El 10 de Noviembre de 1975, con 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones se determina que “el sionismo es una forma de racismo y discriminación racial“. Gracias a la alianza entre la URSS y los No Alineados.
Tras la Guerra de los seis días, donde los países de La República Árabe Unida (Siria, Iraq y Egipto) junto con Jordania se enfrentaron a Israel, y la humillante ocupación militar por parte de Israel de la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Jerusalén Este y los Altos del Golán, pasando a su vez por la destrucción de toda la aviación egipcia. En 1973 se produce la Guerra del Yom Kippur, un intento por reequilibrar las fuerzas en la zona. No obstante, la situación había cambiado y Sadat (sucesor de Nasser) se alejaba de aquella unidad promovida por el socialismo árabe y del apoyo internacionalista que les otorgaba la URSS.
Tras esa reestructuración de fuerzas que demostró que el Ejército israelí no era tan invulnerable como se creía y en un contexto de alianzas entre los países No alineados y la Unión Soviética el 10 de Noviembre de 1975 se aprueba en Naciones Unidas la resolución 3379 que establece la equiparación entre “el sionismo y el racismo en general y el apartheid en particular”.
Lamentablemente esta alianza que dotó de fuerza internacional a los países del tercer mundo, y supuso un apoyo fundamental para la causa Palestina, perdería su influencia tan solo cuatro años después con los Acuerdos de Camp David en 1979, cuando Sadat, presidente de Egipto, se desmarcó de las alianzas previas y los acuerdos forjados por Nasser, convirtiendo a Egipto en el primer país árabe que reconocería el Estado de Israel y apartándose definitivamente de la URSS a favor del imperialismo estadounidense.
En 1991, tras la caída de la URSS y el desplome de la influencia de los No Alineados, la ONU revocó la resolución 3379.
Carmen Parejo.
Autor
Directora Revista La Comuna
Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla. Gestora cultural, escritora, poeta y analista internacional en distintos medios escritos o audiovisuales. Autora de la compilación poética “La Generación de la Sangre I” para Editorial Ultramarina Cartonera, a través de la Plataforma de Artistas Chilango-andaluza.
“Arquitecturas y Mantras” de la Editorial Bucéfalo fue su primer libro de poesía en solitario. A su vez, actualmente colabora en Hispan TV y otros medios internacionales en habla hispana analizando la actualidad política. Miembro de la Asociación Cultural Volver a Marx. Milita en Trabajadoras Andaluzas.
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