La olvidada Cuenca Minera de Riotinto. Movimiento obrero durante el dominio británico. El Régimen de la Restauración.
Tercera parte de La Olvidada Cuenca Minera de Riotinto. Movimiento obrero durante el dominio británico. Al ser un tema extenso hemos dividido esta parte en tres artículos: Movimiento Obrero durante el Régimen de la Restauración, Movimiento Obrero durante la Segunda república y; finalmente la Guerra Nacional Revolucionaria, el franquismo y la actualidad.
La Cuenca Minera de Riotinto y principalmente, su clase obrera estuvo marcada por una serie de características que la diferenciaron del resto del movimiento obrero del estado. La llegada del poder británico en 1873 supuso un cambio radical en la naturaleza social de la zona. Una brutal modernización y la transformación total de las relaciones de producción, amen de una enorme concentración de trabajadores en una comarca relativamente pequeña. Esto sumado a las dramáticas consecuencias para salud del trabajo en las minas, al paternalismo británico y también a sus políticas autoritarias y a la explotación y control al que la población se veía sometida de manera permanente, llevó a que se generase una identidad colectiva. Ésta sería aún mayor cuando naciera la primera generación de mineros de Riotinto y suponía no solo conciencia de clase frente a la explotación burguesa sino también lucha por la emancipación de un pueblo que se había visto sometido al inmenso poder de una potencia extranjera.
Conciencia de Clase. La familia obrera en las minas.
Los niños comenzaban a trabajar a los 8 ó 9 años como “pinches” (mandaderos) o barcaleadores. Siempre y cuando un barreno explotado antes de tiempo no los desmembrase, o un desprendimiento no les hiciese desaparecer en la silenciosa sombra que a tantos se llevó o un tren no le amputase algún miembro, a veces no hacía falta ni tanta brutalidad el simple hecho de trabajar bajo los humos de las todavía activas teleras, el mero hecho de ser minero antes que los huesos se hubiesen formado… podrían ser motivos suficientes para que dejasen de crecer. Si lograban sobrevivir y demostrar un alto rendimiento en el trabajo quizás fuesen ascendidos, ya demasiado tarde para vivir. Al igual que los niños, las mujeres hasta 1900 barcaleaban en las cortas o en las cementaciones (barcalear es transportar el mineral en barcales o cajones). Muchas de ellas llegaban a tener una calvicie, típica entre barcaleadoras, debido a su trabajo, y aún así recibían la mitad de jornal que los hombres.
Tras la masacre cometida aquella tarde del 4 de febrero de 1888 el movimiento obrero quedó completamente desaparecido, no solo por el recuerdo de la sangre, de los gritos y del profundo silencio que vino después de aquel Año de los Tiros, sino también por la política de despidos, de persecución, de represión y también de paternalismo llevada a cabo por el director de la mina William Rich y el presidente y creador de La Compañía, Hugh Matheson. Usando como excusa el decreto de la supresión de las calcinaciones la compañía no dudó en disminuir la plantilla, 108 despidos tras la aprobación del decreto, 25 en febrero de 1889 y 13 en 1890. La historia no escrita habla de al menos 1000 personas sin trabajo en la cuenca, la situación llegó a ser tal que se creó la “Comisión para la Defensa de los Intereses lastimados por el Decreto de Supresión de las Calcinaciones”. Mientras la Compañía culpaba a los antihumistas, se le olvidó contar a sus trabajadores los verdaderos motivos de aquellos despidos. Y es que la Rio Tinto Company Limited había llegado a un acuerdo con otras compañías y con el grupo formado por la Societé Industrialle y Comercialle de Metaux y el Comptoir d´Escompte para controlar el precio del cobre bajando la producción lo que pasaba necesariamente por la reducción del personal. Al final la operación especulativa llamada Secrétan Corner salió mal, provocando la quiebra de Comptoir d´Escompte, pero mayor fue el precio pagado por el brazo trabajador. Acuerdos como este sería extremadamente frecuentes a lo largo del dominio británico. Por ejemplo, en 1911 Tharsis Suphur y RTCL se repartieron los clientes y fijaron los precios, la primera se quedó con el 12,8 %, la segunda con el 38 % y el resto para otras empresas mineras.

Fuente: José Juan de Paz Sánchez. Entre el puerto y la mina (I).
1898: El motín de las Mujeres.
Tuvieron que pasar 10 años para que volviera a haber señales de vida sobre aquellos pechos destrozado por el humo, el trabajo y el recuerdo que jamás se olvida. En 1898, la carestía de los alimentos, incluso en los propios economatos de la Compañía, donde se suponía que deberían tener un precio menor para sus trabajadores, llevaría a que en los días 10 y 11 de mayo se produjese lo que se ha conocido como El Motín de las Mujeres. Este fue protagonizado por las valientes e indomables mujeres de Nerva, quienes se manifestaron por las calles. Y mientras en Huelva capital se declaraba el estado de sitio, en la Cuenca Minera de Riotinto se asaltaba un fielato, se cortaba la línea telefónica y se incendiaban las casetas donde se cobraban los consumos. Esto llevaría, a que por petición del Ayuntamiento de Nerva y de la propia Compañía, se inaugurase una nueva Casa Cuartel de la Guardia Civil el 17 de diciembre de 1899. Este mismo año, 1898, moriría el creador de la todopoderosa RTCL. J.Keswick ocuparía su alto trono hasta 1904, mientras que W. Carlyle se convertiría en el nuevo director de las minas.
