Al Thani

Abdullah Bin Nasser Al Thani. EFE / JORGE ZAPATA

Abdullah Bin Nasser Al Thani. Las últimas operaciones inmobiliarias de la ciudad de Málaga y la guerra en Siria.

¿Qué tienen que ver las últimas operaciones inmobiliarias –y especulativas nos atrevemos a añadir- en el litoral de la ciudad de Málaga con la guerra en Siria? Pues más de lo que en principio nos podríamos imaginar. El nexo de unión lo encontramos en la familia real qatarí, los Al Thani y en las inversiones que ésta y otros presumiblemente cercanos a la familia real del Emirato están realizando en la costa de la ciudad de Málaga.

La ciudad de Málaga, dada su especialización impuesta, afronta numerosos desafíos relacionados con el modelo de ciudad a implementar en los que se enfrentan importantes intereses empresariales frente a los intereses del conjunto del pueblo trabajador. De entre esos conflictos que recorren la ciudad, nos encontramos con dos que sobresalen: el proyecto de construcción de rascacielos en el dique de levante del puerto de la ciudad, y el proyecto de construcción de la Ciudad Deportiva del Málaga Club de Fútbol en los terrenos de Arraijanal, una zona de playa sin urbanizar situada en el extremo occidental del litoral de la ciudad.

Al Thani

Puerto de Málaga. Imagen puertodemalaga.com

En el caso del rascacielos en el dique de levante del puerto de Málaga nos encontramos con la empresa de inversión inmobiliaria Andalusian Hospitality II, cuyo administrador único es el qatarí Fakhroo Abdullah Darwish y sede en Marbella. El proyecto consiste en la construcción de un rascacielos de 135 metros de altura en el mencionado dique de levante del puerto y que albergaría un hotel de cinco estrellas, zonas comerciales y un casino, y todo en suelo público. El proyecto cuenta con la firme oposición de numerosos sectores de la ciudad de Málaga que denuncian el terrible impacto visual que causaría en el skyline malagueño –similar al de la Torre Pelli en Sevilla-, así como la vuelta de tuerca que en el modelo de ciudad la construcción de este edificio supondría, además de la opacidad y falta de transparencia que rodean el proyecto. Pero la opacidad comienza con los propios inversores qataríes y su empresa, la ya mencionada Andalusian Hospitality II, dependiente de la radicada en Doha –capital del Emirato de QatarAl Bidda Group, como así ha denunciado un medio local. Para el arquitecto Eduardo Serrano, este proyecto ejemplifica el modus operandis por excelencia de los inversores turísticos en general, donde inversores, instituciones, medios de comunicación y las opiniones de “expertos” (arquitectos, economistas, juristas, etc.) actúan a compás, tocando con diferentes instrumentos la misma melodía. Serrano lo explica así: “Los promotores del hotel del puerto han hecho una notable inversión en capital social, fundamentalmente para conseguir el favor del gobierno municipal y de la opinión pública: a través del periódico local de mayor tirada, promoviendo reuniones con los agentes en teoría más interesados y actos públicos de presentación y debate con la participación del ayuntamiento.

Al ser una iniciativa que responde al interés de la autoridad portuaria por movilizar parte de sus terrenos con el objetivo de conseguir rentas inmobiliarias, se asegura su colaboración en todo tipo de gestiones, muy especialmente la singular tramitación que según la legislación de puertos se precisa para que el Consejo de ministros autorice, de manera excepcional, el uso hotelero en el interior del recinto portuario, prohibido por la vigente legislación sobre los puertos del estado. Tal es el grado de simbiosis de los empresarios y de la autoridad portuaria que se puede afirmar que de hecho son socios de esta promoción. Comparten el objetivo de lograr el cambio de la ordenación urbanística municipal y el correspondiente aumento de edificabilidad (los 6.000 m2 de techo para usos públicos pasarían a 45.000 m2 para uso privado), lo que en términos eufemísticos muy utilizados en la actualidad se llama «poner en valor». En resumidas cuentas, el proceso se ajusta al modo de actuación que estamos analizando, esto es, conseguir ventajas urbanísticas espectaculares mediante actos puramente formales y así hacer posible un gran incremento del precio del suelo, pero obviando parte importante de los controles de base democrática y participativa previstos en la legislación del suelo. Por esta estrategia de economía inmobiliaria, el puerto se convierte en un agente rentista más, contribuyendo a la subida de los precios del suelo en la ciudad. En definitiva, estamos ante un modus operandi que cierra un modelo de Málaga de monocultivo turístico que beneficia a unos pocos, reforzando las cadenas de la explotación y la precariedad laboral de un proletariado de la hostelería y de los servicios. Debido a su opacidad, este modelo hurta al pueblo malagueño de cualquier capacidad de decisión e incita a la corrupción institucional.

