Los monstruos populistas de ultra derecha como Morawiecki son hijos del propio desarrollo de la Unión Europea

    “La Unión Europea crea un mercado único entre países con economías desiguales, es decir, un mercado que siempre va a beneficiar a unos sobre otros. En el plano político, el papel que juegan los países del este les determina como útiles en la presión contra Rusia y en la necesidad de expansión de la OTAN. Sin embargo, jamás van a ser considerados socios de primera”

    “Se atrevió también la regia virgen,
    ignorante de a quién montaba, en la espalda sentarse del toro:
    cuando el dios, de la tierra y del seco litoral, insensiblemente,
    las falsas plantas de sus pies a lo primero pone en las ondas;
    de allí se va más lejos, y por las superficies de mitad del ponto
    se lleva su botín. Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado,
    vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorso
    impuesta está”

    “El rapto de Europa” Ovidio

    En las últimas semanas volvía a saltar la chispa entre las autoridades de la Unión Europea y el estado polaco. Esta vez se debía a la presentación de una sentencia del Tribunal Constitucional de Polonia, que, ante una pregunta del presidente del país, Mateusz Morawiecki, cuestionó la primacía del Derecho comunitario dictaminando que varios artículos de los tratados de la UE eran incompatibles con el orden constitucional polaco. (1)

    Esta situación tiene como antecedente la oposición de la comisión europea ante la reforma judicial polaca. Una reforma que supone cambios en el sistema de elección del Consejo Nacional de Judicatura, ya que a partir de su aprobación los miembros de este consejo pasarán a ser elegidos por el parlamento entre un listado de candidatos que deberán estar respaldados por al menos 2000 ciudadanos y 25 jueces. Otro elemento polémico de esta reforma es la creación de una cámara disciplinaria para sancionar y destituir jueces a través del supremo. Es importante tener en cuenta que el pasado 19 de octubre, en medio de la polémica surgida, el propio gobierno polaco decidió dar marcha atrás a la iniciativa con la disolución de esta cámara disciplinaria, no ocurriendo en igual sentido con el primer punto señalado.

    En este tira y afloja entre el gobierno polaco y las autoridades de la UE vuelven a ponerse sobre la mesa una serie de elementos estructurales que hacen manifiesta las debilidades e inconsistencias del proyecto político-económico europeo.

    Por un lado, atendiendo estrictamente al conflicto que origina esta fricción podemos observar una notable injusticia que daría la razón al gobierno polaco. Así, por ejemplo, en el Estado Español, según el artículo 122.3 de la Constitución Española, se prevé un sistema de elección de las altas cámaras judiciales altamente politizado y dependiente, por tanto, de las mayorías parlamentarias. De hecho, este asunto se torna conflictivo cada vez que toca renovar estos órganos y dichas mayorías parlamentarias han cambiado. Este mismo mes veíamos como el principal partido del gobierno (recordemos hay una coalición gubernamental) y el principal partido de la oposición volvían a discutir en el parlamento español en relación con este asunto. Pero, ¿cuál ha sido la posición de la Comisión europea en el caso español?

    A principios del mes de octubre se producía en efecto un “tirón de orejas” a España por la “urgencia de renovación del Consejo General del poder Judicial”. Sin embargo, llama la atención, que en ningún momento dicho llamamiento de la Comisión Europea haga mención a cómo se debe proceder para la elección del mismo.

    Similares son los casos de otros países comunitarios como Italia, Portugal, Austria, o una de las grandes potencias europeas como es Alemania. Éste último, justifica su caso por el sistema federalista del país, sin embargo, no puede ni hace el intento de negar la politización de su sistema. (2)

    En ese sentido, no es de extrañar que Polonia se haya podido sentir una vez más un socio de segunda o incluso tercera categoría, porque, independientemente del rechazo que nos pueda producir su gobierno ultraderechista, en justicia, se está produciendo un trato evidentemente desigual entre los propios países europeos.

    La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un encuentro con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en Bruselas.PASCAL ROSSIGNOL / POOL (EFE)

    Pero vayamos más allá. En medio de la polémica se acusó a Polonia de atentar contra el artículo 2 de los tratados europeo. Ese artículo precisa:

    “La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, estado de derecho y respeto de los Derechos Humanos. Incluidos los derechos de personas pertenecientes a minorías”