El nuevo gobierno inglés sobre la comarca minera abandonó el paternalismo y tomó tintes autoritarios, que serían aún mayores cuando el conocido como Virrey de Huelva ostentase su trono sobre el río Tinto a partir de 1908. Estos primeros años del siglo XX se caracterizaron por una gran cantidad de movilizaciones de carácter espontáneo y de signo anarquista, pero también por ser los años en los que la Cuenca Minera de Riotinto iniciaría su camino para aparecer en el mapa del estado español y en las redes de las organizaciones y del movimiento obrero nacional, del que había estado completamente aislada. Además, es necesario decir que en estos años existen en la cuenca verdaderas dificultades en cuanto a la supervivencia con el salario atribuido, que de media alcanzaba unas 25,5 pesetas/semana, de lo que había que descontar las 3 pesetas mínimas del alquiler de la vivienda a la Compañía, las 0,25 pesetas del servicio médico (1 peseta al mes), más el resto de gastos, teniendo en cuenta que el precio de un kilo de pan se situaba en 0,43 pesetas en 1905, 0,37 en 1906 y 0,38 en 1907 y que el de otros alimentos en 1908 también era muy elevado, por ejemplo 1,41, la carne; 0,62, los garbanzos; 1,13, el aceite; 4,51, la harina; 1,29, el azúcar o 3,98, el quintal de carbón. Además, se iniciaría una evolución a la baja de los salarios, puesto que la Compañía durante los años anteriores necesitó a atraer al mayor número de trabajadores posibles con salarios altos. Así, en 1914 el salario sería de 10-12 reales, aproximadamente igual que un jornalero de Huelva.
En 1900 el papel de la mujer en las minas (barcaleadoras) queda muy reducido y la posibilidad de trabajar para la Compañía se concedía únicamente en forma de “favor”. Así la expresión “se necesita el puesto para un caso de mayor necesidad” era la justificación de un despido en favor de aquella mujer que hubiese demostrado ante la RTCL que se encontraba en una situación de miseria aún mayor, generalmente, estaban reservados para las viudas de los mineros muertos en el tajo. Para aquellas que no entraban a trabajar en la Compañía la situación era dramática, o se dedicaban a fabricar alpargatas o emigraban a la ciudad para trabajar en el servicio doméstico. Aún peor era las condiciones para aquellas familias en las que hubiese una mayoría femenina, a las que era prácticamente imposible obtener los niveles económicos mínimos para su subsistencia por lo que se veían obligadas a buscar ingresos complementarios.
Prensa y movimiento obrero. El retorno de la huelga.
En este año la prensa obrera, que había estado prácticamente desaparecida en la comarca desde el Año de los Tiros, volvió a hacer acto de presencia para concienciar a la masa obrera, para darles esperanza, para continuar adelante frente a los explotadores y los verdugos. Destacando la publicación del anarquista El Obrero de Riotinto dirigido por Tomás Ojeda y el republicano La Juventud Federal, por Manuel Navarro Martín. También fue en este año, cuando después de 12 años sin escuchar su nombre y su latido, volvería a tronar y nacer de las gargantas el llamamiento a la huelga general. El 11 de junio se declara la huelga por parte de los llenadores de la Corta del Filón Norte exigiendo mejoras salariales y el final de los despidos, en solidaridad no tardarían en unirse los de la Corta del Lago y los de la Corta de la Dehesa, llevando así a la huelga general en el departamento de las cortas, con 3.000 obreros. Duraría hasta el 18 de junio. En noviembre se declararía la huelga entre los paleros y los picadores llegando a los 7.000 huelguistas.

Corta El Lago. Fuente: fondo BNE.
En 1901 fallecía la Reina Victoria I, pero su cumpleaños el día 24 de mayo siguió siendo día de fiesta y celebración en la colonia británica de Minas de Riotinto, y a partir de 1920 seguiría siendo celebrado, pero con el nombre de Día del Imperio.
En noviembre estalló la huelga en el Filón Sur y también en las Minas de San Pedro (Calañas) y en el muelle de río Tinto, donde se prolongaría hasta diciembre. Se realizan sabotajes contra la compañía destacando el incendio en el piso 9 del Pozo Alicia. Éste era una de las obras más importantes de la mina puesto que ponía en comunicación 36 pisos de la contramina de San Dionisio y sería, de nuevo, protagonista, 12 años después. Se exigían mejoras sociales, laborales y de jornal. En este mismo año el gobierno prohíbe el trabajo a los menores de 14 años. Esto favoreció el aumento de las tasas de alfabetización en los pueblos centrales de la Cuenca Minera de Riotinto, y también supondría un aumento considerable en la prensa y la agitación obrera en años posteriores.

Pozo Alicia. Fuente: http://huelvabuenasnoticias.com/wp-content/uploads/2015/08/felix-lunar7.jpg
En 1903 hubo una huelga de paleros en Corta del Lago y de mineros de Peña del Hierro. En febrero de 1906 hubo una gran cantidad de protestas. En 1907 el gobierno de Maura reprime duramente al movimiento obrero y social, lo que llevaría a la creación del bloque de izquierdas y de una campaña contra Maura, por sus recortes en la Ley de asociaciones y de la Ley de Regulación del Derecho a Huelga, que llevaría a la Semana Trágica.
A partir de 1908 la historia de la Cuenca Minera de Riotinto vuelve a tener un punto de inflexión. La Compañía había pasado de 13.108 empleados en 1906 a 16.465 en 1908. Fue éste otro año marcado en la memoria, pues fue el año en el que llegó a Riotinto el Virrey de Huelva, amo y señor de las minas, rey supremo sin corona y sin trono nombrado director de la Rio Tinto Company Limited. El 10 de enero de 1908 llegó desde las duras tierras de Sierra Madre (México) donde buscaba oro, con bota y mano de hierro capaces de estrangular para aumentar los beneficios de su empresa, y con un nombre, temido y repudiado por todos los mineros de la Compañía, Walter Browning. Su palabra sería ley, no solo en Riotinto sino también en toda la provincia de Huelva. Todas las autoridades administrativas lo trataban con deferencia, acatando su voluntad, sin jamás desafiar su inmenso poder. Huelva tuvo a su soberano y Riotinto entero fue su trono.
