Cuba, con su ejemplar educación pública, procura que cumplir la vocación no sea una utopía o un privilegio, sino una posibilidad para todos

    “Arnaldo Tamayo no ocupaba ninguna cuota de inclusividad con el objetivo de hacer quedar bien a un gobierno. Tamayo llegó a Intercosmos siendo negro, no por ser negro”

    “Nos encontramos ante un sistemático intento por secuestrar causas sociales, que no nos roben las banderas de esas luchas”

    “La Revolución puso el problema del racismo sobre la mesa, decidida a transformar la desigualdad, en afinidad con su carácter socialista”

    “Al no existir hoy una amenaza de agresión directa como las del siglo pasado, la sociedad comenzó a apuntarse otras metas que antes no se habían presentado”

    “El racismo terminará por resolverse, más pronto que tarde, considerando el creciente número de voces que reclaman por estos cambios dentro del marco socialista”

    Tal día como hoy, un 18 de agosto de hace 41 años, la URSS enviaba a la primera persona de piel negra al espacio. El autor de dicho hito histórico no era un ciudadano soviético, aunque también pudiera haberlo sido, teniendo en cuenta la política antirracista soviética. Sin embargo, se trataba del cosmonauta cubano Arnaldo Tamayo, que viajaba al espacio junto a Yuri Romanenko —en un ejercicio de cooperación internacional socialista— a bordo de la nave Soyuz-38. Se convertía así en el primer afrodescendiente en volar al espacio, ostentando también el honor de ser el primer latinoamericano y el primer hispanohablante en hacerlo. A su regreso a la Tierra era condecorado con la primera medalla honorífica de “Héroe de la República de Cuba”.

    No obstante, el palmarés de Tamayo también se extiende a la política institucional. Desde el mismo año en que alcanzó las estrellas (1980), accedió al cargo de diputado ante el poder legislativo cubano, siendo también presidente del Grupo Parlamentario de Amistad «Cuba-Rusia». En la actualidad, a sus 79 años, se desempeña como Jefe del Departamento de Relaciones Exteriores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (MINFAR) y como Director en la Organización de Defensa Civil de Cuba. Su compromiso con la Revolución y con la participación democrático-popular en el desarrollo socialista siguen tan activos como siempre.

    No cabe duda de que Tamayo ha llegado alto, literalmente hasta más allá del cielo terrestre, ¿pero desde cuán abajo partía? Tengamos primero en cuenta que nació en 1942, 17 años antes del triunfo de la Revolución. Vivió sus primeros años en plena dictadura batistiana y, por tanto, sufrió los últimos coletazos del equivalente al Apartheid en Cuba, con el segregacionismo institucional existente hasta 1959. Además, huérfano desde muy corta edad, el niño Arnaldo tuvo que trabajar demasiado pronto por ser el único sostén de su familia, a la vez que no dejaba de estudiar. A los 13 años trabajaba como limpiabotas, ayudante de carpintero y vendedor de periódicos, todo a la vez y saliendo adelante como pudiera.

    Fue después de la Revolución Cubana que Tamayo ingresó en el Instituto Técnico «Ejército Rebelde» y luego a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, convirtiéndose en piloto de combate y yendo a entrenar a la Unión Soviética con solo 19 años de edad. Toda su carrera posterior le llevó a encontrarse entre los 600 pilotos candidatos a participar en el programa espacial Intercosmos de la Unión Soviética, de entre los cuales se seleccionaron 70, después 41,​ 20, 9, 4 y, finalmente, la comisión soviético-cubana designó a dos miembros, uno principal y otro de reserva, quien se correspondía con su compatriota José López, de origen étnico caucásico. ¿Qué importancia tiene señalar esto? La de aclarar que Arnaldo Tamayo no ocupaba ninguna cuota de inclusividad con el objetivo de hacer quedar bien a un gobierno. Tamayo llegó a Intercosmos siendo negro, no por ser negro.

    Abajo, de izda. a dcha., Yuri Romanenko y Arnaldo Tamayo. Arriba los suplentes, Yevgueni Jrunov y José López

     

    Secuestro de las causas sociales

    Como ya hemos visto en cada intento de desestabilización contra los países conformantes del llamado “bloque antiimperialista”, con esa burda careta de demócrata progresista con la que el imperialismo occidental justifica sus interesadas injerencias, también arremete contra Cuba queriendo hacer creer que existe discriminación institucional —cuando no se acusa directamente de persecución y violencia— contra sectores históricamente desfavorecidos, como las minorías étnicas, las mujeres o el colectivo LGBT. En los ajustadísimos términos que se proponen en el programa “Con Filo”, estaríamos ante un «sistemático intento por secuestrar causas sociales», y añaden, «que no nos roben las banderas de esas luchas».

