Elecciones presidenciales en Colombia: fundamentales para la coyuntura actual del Proceso Bolivariano en Venezuela.
En la República Bolivariana de Venezuela se realizan elecciones a menudo: este año ya se han realizado dos citas (constituyentes y regionales), se espera una tercera para el próximo mes (alcaldías) y el año que viene serán las presidenciales. No obstante, ninguna parece tan importante para la coyuntura actual venezolana como las presidenciales del país vecino.
La situación económica de Venezuela está en grave crisis, y es provocada en gran medida por el contrabando de productos subsidiados como la gasolina que es legalizada y hasta exportada después desde Colombia procedente del contrabando de extracción, junto a productos de primera necesidad o incluso la masa monetaria que desaparece sin piedad. Pero no sólo es eso, sino que las famosas 7 bases militares “gringas” que Uribe y Santos han permitido y aupado en el país vecino son el centro neurálgico de la amenaza constante de una invasión militar internacional, más probable desde que la OTAN ha recibido con sospechoso gusto a Colombia, un país bien alejado geográficamente del Atlántico Norte, como miembro.
Desde esa perspectiva, encontramos maximizados los intereses de poder lograr rescatar de la historia el proyecto bolivariano de la Gran Colombia en los que siempre ha insistido el chavismo, de producirse un giro en el panorama político del país vecino. Desde luego que cualquier cambio en la política colombiana afecta directamente a Venezuela en muchos sentidos, pero la oportunidad que ahora se abre de que la izquierda colombiana, una vez consolidado el proceso de paz, pueda hacerse con el poder, es un escenario que podría acabar, como mínimo, disipando la amenaza de invasión extranjera desde el país vecino.
Tras la renuncia de la guerrilla de las FARC a la lucha armada y su refundación como partido político, se espera que la tradicional abstención colombiana se vea sustancialmente reducida al pulverizar el miedo que las personas en clandestinidad tenían de presentarse delante de las urnas. En días recientes, el excomandante de la guerrilla (y médico de profesión) Rodrigo Londoño “Timochenko” ha anunciado su candidatura por parte de la nueva Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC). Las encuestas, hoy en día, siguen mostrando que quienes más posibilidades tienen de alcanzar la presidencia son el derechista Vargas Lleras (que representa el continuismo de Santos) y el exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro (de perfil ecologista). Por otro lado, aunque se han oficializado ya 11 candidaturas, ni el partido de Uribe ni el partido liberal han anunciado todavía sus candidatos.
Desde Venezuela, la Asociación de Colombianos y Colombianas en Venezuela, la más numerosa, se ha movilizado en favor de la candidatura de la exsenadora Piedad Córdoba , para quienes se mostraron seguros de poder conseguir más de un millón de firmas de apoyo. Teniendo en cuenta que muchos de los colombianos acogidos en Venezuela llegan huyendo de la guerra y de la política ultraderechista desde tiempos de Uribe, se prevé una fuerte inclinación de estos votantes a candidaturas como la de Piedad o el propio Timochenko, especialmente considerando que, anteriormente, en tiempos de guerra en Colombia quizá no habían encontrado suficientemente motivador el participar de un proceso electoral. Y cuatro millones de personas, en un proceso que recoge un registro de poco más de 35 millones de electores (para una población superior a los 50 millones de habitantes), pueden decantar la balanza.

Algunos de los candidatos. Arriba (izquierda/derecha): Timochenko y Piedad Córdoba; Abajo (izquierda/derecha): Vargas Lleras y Gustavo Petro.
Es necesario recordar que en Colombia hay segunda vuelta (siempre que ni un candidato ni el voto en blanco ganen por mayoría absoluta . Esto facilita a posteriori el tema de alianzas (donde izquierdas y derechas suelen polarizarse) en las que se tiene en cuenta el apoyo recibido por cada candidatura. Sobre estas posibles alianzas es difícil aventurarse sin conocer todavía cuál va a ser la estrategia del uribismo (que entiende a Santos como un disidente traidor) ni de los liberales (más cercanos a Piedad Córdoba), así como tampoco se vislumbra una gran coalición de izquierdas por la paz más allá de la alianza previsible del nuevo partido FARC con la histórica Unión Patriótica.
De entre los escenarios posibles más favorables para la revolución venezolana, podemos aventurarnos a soñar con una alianza táctica de izquierdas y defensores de la paz en el poder (probablemente en segunda vuelta). En este supuesto, Gustavo Petro (quien se mostró como un gran gestor público con sensibilidad medioabiental en la alcaldía de Bogotá) podría hacer las veces de Presidente, junto a Piedad Córdoba como Canciller (que garantizaría la desaparición de cualquier amenaza bélica) y Timochenko al frente del Ministerio de Defensa (para asegurar la limpieza interna que requiere urgentemente la Fuerza Pública colombiana y combatir decididamente por fin el paramilitarismo). Petro nutre su apoyo mayoritariamente de la capital, mientras que Timochenko puede aportar un gran apoyo desde las zonas más remotas donde la guerrilla ha organizado, protegido y resuelto las necesidades de numerosas comunidades asediadas por el paramilitarismo, las multinacionales y el narcotráfico. Piedad Córdoba, sin embargo, aglutina a otros sectores que miran con desconfianza a los guerrilleros pero sí ansían la paz por la que tanto ha luchado la excelente diplomática.
La cita con las urnas es el 27 de mayo del próximo año y, me atrevo a afirmar que, su resultado será más decisivo para Venezuela que sus propias presidenciales, pues una nueva victoria de la derecha lacaya y guerrerista en el país vecino, supondría una mayor amenaza para el chavismo que la pérdida de su presidencia misma. No obstante, un escenario como el que aventuramos a soñar aquí, comenzaría a sellar la irrersibilidad del camino emprendido por el continente en la búsqueda de alternativas al neoliberalismo desde el Abya Yala.
Intichurin Iskaywari
FE DE ERRATAS TRAS LA PUBLICACIÓN DEL ARTÍCULO AQUÍ.
Autor
Activista Transatlántico.
Venezuela
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