Al igual que el Año de los Tiros estuvo anunciado por el clima, lo que supondría la coronación del rey de Huelva, W. Browning, estuvo también presagiado por la tragedia. El día 11 de enero, un día después de su llegada, se produjo un enorme corrimiento de tierras debido a las lluvias que afectó a casas y a calles del viejo pueblo de Riotinto. Fue así como comenzó su desaparición, aquel pueblo que vio como los disparos quitaban la vida a sus vecinos hacia tan solo 20 años. Aquel pueblo que ya no existe perdió en ese derrumbe las calles: Fenicios, Santa María, Sanz, Reina Isabel, Valencia y parte de la calle Nerva. Dos años después de este primer hundimiento el pueblo contaba con 4.320 habitantes, la mitad que en aquel maldito año de 1888. Solo los trabajadores de la Compañía fueron recolocados en la nueva barriada de El Valle (hoy Riotinto), mientras que el resto se vieron condenados al exilio, pues la Compañía jamás les daría permiso para construir sobre su reino de tiranía. El mismo W. Browning organizó las tareas de rescate participando directamente en ellas, por su enérgico carácter sería apodado “El terremoto”. No rescató a los mineros víctimas de aquel “accidente” por considerarlos personas sino porque los necesitaba para seguir extrayendo el mineral, el corazón de la tierra. O al menos esto fue lo que demostró durante los años de su reinado de mano de hierro hasta 1927.

Walter Browning, director de las minas entre 1908 y 1927 y Virrey de Huelva. Fuente: http://garrat-patrimoniominero-industrial.blogspot.com.es/2010/04/walter-browning-rey-de-huelva.html
En su autobiografía, a cielo abierto, el histórico líder obrero Félix Lunar, asegura que las primeras palabras de W. Browning cuando contempló a los obreros de Riotinto fueron: “¡Cómo! ¿Estos son los trabajadores de Riotinto? ¡Si parecen todos capitalistas! ¡Yo les quitaré la corbata y las botas!”.
El 8 de septiembre de 1908 el jefe interior de la Corta San Dionisio, Palmer, recomienda 14 despidos. W. Browning despide a 22, hay tres detenidos por amenazas de muerte a Palmer. El 24 de septiembre Edmont Harworth, ingeniero en la mina La Poderosa, es asesinado. Se convoca la huelga en septiembre y noviembre en el Filón Norte y de 300 barreneros en, lo que consigue atraer las miradas del movimiento obrero del estado hacía Riotinto.
Durante estos años y hasta después de la huelga de 1913, los accidentes en las minas son casi diarios. El sistema empleado por la Compañía era el de pilares y columnas en contramina lo que permitía aprovechar los filones de mineral. La Compañía retiraba las columnas de mineral que servían de soporte a los pisos superiores. Los mineros eran obligados a cavar su tumba y a enterrarse en ella. El 6 de julio de 1910, 4 mineros muertos y el 7 de julio volvía a haber otro “accidente”.
En 1909 Fernández Arena funda el Sindicato Único, en poco tiempo alcanzaría los 4.000 afiliados y en 1911 pasaría a la CNT. En 1910 los artículos sobre los mineros de Riotinto de Rodríguez de la Peña en El Radical de Madrid y de Ciges Aparicio en El Socialista dan a conocer su situación, localizan la Cuenca Minera de Riotinto en el mapa del Estado Español y el movimiento obrero de Riotinto no volvería a estar solo y aislado. A partir de entonces comenzaría un movimiento obrero más combativo, y, sobre todo, mucho más organizado que lograría hacer temblar los cimientos mismos de la tierra y suponer verdaderos quebraderos de cabeza para la Compañía y su director y emperador. Este nuevo poder sindical organizado lograría crear una cultura obrera propia, mediante la prensa, los casinos obreros y la conversión de la plaza de toros de Nerva en el lugar de los grandes mítines. Por allí pasarían solo durante la década de 1910 líderes obreros como Pablo Iglesias, Vicente Barrios de la Unión ferroviaria, Facundo Perezagua de los mineros vizcaínos, Manuel Llaneza de los mineros asturianos y Francisco Bascuñana, Eladio Fernández Egocheaga, Agustín Marcos, Luis Fernández Mula, del Sindicato Minero de Riotinto. También lograrían crear un poder alternativo al hegemónico al mismo tiempo que mantenían la lucha directa contra él, llegando, incluso, a dar servicio médico y de farmacia al pueblo trabajador desde principios de 1914. Además, de crear cooperativas obreras de consumo, mutualidades, cajas de socorro y de resistencia. La organización y la solidaridad fueron tales que todos los tenderos y comerciantes de los pueblos mineros fiaban los días de huelga.

Históricos líderes obreros de Riotinto. Félix Lunar y Eladio Fernández Egocheaga.
