Carrasco

Retrato poeta Vicente Carrasco.

Vicente Carrasco: en el 101 aniversario de su nacimiento Javier Fernández Rincón rinde homenaje al poeta, a su lucha, sus versos y su resistencia.

El 6 de enero de 2018 se cumplirán 101 años del nacimiento del gaditano Vicente Carrasco Illescas. Descubrí a este poeta hace aproximadamente quince años, no digo conocí porque eso fue algo más tarde, cuando fui profundizando en su obra. Ocurrió en una librería de viejo que tanto prolifera últimamente, en la que adquirí una antología poética editada en 1986 por Vanguardia Obrera [editorial ligada al PCE (ml)]. Se titulaba La Memoria y la Sangre. Homenaje a las víctimas del franquismo y a los luchadores por la libertad. Título impactante para un libro de poesías pensé, pero fue más impresionante lo que encontré en su interior. Gritos desgarrados de horror, de violencia, de dolor, mucho dolor, demasiado dolor. Entre ellos encontré un poema suyo titulado “¡A ese!”, me dejó helado, despertando inmediatamente el interés en conocer al autor y su obra.

¡A ESE!

Ese es un rojo. ¡Perseguidlo!
Ese es un rojo. ¡Aniquiladlo!
Ese es un rojo. ¡No lo olviden!
Pertenece a la horda. Es de la tribu
de los alzados infrahombres.
No tiene frente de nobleza.
No tiene manos, sino garras.
No tiene boca, sino pico.
No son huellas de pasos de pisadas.
Son sus palabras alaridos.
Tienen ojos redondos de alimaña
que miran… y destruyen cuanto miran.
¡Ese es un rojo! No es un hombre
¡Ese es un rojo! Que no haya
paz a su lado nunca, nunca.
Que se le cierren todas las puertas.
Que el cielo encima se le caiga.
Que le lluevan denuncias y denuncias.
Que el dedo lo señale y, descubierto,
comparezca en el centro de la plaza.
¡Ese es un rojo! No es un hombre.
Que por su hundida frente impura
los pensamientos se retuerzan.
Que por su roto pecho, el aire
como la nieve cristalice.
Que el corazón le estalle, tenso
de endurecida sangre coagulada.
Que se le llenen de agujeros
las fugitivas plantas en su huída.
Que cuando alcance la frontera
un paredón le cierre el paso.
Que el exterminio siga y siga,
hasta en los hijos de los hijos.
¡Ese es un rojo! ¿Un rojo? ¡Alto!
¡Ese es un rojo! ¿Un rojo? ¡Muerte!

Hasta julio de 1936 –fecha en el que se produce el golpe de Estado contra la II República– su vida transcurre en la capital gaditana escribiendo poemas y estudiando simultáneamente medicina. Impartirá clases de Anatomía en la Universidad y opositará para diferentes puestos llegando a convertirse en Jefe de los Servicios Provinciales de Cardiología en Cádiz. Su pasión por la poesía florece desde muy joven, publicando en la revista La Esfera -editada en Madrid por Prensa Gráfica– en el Diario de Cádiz y en el semanario Atlante. El 1 de marzo de 1928, año en el que se crea la sección de Literatura en el Ateneo de Cádiz, Carrasco junto con Ventura Román Nieto realizan un recital de poesía. Carrasco va siendo reconocido en los ámbitos culturales de la ciudad, asistiendo a tertulias literarias, y materializándose en la publicación de algunos poemas – como “Cádiz” en el número doble 2 y 3- en la revista literaria gaditana y de gran importancia Isla –Hojas de arte y letras-, fundada por el poeta Pedro Pérez-Clotet en 1932. Carrasco en una entrevista realizada por José Antonio Hernández Guerrero – catedrático de teoría de la literatura y literatura comparada de la Universidad de Cádiz y estudioso de la obra de Carrasco– afirma que Pedro Pérez-Clotet dijo de él después de leer sus poemas que: “Aquí hay un gran poeta, pero le falta limar mucho”. Carrasco fue trabajando minuciosamente su poesía hasta que Pérez-Clotet le publicó en la Colección Isla su primera obra en 1935 titulada Rectángulos, de influencias lorquianas, surrealistas y neopopulares, recibiendo muy buenas opiniones desde la crítica. Pérez-Clotet al comienzo de la guerra civil se adhirió a los golpistas, convirtiéndose en uno de los escritores afines al bando franquista, como también hizo el poeta gaditano derechista y ultracatólico José María Pemán. En la primavera de 1936 publica su segundo poemario con el título de Poemas impresionistas, editado en Cádiz por la Editorial Surcos.