    Más allá de que en esencia no exista ningún país europeo que cumpla con estos principios, veamos otro ejemplo concreto. En el año 2010 el presidente francés, Nicolás Sarcozy, inició una campaña de expulsión contra la población gitana que estuviese en situación de migración irregular en Francia (3). El componente racial de la medida, así como el hecho de que gran parte de los afectados eran originarios de un país europeo como Rumanía generó cierta polémica en su momento. Sin embargo, no vimos al consejo europeo reunirse para cuestionar si Francia cumple o no con el artículo 2 de sus tratados, no se habló de Franxit ni de sanciones de ningún tipo. Tampoco ocurrió al principio de la crisis del Covid cuándo los países más industrializados de la Unión acapararon mascarillas o se negaban a aplicar políticas solidarias con los países más afectados. Recordemos que no fue la rica Unión Europea, sino los médicos de un país que no deja de ser del tercer mundo y además sobrevive a un bloqueo económico criminal, como es Cuba, quién acudió a la petición de auxilio de una Italia que durante semanas fue el foco mundial de la pandemia (4). Tampoco se acordaron de los derechos humanos, de la democracia o de la igualdad, cuando se castigó y expolió Grecia tras la crisis económica. No preocupó los derechos civiles y democráticos del pueblo griego cuando acudió a votar a un referéndum en medio de un corralito inducido por las propias autoridades europeas.

    Por no hablar del papel destacado de algunos países comunitarios y de la propia Unión como organismo regional en agresiones, injerencias y expolio a otros países en todos los continentes.

    Que ese artículo 2 sea papel mojado es algo que ya deberíamos saber, que el conflicto, ahora con Polonia, no se debe a ningún choque de ideales y más bien a un juego político entre los estados debido a las propias inconsistencias de la UE nos debería quedar claro.

    La Unión Europea surge de forma reaccionaria ante el avance del socialismo en Europa y el auge político y económico de los Estados Unidos de América (5). Una alianza entre potencias imperialistas que se han matado entre sí de forma directa en dos ocasiones en siglo XX y que recientemente se ha convertido en una “amistad” por necesidad. Una alianza que solo beneficia al gran capital europeo y que está cargada de inconsistencias internas.

    Los monstruos de la ultra derecha como Morawiecki son hijos del propio desarrollo de la Unión Europea. El nacionalismo reaccionario funciona en tanto a ser el resultado de un populismo barato que solo es efectivo en base a una situación real de desigualdad social y política, entre clases y entre estados, como la que se da actualmente en la Unión Europea; y una desideologización profunda de la Europa castigada por haber querido plantear un modelo alternativo al capitalista.

    La Unión Europea crea un mercado único entre países con economías desiguales, es decir, un mercado que siempre va a beneficiar a unos sobre otros. En el plano político, el papel que juegan los países del este les determina como útiles en la presión contra Rusia y en la necesidad de expansión de la OTAN. Sin embargo, jamás van a ser considerados socios de primera.

    No se va a producir ningún Polexit porque Polonia no es Gran Bretaña y el único escenario que abriría esa posibilidad supondría una fricción insalvable entre los países de la OTAN, es decir, solo con un apoyo directo de EEUU, Polonia podría siquiera plantear su salida de la UE. Teniendo en cuenta los choques recientes entre los socios atlantistas, no resueltos, sino en algunos contextos incluso fortalecidos (6), tras la llegada al poder de Biden, es altamente improbable que nadie jugase esa carta en tanto que los peligros son más altos que los beneficios que se pudiesen obtener.  

    En cualquier caso, es tramposo y cínico presentar esta situación como un conflicto de “valores”. Solo estamos ante un nuevo ejemplo de porqué solo la muerte de la Unión Europea puede de verdad salvar a los pueblos de Europa. Salvarlos de la desigualdad, de un proyecto que solo beneficia al gran capital y también del auge del fascismo y la extrema derecha.

     

    Notas:

    (1). Conflicto Polonia- UE. Pinche AQUÍ para enlace web.

    (2). Elección del Poder Judicial en los países de la UE. Pinche AQUÍ para enlace web.

    (3). Expulsión de los gitanos en situación irregular en Francia. Pinche AQUÍ para enlace web.

    (4). Médicos cubanos llegan a Italia tras la crisis del Covid. Pinche AQUÍ para enlace web.

    (5). La conformación de la UE. Pinche AQUÍ para enlace web.

    (6). Conflicto Francia-EEUU tras el acuerdo AUKUS. Pinche AQUÍ para enlace web.

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    Directora Revista La Comuna

    Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla. Gestora cultural, escritora, poeta y analista internacional en distintos medios escritos o audiovisuales. Autora de la compilación poética “La Generación de la Sangre I” para Editorial Ultramarina Cartonera, a través de la Plataforma de Artistas Chilango-andaluza.

    “Arquitecturas y Mantras” de la Editorial Bucéfalo fue su primer libro de poesía en solitario. A su vez, actualmente colabora en Hispan TV y otros medios internacionales en habla hispana analizando la actualidad política. Miembro de la Asociación Cultural Volver a Marx. Milita en Trabajadoras Andaluzas.