En 1912 Francisco Bascuñana viajó a Huelva para crear la sección de la Federación Nacional de Ferroviarios y el 9 de noviembre se presentó al gobierno civil el reglamento del Sindicato Ferroviario de la Compañía de Riotinto. Poco más tarde había secciones en El Campillo, Nerva, Riotinto, está última sería conocida como el Sindicato de Riotinto, aunque en principio no serían reconocidos como sindicatos por parte de la Compañía, alegando ésta que sus líderes no eran sus propios trabajadores. Todas de carácter socialista. Así las asociaciones obreras cuyo objetivo fundacional era la organización de los trabajadores para desarrollar la lucha de clases pasaron de un 12% entre 1900 y 1909 del total de asociaciones obreras a un 31% entre 1910 y 1914. En 1913 Félix Lunar y Eladio Fernández Egocheaga, junto a otros miles de obreros sin nombre, constituirían el que sería el sindicato más poderoso de la Cuenca Minera, un sindicato a la altura de su brutal e invencible enemigo, la Rio Tinto Company Limited, el Sindicato Minero de Riotinto. Un sindicato de carácter socialista, pero alejado de las tesis del pablismo (referencia al líder del PSOE, Pablo Iglesias Posse) moderado de interés político, su base era la acción directa y la revolución. Esto llevaría a no pocos enfrentamientos con la UGT y a un cierto ostracismo en el ámbito nacional.
Bajo esta etapa de mayor madurez organizativa de clase, llegamos a la primera gran huelga desde la trágica de 1888, la Huelga de 1913, la primera para el Sindicato Ferroviario, que en sus dos primeras semanas había alcanzado los 6.000 afiliados en la sección de Nerva. Ésta también sería la primera Huelga en la que la solidaridad de la clase obrera del resto del estado se volcaría, por ejemplo, en las cuencas mineras de Asturias se organizaron funciones teatrales para recaudar fondos para los mineros de Riotinto, tuvieron que poner hasta dinero de sus propios bolsillos obreros para confeccionar el vestuario necesario para las obras.

Comité de la Huelga de 1913: Martín Moreno, Antonio Vázquez, Félix Lunar, Eladio Fernández Egocheaga y Rafael Ramos. Fuente: http://www.huelvainformacion.es/provincia/Riotinto-periodo-huelgas_0_709129405.html
La Dirección de la RTCL publicaría con motivo de esta huelga un comunicado en el que diría:
“Paga la Compañía a sus obreros un jornal medio mayor que el que se fija en los demás centros mineros de España. Es más, ha procurado un considerable aumento indirecto de salario, estableciendo almacenes reguladores y panaderías donde se expender los artículos de primera necesidad a bajo coste. Y como si esto no fuera bastante, facilita a sus obreros casas económicas y hasta doce escuelas (…), así como viene reservando hasta ahora para los ancianos esas pensiones de retiro que constituyen hoy el ideal de las naciones adelantadas (…). El obrero es libre de acudir o no al trabajo, pero la Compañía tiene, como es justo, igual libertad para ampliar, disminuir o suspender en todo o en parte los trabajos… ocupar el número de obreros que estime necesarios… sin más limitación que los preceptos legales y reglamentarios (…)”.
Comenzó el día 1 de abril cuando los cargadores de torales de cobres se declararon en huelga solicitando un aumento de 25 a 50 reales por tonelada de mineral cargada. El sumo soberano respondió blandiendo su látigo y golpeando con su puño de hierro, 25 despedidos, a la vez que el Gobierno Civil mandaba 150 guardias civiles. Estos llegaron el día 3 cuando la huelga era secundada por 3.000 obreros y la Compañía pretendía usar esquiroles para continuar los trabajos. Los mineros que continuaron trabajando contribuían con 50 céntimos al sostenimiento de los trabajadores despedidos. Las protestas continúan y llegan refuerzos desde Sevilla, esta vez los soldados del Regimiento Soria nº 9. Los ecos de aquel silencio forzado durante años, el color sangre de aquella plaza, los gritos de los nombres en el olvido… azotaron los pechos con fuerza, pero la huelga continuaba en pie, quizás precisamente gracias a esos nombres que la historia desterró. El día 9 de abril la huelga termina con el anuncio del presidente del Consejo de Ministros, Álvaro Figueroa y Torres, conde de Romanones, de ordenar un informe al Instituto de Reformas Sociales. La RTCL se comprometió a readmitir a los despedidos, a aumentar los salarios de carga y descarga en 30 días y la Guardia Civil se retiraba.
El día 15 de abril los 114 vieros de la Corta del Filón Norte, pues la RTCL pretendía aumentar su jornada laboral en hora y media. Hubo 5 despidos y, posiblemente, la huelga llegó los miles de trabajadores, pese a que Egocheaga llamó a la calma, obedeciendo a la Federación de Ferroviarios y a los líderes de la UGT. El día 22 de este mes se celebró en la plaza de toros de Nerva una gran asamblea en la que se llegaron a reunir 15.000 trabajadores y en la que se decidió no acudir a la huelga. A primeros de mayo, aumenta el número de guardias civiles, llega la comisión del Instituto de Reformas Sociales y son despedidos 140 mineros. Ante los despidos y los incumplimientos por parte de la RTCL el día 20 de mayo los cargadores de torales vuelven a la huelga, en solidaridad llegan a secundar la huelga unos 30.000 obreros de toda la provincia. En la cuenca minera se acumulan ya 500 Guardias Civiles, 2 compañías del ejército provenientes del Regimiento de Granada y un escuadrón de Caballería del Alfonso XII. La RTCL se comprometió a readmitir a los despedidos.
Ante los nuevos despidos a vieros del Filón Norte, el 31 de mayo de 1913 volvía la huelga logrando detener absolutamente todos los trabajos en las minas de Riotinto, incluso el de las sirvientas de las familias inglesas, y también en Huelva, donde hasta los panaderos paran. La clase obrera de la comarca había conseguido responder a por qué eran rojas las aguas del río, había logrado comprender su furia, su ira y su dolor, había aprendido a organizarlo, a unirse y continuar la lucha hasta el final. El día 1 de junio quedaba convocada por asamblea una huelga general que sería iniciada el día 15, pero finalmente sería desconvocada por las readmisiones de la RTCL.
