hospital”. Nosotros realmente estamos muy agradecidos a aquellos policías odesitas.
Luego llegamos al hospital donde nos suturaron las cabezas, había mucha gente con heridas en la cabeza, inclusive gente mayor,así que hasta a los viejos les pegaban o les tiraban piedras.
Después de eso ya no pude volver a mi casa, me dijeron que había personas desconocidas que me esperaban, estaban haciendo guardia hasta el 15 de mayo. Yo me había ido de Odessa, pero ellos seguían esperando…
“La idea de que la gente se quemó o se asfixió en la Casa de los Sindicatos es un mito propagandístico del gobierno de Ucrania. Es verdad a medias. Mucha gente murió por disparos, acuchillada o ahorcada.”
Todo fue una acción planificada y premeditada. Hay muchos testimonios de que los nazis tenían armas: pistolas, cuchillos y armas de fabricación caseras. La idea de que la gente se quemó o se asfixió en la Casa de los Sindicatos es un mito propagandístico del gobierno de Ucrania. Es verdad a medias. Mucha gente murió por disparos, acuchillada o ahorcada.
Nosotros tenemos las grabaciones de la llamada telefónica del asistente del gobernador responsable del enlace entre la administración provincial y la policía, su nombre es Igor Balinskiy. En la grabación el llama a Dimitriy Gumenyk, uno de los líderes del Euromaidan y le dice: “¿Dim, que tal, tienen bastante gente? Hay que redireccionarlos mientras que están calientes, hay que dirigirlos a Kulikovo Pole”
Otro punto importante: hasta ahora no han detenido a ninguno de los atacantes o de los asesinos, aunque muchos de ellos están identificados. Se sabe que Sergey Jodiyak, activista del Euromaidan y neonazi de Odessa, fue el que mató a Aleksander Zjulkov en la calle Grecheskaya, esto quedó registrado desde varios ángulos.
También se sabe que el jurista Vsevolod Goncharov de Odessa remataba a la gente que se tiraron desde las ventanas de la Casa de los Sindicatos. Y sin embargo, esta gente sigue libre, estoy seguro que es asunto de la voluntad política.
¿Y que pasó después que saliste del hospital?
Los medios de comunicación que apoyaban el Maidan comenzaron a divulgar los rumores que era iniciativa mía de que la gente que estaba en Kulikovo Pole entrara a la Casa de los Sindicatos. Era una mentira. Pero a raíz de estos rumores el 6 de mayo me llamaron a la jefatura de los servicios de seguridad. En la noche del 8 de mayo supe que me iban a detener y en la mañana del 9 de mayo yo y algunos camaradas ya estábamos en Simferopol. En este momento sale mi orden de búsqueda.
De Crimea salimos para el Donbass e intentamos coordinar el trabajo de algunos grupos que quedaron en Ucrania. Ahora mi meta principal es unir a los odesitas, formar una hermandad de paisanos de Odessa. Nosotros ya creamos El Comité de liberación de Odessa, que agrupa a los odesitas que están en el Donbass, los inmigrantes políticos que se fueron para Rusia, los que están detenidos en las cárceles ucranianas.
Nosotros esperábamos que la crisis económica de Ucrania se desarrollase más rápido. Que las protestas populares iniciasen el otoño pasado y nosotros aprovecharíamos para volver. No pensábamos que iba a demorar tanto. Pero seguimos convencidos de que el poder de los neo-nazis y los oligarcas en Ucrania se está debilitando y el Occidente no podrá apoyarlos indefinidamente.
¡Estoy convencido que lo lograremos y que Odessa será liberada! ¡Por qué la verdad está de nuestro lado!
Traducción y contexto: Francisco Abad.
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