    Yotuel Romero parece ser el último farandulero de turno, aunque lleva más de una década mimado por los medios al servicio del imperialismo mientras usa su condición étnica para arremeter contra el gobierno cubano. Recibiendo una renovada atención desde su financiadísimo hit “Patria y Vida” —consigna de moda en la gusanera, como si acaso significase lo contrario a “Patria o Muerte”—, este histriónico pelele nos es conocido a los españoles por habernos deslumbrado, hace ya 18 años, con su esculpido torso en la serie televisiva “Un Paso Adelante”; torso que, por cierto, mantiene en el mismo admirable estado y no pierde ocasión en recordarlo, no vaya a ser que dejemos de mirarle un rato. Y fue así que dando un paso adelante comenzó a vivir del show en el estado español, declarando lo que sea que los medios quieran escuchar con tal de no caer en el olvido. A Yotuel no debe importarle gran cosa mientras pueda seguir viviendo del cuento. Típico mercenario, nada nuevo por el frente.

    Yotuel Romero se luce en “Un Paso Adelante”, año 2003

    La jugada del “Patria y Vida” le salió redonda. Ahora Yotuel se encuentra en MasterChef Celebrity, así como en 2017 fue Carlos Baute el actor del espectáculo preparado contra Venezuela por parte de la televisión pública española (TVE). En solo unos días ya se han vivido esperpénticos y melodramáticos momentos, como el del jurado culinario casi llorando mientras Yotuel relataba cómo la cocina le guió a la libertad porque tenía un restaurante clandestino y el régimen le persiguió y por eso huyó de Cuba. Máxima credibilidad, en absoluto suena a patraña.

    Propaganda descarada contra Cuba en un medio español irrelevante

     

    Entre las más ilustres perlas que Yotuel ha ido soltando contra el gobierno revolucionario durante los últimos años, usando la cuestión étnica como su ariete recurrente, declaraba ante un medio colombiano —país nada racista, como todos sabemos— que “en Cuba los negros solo tenemos opción de ser deportistas o cantantes”. Esta barrabasada, repetida hasta la saciedad por múltiples medios “cubanos” afincados en Miami, es insostenible como se puede deducir del claro ejemplo de Arnaldo Tamayo.
    No obstante, evidenciar la mentira de Yotuel no es tarea complicada, pues no son pocos los afrocubanos popularmente reconocidos, como Inés María Chapman Waught, vicepresidenta del Consejo de Ministros, y Beatriz Johnson Urrutia, gobernadora de Santiago de Cuba. En el ámbito científico podemos mencionar a Luis Herrera, uno de los más importantes científicos de la biotecnología, así como a Miriam Nicado, rectora de la Universidad de La Habana; y en el ámbito artístico encontramos afrocubanos de relevancia como Víctor Fowler, escritor y crítico literario, o el pintor y grabador Eduardo Roca Salazar, más conocido como “Choco”.

    Políticas afrocubanas: Inés Mª Chapman (izda.) y Beatriz Johnson (dcha.)

    Entonces, ¿hay racismo en Cuba?

    Obviamente, siete ejemplos no bastarían para demostrar que Cuba esté libre de racismo, pero sí para probar que Yotuel Romero es un embustero nada confiable.

    Pero entonces, ¿hay rezago racista en Cuba? Por supuesto, así como por el momento pervive en cualquier otro país del mundo, y no iba a ser menos en un país que durante siglos estuvo dominado por el segregacionismo racial y cuyo motor económico fue la trata de esclavos portados desde África. Sin embargo, la Revolución puso el problema sobre la mesa, decidida a transformar la desigualdad, en afinidad con su carácter socialista.

    En 1959, como parte de la nueva política cultural de la Revolución Cubana, se reivindicaron expresiones culturales de origen africano, tales como la música, la danza y el folklore tradicional, las cuales no eran de buen ver por parte de las familias más adineradas y elitistas. Fue a partir de ese año cuando la equidad, la igualdad y la justicia social se convirtieron en políticas gubernamentales.

    Antes del triunfo de la Revolución, la población afrodescendiente era fuertemente segregada por los blancos acomodados como parte de la herencia colonial española y neocolonial norteamericana. En las escuelas, hospitales, clubes, tiendas e incluso playas privadas se les tenía prohibido el paso a todo aquel que no poseyese tez blanca. Ni siquiera el dictador Fulgencio Batista pudo ser miembro de algunos de estos clubes, ya que no lograba obtener un carné de asociado por ser mulato. Esto provocaba que todo aquel que fuese negro, o incluso descendiente, estuviese sumergido en una situacion muy precarizada, con escasas oportunidades laborales, viendose en la necesidad de trabajar desde niños, con poca libertad de esparcimiento y recreación.

    Niño afrocubano limpiabotas durante la dictadura de Fulgencio Batista

     

    Con el firme objetivo de contrarrestar esta situación, el gobierno revolucionario impulsó desde sus orígenes campañas, leyes y modificaciones legislativas para impedir la continuidad de este trato desigual, inhumano para unos y privilegiado para otros.

    Rolando Rensoli Molina —afrocubano, profesor universitario y vicepresidente de la Comisión Aponte contra el racismo y la discriminación— afirma sobre la Revolución que «con su sentido profundamente humanista, democratizó el acceso a la educación y la cultura, y dotó a todos los cubanos, por igual, de los mismos derechos y acceso a oportunidades».

