Joker, antagonista en El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008 Warner Bros. Pictures.)

Ha habido infinidad de antagonistas a lo largo de la historia de la literatura y del cine. Antagonistas con planes elaborados y retorcidos.

Sus motivaciones pueden ser desde los celos, la venganza, en ansia de poder o el anhelo de conquistar o destruir a la humanidad. Intentaremos explicar la figura del antagonista a lo largo de la historia, cómo ha sido representado, su uso político y cómo debe ser construido para un mayor interés del relato.

El antagonista. La anomalía de la que surge el héroe.

Históricamente la humanidad ha reflejado en sus construcciones culturales la lucha entre el bien y el mal, la luz frente a la oscuridad. En estas historias el antagonista es el opuesto al protagonista tanto en sus características, deseos e incluso aspecto. Si uno es luz el otro es oscuridad, si uno lucha por el bien el otro por el mal. En esta dualidad podemos encontrar La Epopeya de Gilgamesh a Star Wars o la fantasía posmoderna Matrix.
El retrato del antagonista en la tradición cultural es la representación de la desviación del seguimiento de la ley. Se representa comúnmente en la figura del hombre, aunque hay ejemplos de lo contrario, como es el de Medusa, pero es necesario aclarar que su conversión en villana se debe a una tragedia personal, tras ser violada por Poseidón. La aparición del villano mueve las acciones del héroe, se convierte en un desencadenante. Solo la deformación del orden del mundo introducido por el antagonista induce la aparición del héroe, lo que significaría que uno no puede existir sin el otro.
El héroe habitualmente representa la regla social y restaura el orden corrigiendo la anomalía implantada por el villano. En esta restauración se puede devolver todo a su estado original o crear un nuevo orden. La narración que enfrenta a estos personajes es lineal y repetitiva. Cuando vemos a Luke Skywalker enfrentarse al lado oscuro, representado por Darth Vader y por El Emperador, estamos asistiendo a la representación de esta estructura lineal en la que el bien trata de recomponer el orden en el caso generado por el mal. La luz frente a la oscuridad.
Hay incontables ejemplos de villanos que simplemente hacen el mal, pero no como recurso para ejercer un dominio sobre su entorno. En base a esto podemos decir que el Satán de Milton no sería un villano, al menos por completo.

El Paraíso Perdido de John Milton ilustrado por Gustave Doré


Nietzsche creía que la voluntad del mal dotaba un carácter de interés. Lo que en la norma social se debe honrar, la obediencia, la fe, la fidelidad es lo que deberíamos o desearíamos deshonrar. Se produce así la fascinación por el villano, desligando maldad de moralidad, en por su sentido de oposición a la religión.
En la ruptura de lo establecido surgen los villanos. Tenemos el ejemplo en la obra Otelo de Shakespeare. El antagonista, Yago, es el más “fiel” oficial del famoso rey moro protagonista, a quien envidia por el amor que le profesa su consorte, Dedémona. Esta es la razón por la cual no duda en inventarse el romance entre la reina y el lugarteniente del rey, Casio, provocando la tragedia que se cierne en la obra de Shakespeare.

Yago (Otelo 1995 .Columbia Pictures)

El villano como sujeto político

Ricardo III (William Shakespeare)

La tiranía es un elemento del villano que prevalece a lo largo de literatura y el cine. Siguiendo con la obra de Shakespeare nos encontramos muchos ejemplos si hay que destacar un villano, ese será Ricardo III. 
En palabras del propio Shakespeare:

“… un tirano sanguinario y un homicida; elevado en sangre, y en sangre establecido; que buscó todos los medios para llegar a lo que tiene y mató a los que fueron medios para ayudarle, una baja piedra sucia …”

Ricardo III, interpretado por Ian McKellen (MGM)


 
Ricardo III, de Shakespeare sería la ejemplificación del villano, porque la esencia de este tipo de antagonismo no tiene tanto que ver con la maldad sino con el deseo de controlar. El villano carece de empatía, es incapaz de ver a los demás como parte de un todo.  Ricardo elimina a cualquier persona que suponga una oposición a sus propósitos. No hay moralidad ni legitimidad en la obra de Shakespeare, solo hay fuerza, destrucción, sangre y matanza. La profundidad de la tragedia alrededor de Ricardo III no está en los análisis psicológicos de verosimilitud burguesa, sino en la fosa más honda de la ambición, en la que bucea, sin reparar en nada, la insaciable enfermedad del poder del tirano.