Al Thani

Vista aérea de los terrenos de Arraijanal. Imagen Diario Sur.

En cuanto al proyecto del Arraijanal, como hemos dicho antes se trata de la construcción de la Ciudad Deportiva del Málaga Club de Fútbol, cuyo máximo accionista y presidente es el jeque Al Thani. Nacido en Doha en 1969, Abdullah Ibn Nasser Al Thani es miembro de la familia real qatarí, emparentado con el emir Tamim Ibn Hamad Al Thani y con el primer ministro Abdullah Ibn Nasser Ibn Kahlifa Al Thani. Según diversas informaciones, el jeque Al Thani dirige el grupo empresarial NAS (Nasir ibn Andullah and Sons) que comprende inversiones que van desde la telefonía móvil hasta cadenas hoteleras, centros comerciales o electrónica. Su fortuna está estimada en unos 20.000 millones de euros.

La zona fue adquirida por el municipio comprando o expropiando las parcelas a pequeños propietarios, y cedida gratuitamente y por 75 años a la Fundación del Málaga CF, una fundación privada presidida por Al Thani.

Al Thani

Abdullah Bin Nasser Al Thani (Presidente del Málaga CF), el vicepresidente Sheikh Nasser Al Thani y el consejero Nayef Al Thani durante un partido del equipo en Vigo. IMAGEN: MCF Inside.

El Arraijanal es una zona de playa virgen, la única que queda en el litoral comprendido en el término municipal de la ciudad. Según diversos estudios, la zona destaca tanto por sus hábitats como por su flora; pero no solo eso, el Arraijanal también destaca por su riqueza arqueológica, con restos fenicios –Cerro del Villar– y de la época romana. La zona fue adquirida por el municipio comprando o expropiando las parcelas a pequeños propietarios, y cedida gratuitamente y por 75 años a la Fundación del Málaga CF, una fundación privada presidida por Al Thani.

De nuevo, suelo público al servicio de intereses privados. Las propuestas alternativas de un parque natural y arqueológico para la zona de la desembocadura del Guadalhorce han sido ignoradas, tanto por el Ayuntamiento como por la Junta de Andalucía; cabría decir que al respecto, y también en el caso del rascacielos del puerto, PP, PSOE y Ciudadanos, en bloque, apoyan y defienden férreamente estas inversiones atrincherados en un supuesto “bien común” para la ciudad.