    El objetivo por parte del gobierno revolucionario siempre ha sido eliminar del todo el racismo, ya que no se corresponde con los valores socialistas promovidos por la Revolución.

    «La apología del odio, la promoción de la intolerancia y las ideas supremacistas sobre bases de origen nacional, religioso o etnico, son ajenos a la vida política, social y económica del país». Extraído de un informe de la cancillería cubana.

    Pero si la Revolución ha realizado innumerables esfuerzos en erradicar el racismo, ¿por qué este se rehúsa a desaparecer? ¿Por qué está sucediendo un resurgimiento del movimiento antirracista en la isla, obviando el ya mencionado movimiento de desestabilización financiado por la USAID?

    Debido a su contexto, desde su más temprana etapa, la Cuba revolucionaria se vio envuelta —obligadamente— en una serie de contiendas muy concretas en las que era pertinente vencer si se quería consolidar el Socialismo en la nación. Durante las décadas de los 60, 70 y 80 hubo agresiones directas por parte de los Estados Unidos de América y proliferaron los grupos contrarrevolucionarios, lo que provocó una fuerte oleada de apoyo popular al gobierno y repercutió en una paralización parcial de importantes debates como el de la lucha contra el racismo, relegándose a un segundo plano o a un estado de standby.

    Es entonces comprensible que, pese a la iniciativa gubernamental de no promoción y proliferación de la discriminacion racial, ésta haya persistido hasta nuestros días, ya que el racismo en Cuba es una construcción cultural arraigada que prevalece por encima de las leyes. Al no existir hoy una amenaza de agresión directa como las del siglo pasado —no por falta de ganas, sino por falta de apoyo— y una situación social más estable, la sociedad comenzó a apuntarse otras metas que antes no se habían presentado, o incluso a continuar de forma más organizada con muchas otras cuestiones apartadas de forma indefinida o directamente olvidadas.

    Fidel Castro resaltó, a principios de la guerra de Angola, que la isla caribeña no sólo era un país latinoamericano, sino también latinoafricano. Esta frase, que refleja una realidad más que una opinión y que ha sido incluso avalada por estudios científicos —de origen nacional— que demuestran el origen mestizo de absolutamente todas las cubanas y cubanos, es compartida por miembros de organizaciones antirracistas que, sin desligarse del carácter revolucionario y socialista, luchan mano a mano con el Estado para sortear las desventajas históricas en Cuba. Es el caso de, por ejemplo, la Red Barrial Afrodescendiente, la cual organización fundada en el seno de un barrio humilde que lleva a cabo programas de concientización y capacitación antirracista desde el año 2012.

    Según todo lo expresado con anterioridad, desde aquí damos por demostrada la inexistencia del supuesto racismo institucional denunciado por parte de disidentes y lobbies financiados por la contrarrevolución. No obstante, remarcamos la existencia de microrracismos a tratar —así como en cualquier otro país democrático—, como la predominancia de personajes blancos en los libros escolares, por poner algún ejemplo de entre los que se encuentran en discusión. Son cuestiones que terminarán por resolverse, más pronto que tarde, considerando el creciente número de voces que reclaman por estos cambios dentro del marco socialista.

    En resumidas cuentas, el debate sobre el racismo aumenta su candencia, y con la llegada de las nuevas generaciones libres de prejuicios y la cada vez mayor organización de activistas revolucionarios, el problema seguirá en disminución hasta convertirse en una anécdota de un oscuro pasado decadente.

    «El racismo, la discriminación racial y la xenofobia constituyen un fenómeno social, cultural y político, no un instinto natural de los seres humanos; son hijos directos de las guerras, las conquistas militares, la esclavización y la explotación individual o colectiva de los más débiles por los más poderosos a lo largo de la historia de las sociedades humanas.» Fidel Castro.

    Fidel acompañado de diversos revolucionarios africanos y afrodescendientes, como Amílcar Cabral, Thomas Sankara, Nelson Mandela, Mengistu Haile Mariam, Angela Davis y Malcolm X, entre otros.

    Notas y enlaces:

    http://www.granma.cu/pensamiento/2021-09-14/volver-a-fidel-en-durban-14-09-2021-23-09-53

    http://www.granma.cu/pensar-en-qr/2021-06-28/cuba-un-mismo-pueblo-una-sola-raza-28-06-2021-20-06-13

    Pedro de la Hoz, presidente de la Comisión José Antonio Aponte para lucha contra el racismo

    http://www.cubadebate.cu/noticias/2013/10/09/estudio-muestra-que-en-el-adn-del-cubano-estan-todas-las-razas/

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    Cubano y marxista-leninista, apasionado de la ciencia, la historia y la geopolítica.

    «Seamos la pesadilla de los que pretenden arrebatarnos los sueños.». Ernesto "Che" Guevara

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    Responsable de Traducción y corrección de textos. Coautora en la sección de Efemérides

    Comunista y animadora sociocultural, ducha en el área de juventud. Escritora, comunicadora, analista y filósofa por afición.

    "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo." Karl Marx.

    "Toda afirmación debe fundarse en hechos y toda crítica debe tener sentido político." Mao Tse Tung.