Napoleón de Rebelión en la granja (G. Orwell)

Napoleón en Rebelión en la granja, del anticomunista George Orwell, componía la visión del autor de lo que era un un perfecto villano,  Stalin. Es de sobra conocida la profunda animadversión que provocaba la figura del mandatario soviético. Es por eso que cuando pretende dar su visión de la tiranía acuda a Stalin. En la novela, Napoléon se consolida junto con Snowball (que podría estar representando a  León Trotsky) como líder de la granja hasta que ordena el asesinato de éste último.

Portada del libro: Rebelión en la Granja de George Orwell (booket)


La imagen que la propaganda norteamericana proyectó a través del cine, la literatura y el cómic, de carácter anti-soviético, queda patente en la fábula de Orwell.  De Stalin  se decía que usaba a la policía secreta para aferrarse al poder, por tanto, Napoleón usa el ataque de sus perros para deshacerse de la oposición mediante la violencia, de la misma forma en que calla a la disidencia y crea su propia imagen a través de Squealer y sus ovejas. Uno de los paralelismos más grandes entre Napoleón y el discurso de la Guerra Fría sobre Stalin tiene que ver con la forma en que se desploma la producción en la Granja Animal mientras Napoleón está al mando. Uno de los principales argumentos para desprestigiar a la revolución soviética tiene que ver con  la falacia de que Stalin desbarató la producción agrícola con sus Planes Quinquenales. La Unión Soviética en la década de 1930 realizó los dos primeros planes quinquenales y llevó a cabo la colectivización de la agricultura. El ingreso nacional aumentó de 29 millones de rublos en 1929 a 105 millones en 1938: un aumento de 360 por ciento en 10 años.
¿Qué motiva a Napoleón? Tan pronto como llega al poder, Orwell  revela los verdaderos intereses del cerdo. A Napoleón no le importa mucho si los animales son iguales o si controlan los medios de producción, pero entonces ¿qué lo mantiene vivo? No es tan difícil ver lo que motiva a Napoleón:  le fascina el poder, es por tanto un tirano.

“Los animales que estaban fuera miraban a un cerdo y después a un hombre, a un hombre y después a un cerdo y de nuevo a un cerdo y después a un hombre, y ya no podían saber cuál era cuál.”

La construcción del antagonista perfecto

Colocar un antagonista en una narrativa no la hace propensa a tener éxito como historia. Sin embargo ¿Qué tiene que tener un antagonista para que la historia funcione? ¿Qué tiene de especial, por ejemplo, el Joker de El caballero Oscuro o Jhon Doe en Seven? Su máximo atractivo reside en que son excepcionalmente buenos para atacar la debilidad de protagonista o héroe. Para Robert McKee en su libro “El guión”:

“El protagonista y su historia solo pueden ser tan intelectualmente fascinante y emocionalmente interesante, como las fuerzas del antagonismo lo permitan”

Un antagonista interesante por tanto debe ser poderoso, cuanto más lo sea, más difícil (e interesante) será la lucha del protagonista o héroe. Pero esto es una obviedad. ¿Qué significa ser poderoso en este contexto? Para John Turby, autor del libro “La anatomía de la historia”:

“Se debe crear un oponente que sea excepcionalmente bueno en atacar la mayor debilidad del héroe”

Pongamos como ejemplo a uno de los antagonistas más famosos de la historia del cine reciente: El Joker de El Caballero Oscuro. En el universo creado por Jack Kirby y adaptado por Christopher Nolan, gran parte del poder de Batman reside en su capacidad intimidatoria, de su fuerza física, su poder económico y tecnología. Sin embargo Joker es capaz de crear situaciones que anulen las ventajas de Batman. Precisamente por esto, una de las escenas que más recordadas es aquella en la que Batman tiene detenido a Joker , sometiéndole a un violento interrogatorio para averiguar el paradero de Rachel y Harvey Dent. Con toda esa gran violencia de Batman, Joker la contrarresta con una memorable frase:

Escena de El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008 Warner Bros. Pictures.)