El 22 de junio en una asamblea se aprueban las reivindicaciones, que sería presentadas a la Compañía el día 30:
Jornada de 8 horas.
Abolición de todos los contratistas.
Aumento del jornal en un 25%.
Jornal mínimo en libreta de 4 pesetas.
Retiro a los 25 años de servicio y 55 años de edad con el 50% del salario y a los 60 años con el 75%.
Con un año de servicio la Compañía consideraría al personal fijo con todos los derechos.
La RTCL proveería del título correspondiente y del reglamento interior a todos los empleados.
Supresión de la peseta mensual para el servicio médico y que se dejara libertad a los obreros para establecer una Mutualidad Médico-Farmacéutica.
Que en todos los departamentos peligrosos existieran medidas de seguridad que garantizaran la vida de los obreros.
El 31 de agosto en una asamblea en presencia de Pablo Iglesias 6.537 mineros decidieron adscribir a la Federación Minera de la UGT frente a 129 votos negativos. A primeros de octubre de 1913 en una nueva asamblea se decide convocar una Huelga General con 13.023 votos a favor frente a 17 que votaron en contra, el objetivo: hacer cumplir la tabla de reivindicaciones a la RTCL. Con los líderes de la UGT y del PSOE en contra el 15 de octubre de 1913 se inicia la huelga general. El Paro se inició a las 22:00h en las Contraminas y en las Cortas, a las 24:00h se extendieron a las Fundiciones, a las Cementaciones, Bombas, Central Eléctrica, Subestaciones, Tráfico… El grito era unánime y la luz de la huelga se hizo brillante y terrible bajo la helada mirada del rey de hierro.
El 1 de noviembre de 1913 arde nuevamente el pozo Alicia, Félix Lunar reconocería en sus memorias, que fue un sabotaje. En el murieron 5 jefes ingleses y dos españoles que trataron de sofocar las llamas. El día 18 se firma un laudo por una comisión negociadora (no con el comité de huelga) y la huelga finaliza. De los 14.000 obreros que iniciaron la huelga, 8.000 continuaban casi 8 meses después. Los mineros habían conseguido grandes logros, al menos en papel:
Jornada máxima de 8h y media a partir del 1 de enero de 1914.
Nuevo horario y las nuevas condiciones de trabajo que el personal ferroviario negociara con sus jefes.
Los trabajadores que no quisieran trabajar con los contratistas lo harían constar y la Compañía se encargaría de darles trabajo por otro método (administración o compañeria) antes del 31 de diciembre de 1913.
Las compañerías utilizarían las mismas herramientas mecánicas que los contratistas cobrando ambas el mismo precio por tm de mineral extraída. Los niños que entrasen a trabajar y tuvieran más de 16 años cobrarían un salario mínimo de 1,75 pesetas.
El salario mínimo y jornal en libreta para todos los obreros de capacidad física que trabajaran por el método de administración sería de 3 pts.A partir del 1 de enero de 1914 empezaría a funcionar, con carácter obligatorio, un reglamento de pensiones para ancianos e inválidos. El servicio médico correría a cargo de los obreros desde el 1 de enero de 1914 si se aprobaba en referéndum. Cuando un obrero necesitara hacer alguna reclamación ante sus superiores podría nombrar para que lo acompañara y defendiera otro trabajador de su mismo departamento.
Y, sobre todo, el sindicato era reconocido por la Compañía. Sin embargo, la RTCL interpretaría lo firmado a su manera para tratar de minimizar lo conseguido por los obreros. Finalmente, el 25 de enero de 1914 se firma un laudo de obligado cumplimiento y el 15 de febrero el conflicto se da por resuelto, dimitiendo la comisión de huelga. El sistema de pilares sería cambiado por el de trincheras en la minería interior. La Compañía introduciría masivamente perforadora mecánicas para poder prescindir de mano obrera, llegando a despedir a casi 1.000 obreros a comienzos de 1914. Crea la Agencia de Colocación, ésta sería la única encargada de proporcionar trabajo en las minas y llevaba un estricto y riguroso control de la actividad política y sindical de los mineros. Eladio Fernández Egocheaga fue condenado por instigador de la huelga de 1913 por el Tribunal Supremo a 22 meses de destierro a 50 km de Riotinto y es expulsado de la UGT por su apoyo a la acción directa y los propósitos más revolucionarios de los mineros. En 1915 sería expulsado de la Agrupación Socialista (AS) de Madrid, aunque para entonces ya pertenecía a la AS de Riotinto.

Panfleto de apoyo a Eladio Fernández Egocheaga tras la Huelga de 1913. Fuente: http://recuerdosderiotinto.blogspot.com.es/2012/09/
Pese al cansancio y el hambre que provocaban el mantenimiento de conflictos tan largos en el tiempo, la clase obrera había salido engrandecida tras la huelga de 1913, y no dudaría ni un segundo en acudir, con todo el vigor y la esperanza posible, al llamamiento de la Huelga General Revolucionaria de 1917. En este año desaparecerían otras 15 calles del viejo pueblo de Minas de Riotinto, aquel cuya plaza se cubrió de sangre en 1888.