Todas estas actuaciones en general se han de inscribir en el modelo capitalista desarrollado en Andalucía. Para el historiador Carlos Arenas Posadas en Poder, economía y sociedad en el sur. Historia e instituciones del capitalismo andaluz (2016), el capitalismo andaluz se caracteriza por ser extractivo, por el continuo drenaje de recursos hacia el exterior y hacia una oligarquía que ha acaparado y sigue acaparando el poder; para Arenas Posadas, la especialización turística no hace más que reforzar el carácter extractivo. El economista Manuel Delgado Cabezas en Andalucía: una cultura y una economía para la vida (2013, junto a Isidoro Navarro), nos aclara algo fundamental, que la actividad turística no genera la riqueza que insistentemente nos cuentan: “En el caso del turismo, estamos ante una actividad que parece importante en Andalucía, a falta de otras que sobresalgan más que ella. (…). En Andalucía, la actividad turística procura un escaso valor añadido, aunque en cierto casos como el de la colonización masiva del litoral, constituye un monocultivo de fuerte significación para esos espacios. El modelo implantado en estas zonas tiende a valorizar los recursos primarios, sol y playa, en la búsqueda de la máxima rentabilidad en el corto plazo. Ello ha llevado al deterioro de una parte del patrimonio natural andaluz de gran valor o singularidad ecológica, así como a la explotación de mano de obra que se usa en condiciones de fuerte estacionalidad y bajo coste. Un modo de apropiación y extracción de riqueza que supone la utilización de una parte del territorio andaluz como soporte físico para localizar procesos articulados en circuitos y operadores controlados por grandes cadenas que utilizan diferentes espacios para sus estrategias globales para la revaloración de capital”.

Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con el conflicto en Siria?

Mucho más de lo que parece. Ya en 2013, a dos años de iniciado el conflicto, un informe de Oxfam indicaba que Qatar habría aportado hasta esa fecha más de dos millones y medio de dólares, mientras el Financial Times lo elevaba para esa misma fecha a nada más y nada menos que a 3.000 millones de dólares, a grupos fundamentalistas relacionados con los Hermanos Musulmanes sirios, en muchos casos, el principal de ellos el llamado Ejército Libre Sirio (ELS), pero también a Ahrar al-Sham, Liwa al-Islam, Jabhat Fateh al-Sham (vinculada a Al Qaeda, antiguo Al Nusra), y como no, al DAESH. Si bien es cierto que a raíz del enfrentamiento entre Arabia Saudí y Qatar el pasado verano, al mejorar éste último sus relaciones con la República Islámica de Irán y con Rusia, lo cierto es que, al igual que Turquía, Qatar sigue manteniendo su apoyo a los diferentes grupos armados takfiríes, especialmente al ELS; este grupo armado, generalmente considerado por la prensa occidental como los “rebeldes moderados”, se ha destacado últimamente por su colaboración junto al ejército turco en la toma de la ciudad kurdo siria de Afrin, pero antes, lo había hecho por su comportamiento nada cercano a la “moderación“ que de ellos predica Occidente en las ciudades de Daraa, Deir ez Zor, en la propia Damasco, en Aleppo, Homs o Hama. La “moderación” del ELS es solo una etiqueta más de las muchas utilizadas abusivamente por los medios de comunicación occidentales que no se corresponde ni con unas prácticas tan aberrantes como arrancarles el corazón a soldados del Ejército Árabe Sirio capturados o directamente decapitarlos, ni con su propuesta de un Estado de corte islámico suní -el sueño dorado de los Hermanos Musulmanes– en un país como Siria en el que históricamente han convivido musulmanes suníes, chiíes, cristianos de diferentes confesiones, drusos, yazidíes, etc. De hecho, el trasvase de oficiales por motivos ideológicos –o más bien religiosos- entre el ELS y el DAESH ha sido una constante en estos años de guerra.

Intentando concretar, la guerra de agresión que sufre la República Árabe Siria motivada por una lucha global por la producción, distribución y comercialización de los recursos energéticos, en este caso el gas, implicaba y sigue implicando directamente al Emirato de Qatar, perjudicado por la decisión del presidente Al Asad de primar el gaseoducto procedente de Irán frente al que procedía de Qatar en dirección a la Unión Europea. Desde entonces, Qatar, la familia real y los hombres de negocios íntimamente relacionados con ella, ha enviado cantidades ingentes de dinero y armas hacia esos “rebeldes”, que más bien han de ser considerados en muchos casos, mercenarios integristas fanáticos. En realidad, no poseemos ningún documento que certifique que Abdullah Al Thani con su dinero esté apoyando o haya apoyado a grupos combatientes islamistas en Siria, tampoco poseemos dicha documentación respecto a los inversores que están detrás del rascacielos del puerto de Málaga, pero está claro que los recursos que el Emirato ha movilizado hacia esos grupos proviene, de una manera o de otra y entre otras fuentes, de los beneficios en operaciones especulativas que los magnates qataríes realizan a lo largo y ancho del mundo; no es gratuito afirmar que pelotazos urbanísticos como los relatados al principio, sirven para financiar a quienes pretenden reducir la República Árabe Siria a un país fallido, sumido en el caos sumido en la oscuridad y el caos.