“No tienes nada, nada con lo que amenazarme. Nada que hacer con toda tu fuerza

El Joker convierte las fortalezas de Batman en debilidades. Él puede hacer eso porque no le teme a la muerte, no teme su sino, incluso quiere que Batman le mate. Porque sabe que la moral de Batman tiene forma en una sola regla: Batman no mata. Así que cuanto más caos genera el Joker, más destrucción y más muertes, más deja a la luz que el código ético de Batman también puede ser una debilidad, debido a que cuanto más avanzan los acontecimientos más claro es que para la única forma de frenar al Joker  es matándolo. Algo que nunca podría hacer Batman.
Fue en Batman Begins, donde Nolan introdujo un primer cambio en el aspecto moral de Batman al mostrar a un resentido joven Bruce Wayne planeando asesinar a la persona que mató a sus padres para luego verse repugnado por sus propios deseos de venganza. En esta primera situación es se sitúa enfrentado a la figura del mal,  en lo que Nietzsche llama una posición moral reactiva.
Batman siendo el protagonista y héroe de la historia no tiene que ser precisamente un héroe en la vida real. Un miembro de la alta sociedad de Gotham que cuando sus padres son asesinados es movido por la venganza y se enfrenta al algunos villanos procedentes de los bajos fondos de la ciudad en pos de su propio concepto de justicia. El bien reside en la clase dominante.  En esta situación se da una excepcional casualidad, Bruce Wayne, un joven que proviene de la oligarquía y El Joker (En The Killing Joke), un joven cómico  sin apenas recursos, debido a un trágico suceso en sus vidas, sufren una tremenda transformación. Esta interrelación se hace más patente cuando ambos personajes se cruzan ya remodelados en sus alter egos. Si bien Batman sabe que el Joker es imparable ¿Por qué no lo detiene? ¿Por qué no lo mata? Quizás la respuesta sea mucho más sencilla de lo que parece,  en parte, el Joker es su reverso.

La Broma asesina, Alan Moore (DC comics)


Es aquello que le da sentido a su propia misión. El Joker solo puede ser el antagonista de Batman y no de otro héroe, porque compite por el mismo objetivo que el protagonista. Volviendo a John Turby:

“Es compitiendo por el mismo objetivo donde el héroe y el antagonista se ven obligados a entrar en conflicto directo y hacerlo una vez y otra vez a lo largo del relato”

Entonces ¿Cómo compiten Batman y El Joker por el mismo objetivo? Ambos tienen una visión distinta de lo que debería ser Gotham, es decir la sociedad. Ese conflicto es el que mueve a ambos personajes, en el que uno trata de someter al otro, similar al conflicto de clases marxista, ninguno de los dos modelos son compatibles.

El antagonista: El símbolo de todas las cosas que deben cambiar.

El antagonista representa todo aquello establecido o no, que queremos cambiar para un mayor bien. Hemos visto ejemplos desde la literatura clásica a la cultura pop moderna del cine y el cómic. Al contrario que en la narrativa, los humanos no necesitamos un antagonista, ya lo tenemos, pero es este antagonista el motor que impulsa cualquier cambio. El antagonista no necesariamente tiene que ser siempre un humano ni tampoco en sí mismo bueno o malo. Puede también representar algún elemento psicológico, místico o una institución, puede ser por tanto, un sistema. Una relación por ejemplo de amo y esclavo. Hegel analiza la dialéctica del amo y del esclavo como una parábola del ser social del hombre. Según el filósofo alemán, el progreso hacia lo absoluto se basa en esa relación entre amo y esclavo. El esclavo renuncia a su deseo para satisfacer el afán de dominación del amo, pero a la vez éste existe en la medida que es reconocido por su antagonista. Hegel escribe que el sujeto -el amo- se constituye cuando el objeto – el esclavo- acepta su condición. Esto implica muchas consecuencias. La primera es que la acción nace de la negación de ese vínculo de dependencia por parte del esclavo que quiere acabar con la supremacía del amo. Y la acción no es otra cosa que deseo que genera un vacío, una nada que se materializa en algo tras el rechazo de lo existente.

«El deseo es la presencia de una ausencia»,

Volviendo a la escena del interrogatorio entre Batman y  Joker en El Caballero oscuro, podemos hacer un símil con este concepto hegeliano. En tanto que el antagonista es necesario para el sostenimiento del poder. Cuando el antagonista sabe de que es necesario para el héroe, este lo golpea con furia. La risa de  El Joker mientras es golpeado es como si adquiriera conciencia de su propia condición. Porque Joker no necesita a Batman, pero él si necesita a Joker.
Decía Silvio Rodriguez que “comprendimos que la guerra era la paz del futuro”. Ese futuro que ha de llegar tras el eterno conflicto entre las dos clases sociales antagónicas, entre los que producen y los que no producen, entre los que sin trabajar se adueñan de la producción y excluyen a los que trabajan, entre explotadores y explotados; históricamente entre amos y esclavos, patricios y plebeyos, terratenientes y campesinos, burgueses y proletarios.
Es por tanto el antagonista, el símbolo de todas las cosas que deben cambiar, la condición sine qua non en una lucha por la liberación, por un lado y el proceso de sometimiento  por otro.
Alejandro Caldito