El 9 de julio de 1917, 300 paleros van a la huelga en el departamento de La Naya, dos días después se alcanzan los 1.500 huelguistas. Hay 8 heridos y varios detenidos. El 26 de julio 500 obreros de la contramina del Filón Sur se declaran en huelga, al día siguiente se suman otros 500. El día 15 de agosto de 1917 el llamamiento a la Huelga General Revolucionaria se haría efectivo en la Cuenca Minera de Riotinto, extendiéndose hasta el día 20 de agosto. Se llega a decir que hay 10 muertos porque la Guardia Civil dispara por error contra un grupo de esquiroles, aunque en la mayoría de fuentes se habla de 7 muertos, 22 heridos y 44 detenidos. La RTCL considera a 210 obreros responsables del conflicto y casi todos son despedidos. Entre los detenidos se encuentran los 7 concejales socialistas del Ayuntamiento de Nerva, por Real Decreto el alcalde, Francisco Barranco, es destituido y gracias a la mayoría socialista, José Díaz del Real es nombrado alcalde el 7 de diciembre. El que sería el primer alcalde socialista de España, según Félix Lunar, plantearía que el Ayuntamiento de Nerva pidiese la amnistía de todos los presos y que las fuerzas de orden no registrasen a los vecinos que pacíficamente acudían al pleno. El 23 de noviembre habría una manifestación para exigir la readmisión de los despedidos.

Hoja informativa firmada por Egocheaga el 12 de junio de 1915. Fuente: http://recuerdosderio tinto.blogspot.com.es/2012/
Entre 1917 y 1918 la RTCL causaría baja de 1.354 empleados. La situación de paro, de carestía de precios, de explotación y miseria se iría agravando cada vez más, los mineros eran conscientes de lo que suponía enfrentarse a la Compañía, pero sabían que no habría otra alternativa que oponer al invierno fuego, a la noche luz y al dolor resistencia. Los obreros y obreras de la Cuenca Minera de Riotinto sabían que la lucha continuaría y acudirían a ella indomables en cada una de sus llamadas.
Se creo un Sindicato Católico, que llegó, incluso, a los 1.000 afiliados, pero al poco tiempo apenas tenía un centenar de afiliados. Y la propia empresa crearía en esos años el Sindicato Provincial de Obreros de Rio Tinto, pero como veremos ni siquiera así lograron frenar la que sería la mayor huelga en número y duración de toda la historia de la cuenca minera de Riotinto.
Así, llegaría 1920.
En diciembre de 1919 se inició un paro en la fundición que duraría hasta febrero de 1920. El Sindicato Minero de Riotinto estaba diezmado tras las últimas luchas, sus líderes habían sido encarcelados, despedidos o desterrados, el destino para sus bases podría ser el mismo. Los obreros eran perseguidos y vigilados muy de cerca. Al mismo tiempo se produce un incremento en la presencia de la CNT en la zona llegando a ser la hegemónica, debido a que la presencia del PSOE en el poder municipal no lograba traer auténticos cambios a la situación laboral y social de los trabajadores y trabajadoras de la zona.
El inicio de las Huelgas de 1920 puede situarse en la ya mencionada llevada a cabo en la fundición, pero también en la petición que hizo la el Subcomité de Trabajo de la RTCL (la famosa agencia) en enero de 1920 para que solicite a los distintos departamentos una lista de hombres excluibles con el objetivo de reducir la plantilla.
En marzo-abril se inició un conflicto en respuesta al desfase precio-ganancias-salarios y al temor al desempleo. Llegarían a un acuerdo de una subida de 6 reales en todos los salarios a cambio de suprimir el plus del 10% y el subsidio del economato de la compañía, por lo que para determinados salarios supondría una rebaja en cubierta y en otros prácticamente quedaban iguales.

Manifestación en Nerva durante la Huelga de 1920. Fuente: F. Aragón.
En marzo los maquinistas y fogoneros acuden a la huelga, ya que, a ellos, al no considerarse las minas como compañías ferroviarias, no llegaron las subidas salariales de entre el 60 y el 150 % que habían logrado los ferroviarios de toda España. En junio paran los cargadores de mineral, los canteros y los desescombradores. El 7 de julio los capataces afiliados al Sindicato Provincial de Obreros de Rio Tinto de la RTCL, el personal administrativo de Huelva y los inspectores de ferrocarril van a la huelga, así el personal más fiel, leal y sumiso a la RTCL se rebelaba también contra ella. En agosto de 1920 la huelga se extendido por completo, en cada puesto de trabajo, en cada pueblo y en cada casa la voz de la huelga es la única voz, su música, la única música y su esperanza, la única esperanza. La Central Eléctrica y todos y cada uno de los departamentos de las minas, se declaran en huelga, de hecho, hasta los guardiñas terminarían acudiendo a la llamada de la huelga general en agosto e incluso, los capataces británicos. 11.000 obreros detuvieron sus manos, 11.000 obreros lograron detener el latido monstruoso y arrítmico de la mina, detuvieron el sonido de los golpes de martillo, el chirrido de los trenes sobre los raíles y el sonido de las palas que cargaban sus vagones. Todas las manos y todos los brazos estaban caídos, nadie trabajaba, pues todos lo hacían por una causa mayor la del futuro.
La RTCL ofreció la subida en todos los salarios de 3 pts. diarias, sin embargo, como era costumbre, este incremento salarial fue neutralizado mediante la supresión de otros derechos: supresión del plus del 10 % y los precios del economato de pre-guerra pasarían a precio de coste, lo que suponía la eliminación de los economatos de la Compañía. Esos economatos que habían sido de utilidad durante la huelga de 1913, a la vez que habían supuesto el total monopolio y la prohibición de cualquier otra tienda en los pueblos mineros. Esta oferta fue rechazada por los trabajadores.