Pero hay más, como no podía ser de otra manera en un miembro de la familia real qatarí, el compromiso de Abdullah Al Thani con la política exterior del Emirato está fuera de toda duda, él mismo, en una entrevista concedida recientemente a un medio local, lo aclara en un tono amenazante hacia el alcalde de Málaga, debido a las divergencias entre él, el Ayuntamiento y la Diputación de Málaga a cuenta de la situación del Málaga CF: “El señor Francisco de la Torre sabe que Catar está bajo un bloqueo político y en este momento tengo que solidarizarme con mi casa, que es este país. Seguiré aquí y no tengo planeado salir de mi hogar mientras continúe un bloqueo tan injusto como el actual. Eso no quiere decir que no esté pendiente de todos los hechos relacionados con el Málaga CF. Conozco verdaderamente todos los acontecimientos vinculados al club, como su excelencia Sheikh Nasser, actual vicepresidente del Málaga CF y director ejecutivo, así como su excelencia Sheikha Hamian, directora del equipo femenino del Málaga CF y directora ejecutiva de la Academia y también su excelentísimo Sheikh Nayef miembro de la junta directiva y asesor especial (…) Hay otra que me reservo para el momento adecuado. Sobre sus palabras sobre mi persona quiero dejarle claro que hablar sobre la familia Al Thani es hablar de la familia que gobierna Qatar. Esa línea roja no debe cruzarla. Si quiere tensar las relaciones entre el gobierno de Qatar y el de España, que repita lo que ha dicho y ya veremos lo que sucede. Sabe perfectamente que soy el jeque Abdullah Bin Nasser Al Thani y no el señor jeque”.  

El Emirato está en manos de esos opacos grupos inversores, o no tan opacos, como es el caso de Abdullah Al Thani, su dinero directa o indirectamente está al servicio de los intereses estatales porque dichos intereses no están en absoluto disociados, como tampoco están disociados de los intereses de los Estados Unidos e Israel. Los Al Thani han pretendido desde el estallido de la llamada “Primavera Árabe” aprovechar su pujanza económica para ampliar sus relaciones de poder en la esfera internacional árabe y musulmana. Las inversiones qataríes en países occidentales oscilan según las fuentes entre los 30.000 y los 40.000 euros para el año pasado; la filantropía, según diversos medios de comunicación, es una característica a destacar de los Al Thani y para estos hombres de negocio esa filantropía es sobre todo, ayudar a unos “pobres hermanos” en lucha contra un infiel, como es caracterizado el presidente sirio Bashar Al Asad, y contra el “satán” que supone la multiconfesionalidad de la República Árabe Siria. La fachada “moderna” y “seductora” de los millonarios qataríes es solo eso: fachada, un blanqueo que no puede esconder la sangres de miles y miles de víctimas inocentes.

Todo esto ha de ser tenido en cuenta por el activismo malagueño de los movimientos sociales y populares. Es fundamental conectar esas diferentes realidades con el fin de desenmascarar el recorrido de las inversiones que están destruyendo nuestro litoral, imponiendo un modelo de explotación intensiva de la fuerza de trabajo, y que a la vez es responsable directo de la destrucción y el baño de sangre que llevamos 7 años presenciando en Siria.

Antonio Torres.

Autor

+ artículos

Nacido en Málaga, en 1975, Licenciado en Filología Inglesa por la UMA. Ha militado en organizaciones comunistas y soberanistas andaluzas de izquierdas e, igualmente, en movimientos sociales y populares de Málaga.