El precio de esta larga lucha fue enorme, pues el coronado de hierro no cedería ni un ápice, el rey golpearía a los obreros con su gran poder y las huelgas de 1920 que empezaron con el año llegaron hasta final de enero de 1921. En noviembre de 1920 2.000 de los obreros huelguistas tuvieron que abandonar la lucha a causa del hambre. Y 3.000 niños y niñas tendrían que ser acogidos por solidarias familias obreras de diferentes regiones del estado, pues en sus casas ahora vivía un viejo conocido, ahora más grande y terrible, el hambre. Incluso, madres lactantes tuvieron que salir a Huelva capital. Allí, médicos, empleados, comerciantes, farmacéuticos… realizaron colectas bastantes considerables y el Ayuntamiento de Huelva formó una comisión intermediadora, que fue al Consejo de Administración de Londres y desde allí mandaron a Sir Rhys Williams, quien se encargaría de estudiar el origen y el desarrollo de los conflictos de 1920.
Rhys consiguió comprobar y demostrar, pese a las resistencias de Browning para aceptarlo, que en 1920 el salario medio diario de los trabajadores de todas las clases de empleados era de 168 pts. al mes y que la mitad de los trabajadores cobraba menos de 150 pts. al mes; que, en todos los grados, menos en los cargadores subterráneos, había quiénes ganaban mensualmente menos de 120 pts. y había también 1.988 que recibían menos de 90 pts.
Este año de lucha dejó los Ayuntamientos en bancarrota y la situación en los pueblos en una miseria todavía mayor. Gracias a ella, la Cuenca Minera de Riotinto se convirtió en el centro de atención y la solidaridad obrera llegaba desde todos los rincones del estado, todas las organizaciones obreras llevaban a cabo colectas para los obreros de Riotinto y para sus hijos e hijas, Madrid, Asturias… Por fin la clase obrera del estado volvió su mirada hacia la cuenca minera de Riotinto y la vio, vio a los famélicos niños, víctimas de un rey déspota sin corona, vio a los hombres y mujeres de Riotinto con sus estómagos vacíos, no cesando en la lucha, vio la miseria, el hambre y la explotación que aplastaba a todos los pueblos de aquella hasta entonces perdida comarca, vio la heroicidad de un año entero de huelga casi continuada, la terrible actitud de un rey que no cedió ni un ápice en sus propósitos y que además trataría de agravar la situación. La clase obrera del estado miró a Riotinto y vio el corazón mismo de la tierra siendo apuñalado cada día y resistiendo hasta que la agonía, el agotamiento y el hambre lo hicieron dejar de latir.
El sumo soberano de Huelva y amo supremo de las Minas de Riotinto, W.Browning se reveló tal y como era en su máxima crueldad y brutalidad. A mediados de julio cuando el pan comenzó a escasear las mujeres de Nerva fueron a pedirle que no disminuyera su producción, los testigos manifestaron que “fueron despedidas con improperios porque lo que el director se ha propuesto es ejercer un bloqueo de estómagos para provocar que se rebelen contra la fuerza pública que custodia los estómagos”. En una de las etapas más duras de la huelga, cerca de agosto, Browning llegó a proponer que se lograra una subida de salarios, reduciendo el número de obreros de todos los departamentos y servicios. Y, además, con la obligación de realizar los mismos trabajos y repartir el salario de todos los que había en ese momento entre los que se quedar. Y también amenazó a los obreros con desalojarles de sus casas y sustituirles por empleados de la Dirección, amenazó con cortar el suministro de agua de todos los pueblos, porque “si no estaban trabajando no eran de la compañía”.
En septiembre el gran rey, señor del hambre y la miseria, publicaba una carta en la Provincia como respuesta a un artículo en el que se pedía ayuda para alimentar a los niños y niñas de Riotinto exiliados en Madrid, Sevilla o Huelva:
“Hecho cargo de su artículo (…), tengo el gusto, como particular, de remitir a usted la cantidad de 2.000 pesetas, rogándole atentamente las reciba como donativo para la suscripción a que se dirige el antes mencionado artículo, cuya eficacia más completa deseo muy de veras (…)”.
La dignidad y los principios de la clase obrera y de las asociaciones que acogieron a los hijos e hijas del hambre no aceptaron esas miserables 2.000 pesetas de aquel coronado como rey que intentaba hacer que el hambre acabase con un año de luchas y resistencia. Finalmente, así fue como ocurriría, la huelga terminó únicamente cuando fue completamente imposible continuar, pues de haberlo hecho habría supuesto una lenta y agónica muerte. Hay que decir que la Compañía no venció en soledad, sino que tuvo el consentimiento del gobierno, un gobierno que jamás intentó hacer de intermediario en el conflicto pese a que un pueblo entero empezaba a morir de hambre, un gobierno presidido por Eduardo Dato, casualmente accionista de la Compañía Británica.
Así el año de lucha de 1920 llegó a su final en enero de 1921, así la todopoderosa empresa llegó a vencer a los trabajadores, así el rey de hierro hizo una vez más su palabra ley en el estado español y sus garras, hambre y dolor sobre la cuenca minera de Riotinto. Eladio Fernández Egocheaga sería detenido por supuesto autor del incendio de un pozo minero, pero sería puesto en libertad por falta de pruebas, el estado terminaría descubriendo el fraude cometido al fisco en la declaración de las exportaciones de la RTCL y ésta despediría a 1.200 trabajadores. Si a esto añadimos la emigración que se produjo durante la huelga encontramos que la Compañía pasó de 11.000 trabajadores a 6.691en enero de 1921. El movimiento obrero quedó derrotado y las organizaciones obreras desmanteladas.
La dictadura de Primo de Rivera:
La llegada de la dictadura de Primo de Rivera en 1923 logró mantener “el orden y la paz” en la cuenca minera de Riotinto. Aquel extrañó silencio repleto del ruido de las locomotoras y las máquinas, del barreno y del martillo… cubrió la cuenca minera como un manto de sombra y de pérdida total de esperanza, los mineros trabajaban y su sudor regaba las piedras, los jefes británicos adoraban a su rey y éste convertía su palabra en orden.
Durante estos años de fría quietud la Compañía aumenta su plantilla, incrementa la producción y crea los “Jurados Mixtos” para resolver los conflictos entre obreros y capital. Una política empresarial más condescendiente con el obrero y una mayor bonanza económica, sumando a la persecución del anarcosindicalismo y la colaboración del PSOE y la UGT durante la dictadura lograría un silencio casi total en la comarca minera.
En 1927, Walter Browning, el rey de Huelva, quién había sobrevivido a numerosos atentados, sería finalmente destronado y descoronado por aquel mismo poder que lo había elevado al trono, la Compañía, concretamente por su nuevo presidente Auckland Geddes. Habían descubierto que la vida palaciega de placeres que había llevado el rey, había sido a costa de la empresa. En agosto de ese año la RTCL le pide que dimita y que no vuelva a Riotinto, al mismo tiempo se le informa que la mansión palaciega, próxima a la Estación de los Frailes, que le había regalado a su segunda esposa pasaba a ser propiedad de la Compañía. Al poco tiempo la todopoderosa RTCL ordenaba que la lujosa mansión fuese incendiada y arrasada hasta que no quedase piedra sobre piedra. Browning jamás volvería a Riotinto, aunque si a Sevilla donde trataría de desarrollar una empresa de cultivos de arroz, pero, finalmente, fracasaría. Moriría en Kent (GB) en 1943. Los mineros de Riotinto lo recordarían siempre como lo que fue, los mineros a los que dominó con hambre y miseria le sobrevivieron y volverían a unirse en su lucha contra el imperio y contra el capital. Porque ninguna de las estrategias empleadas por la Compañía, ni los Sindicatos Amarillos, ni las constantes rotaciones y separaciones, ni un sistema de trabajo brutalmente jerárquico… lograría poner punto y final al movimiento obrero en la Cuenca Minera de Riotinto.
Walter Browning a caballo. Fuente: http://garrat-patrimoniominero-industrial.blogspot.com.es/2010 /04/walter-browning-rey-de-huelva.html
Ese mismo año se funda la FAI en una playa de Valencia lo que iniciaría la restauración del movimiento anarcosindical y el inicio de la recuperación del movimiento obrero. Esto junto al desgaste monárquico sufrido desde 1925 llevaría a una nueva etapa de lucha, de pasión y, sobre todo, de nueva esperanza, en la década de los años 30. Precisamente en su primer año los trabajadores de Riotinto se sumaban a la huelga general convocada en toda España en solidaridad con los “Mártires de Jaca”, Fermín Galán y García Hernández. La RTCL respondió con despidos y ceses en el usufructo de las viviendas, muchos se atrincheraron en sus viviendas y los eternos compañeros amenazaron con declarar una nueva huelga general. La RTCL dio marcha atrás, pero volvió a despedir a más trabajadores. La crisis internacional del Crack del 29 y las consecuencias de la política de “diversificación” de las inversiones de la RTCL comenzaban a sentirse, se redujeron la producción y las horas de trabajo, condenando a muchos al desempleo. Pero los mineros de Riotinto seguían vivos y estarían dispuestos a defenderse y a conquistar una nueva vida.
En febrero de 1931 Braulio Martín, alcalde de Nerva publicaba un bando con motivo de los carnavales en el que se disponía:
“En los días de carnaval solo se permitirá el uso de disfraz desde por la mañana hasta el anochecer, ya sea individualmente o en comparsas.
Se prohíbe:
El uso de trajes o vestiduras análogos a los de los ministros de la Religión, de las órdenes religiosas, de las militares, y de funcionarios civiles y militares, y de condecoraciones o insignias del Estado.
Ejecutar actos contrarios a la moral y decencia pública; pronunciar en la calle discursos, y dirigir a las personas frases o palabras que puedan lastimar el amor propio.
Arrojar a las personas aguas, basuras y toda clase de sustancia que puedan causar daños o ensuciar los trajes.
Entrar en antifaz en salones donde se celebren bailes, ni con espuelas, armas ni bastones; estos solo podrán usarlos quienes ejerzan funciones de autoridad y sus agentes.
Bajo ningún pretexto será permitido quitar la careta a una máscara; quien por los actos de ésta se considere ofendido, podrá acudir a la Autoridad o a sus agentes, para la solución que proceda”.
Próximo artículo: La olvidada Cuenca Minera de Riotinto. Movimiento obrero durante el dominio británico. La II República.
Para ir a la primera parte “La olvidada Cuenca Minera de Riotinto: Imperialismo Británico, La Compañía (1873-1954)” pincha aquí; Para ir a la segunda parte “La olvidada Cuenca Minera de Riotinto. El Año de los Tiros: Humo, Sangre y Olvido (1888).” pincha aquí.
Autor
Graduado en biotecnología por la Universidad Pablo de Olavide.
Máster en biología avanzada: investigación y aplicación en la línea de biología aplicada e industrial por la Universidad de Sevilla.
Doctorando en fisiología vegetal en la facultad de biología de la Universidad de Sevilla.
Mi abuelo paterno fue el líder sindical Eladio Fernåndez Egocheaga.
Bonjour Josefina ! Mon grand- père, Andres Sanchez Vazquez a proposé la candidature de Eladio au CORTES lors d’une réunion syndicale tenue le 26 février 1914 à Minas de RioTinto. Bon souvenir!
Roger SARRETE