Carrasco

Primera obra publicada de Vicente Carrasco, Rectángulos (1935)

En julio de 1936 todo cambia. Desde comienzos de mes disfrutaba de un viaje turístico recorriendo Europa, que había planeado que durase un par de meses. El golpe de Estado le sorprenderá en la ciudad suiza de Basilea. Al enterarse de la nueva situación, decide volver a España a través de la frontera catalana dirigiéndose a Valencia, ya que Cádiz se encontraba en poder de los golpistas. La guerra no paraliza el talento creador de Carrasco y en 1938 publica Romances de la hora en Ediciones de la Guerra. Su compromiso con la República hace que se convierta en responsable de sanidad del cuerpo republicano de la Guardia de Asalto. Cuando Valencia es ocupada por las tropas franquistas en los últimos días de marzo de 1939, Carrasco intenta fallidamente huir a Francia, con intención de exiliarse a Colombia. Lo vuelve a intentar a través del puesto fronterizo de Gibraltar, pero todo es en vano y decide regresar a Valencia. Desde allí realiza una última intentona al embarcarse en un barco con destino final a Francia con parada en Argel, pero es detenido por la policía franquista. Estaba afiliado a Izquierda Republicana (IR), partido fundado por Manuel Azaña en 1934. Anteriormente había militado en el Partido Republicano Radical Socialista hasta su disolución, y en Acción Republicana hasta que se integra en IR. Su compromiso por la libertad y la justicia se había manifestado muy tempranamente en su época de estudiante, estando organizado en la Asociación de Estudiantes Libres.

Tras su detención es enviado a la prisión Celular de Valencia en la que pasará dos años y medio. Tendrá suerte y no será fusilado como le ocurrió a Joan Peset, ex rector de la Universidad de Valencia y científico de gran prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras. Cuando sale de prisión comienza un largo exilio interior en Valencia, ejerciendo como médico en una clínica de medicina interna que él mismo abre. También será depurado de su puesto en la universidad, sin posibilidad alguna de impartir asignatura. La victoria del fascismo derrotó muchos aspectos de la vida del país, pero uno de los más dolorosos fue el de la cultura, la ciencia y el arte. Sus protagonistas transitaron a un ámbito olvidado, objeto de persecuciones y aquelarres nacional-católicos. Grandes del país habían muerto en el conflicto o morirían en esos años, otros se exiliarían a tierras lejanas donde darán lo mejor de sí, y otros tantos se esconderán en un exilio interior. Carrasco no arrinconó la poesía con la derrota, si no que la traspasó a un plano más privado sin que muchas personas cercanas estuviesen al corriente de sus actividades culturales disidentes. Sin embargo, no pudo eliminar su etiqueta de poeta, ya que saldrá su nombre como uno de los autores consultados para la realización de la Antología Consultada de la Joven Poesía Española en julio de 1952 (Distribuciones Mares – Valencia), o la publicación de su poema “La voz misteriosa” perteneciente al libro inédito Voces en la concordia, en la revista valenciana dedicada a la poesía y ensayo y dirigida por José María Abad Tallada, La Caña Gris (nº2 Otoño de 1960).

CAMPO DE ALBATERA

Tierra caliza. En el fondo
palmeras rotas. El agua
no quiere esta tierra y busca
tierra de amor. Alambradas
de espino cercan la vida.
Arrecia el hambre, azotada
por la intemperie. La fiebre
enciende delirios. Nada
espera el hombre del hombre
que le guarda.
¿Este desierto también
es tierra nuestra? ¿Esta amarga
llanura de arena y viento
será nuestra tumba? El ala
fría de la noche cubre
los cuerpos y las distancias.
No corre el tiempo. No hay horas.
Sólo crepúsculos. Albas
entumecidas. Tinieblas
que amparan fugas. ¡Descargas!
¿Quién no ha encendido en su sueño
un delirio de esperanza?
¿Quién plantado ante la muerte
no deja la muerte pálida?
¿Quién del frío no hace fuego?
¿Quién de la sed no hace agua?
¡Campo final! ¡Sepultura
al aire libre! Mañana
las voces de tu recuerdo
serán voces sin palabras.
Voces con ojos barbudos,
ropa andrajosa y espaldas
amontonadas al frío,
en la oscuridad golpeada.
Tigres ladrones sedientos
de sangre y botín enarcan
el lomo frene a la presa.
¡Resiste el hombre en las garras!
La luz, vencida, se tiende.
¡Resiste el hombre en las garras!
Sube un clamor de las tumbas.
¡¡Resiste el hombre en las garras!!

Domina el campo la muerte.
¡¡¡Resiste el hombre en las garras!!!

La guerra civil no supuso únicamente un giro radical en su vida, sino también de su poesía. Sus primeros poemas vanguardistas, derivarán al compromiso político antifranquista por la influencia de la derrota, mostrando el horror de la guerra y sus consecuencias. Siguiendo a María del Carmen García Tejera, los tonos pasteles del paisaje gaditano se tornaban en rojo violento de la sangre derramada.

LOS MAPAS

Todas mis noches sin sueño,
despierto, un mapa soñaba,
aunque mapa de mi cárcel
se parecía al de España.
El recinto, era Castilla,
el litoral, las murallas
y carcelero mayor
quien a muerte condenaba.
El sueño fue realidad
porque el mapa
era el de España.

Carrasco

El Muro Levantado, firmado con el pseudónimo de Juan del Álamo en Caracas, Venezuela.

En 1970 reaparece el poeta consiguiendo sortear la censura franquista gracias a la editorial Island –asentada en la ciudad venezolana de Caracas– publicándose dos volúmenes del poemario titulado El Muro Levantado, con el subtítulo Poema de la Resistencia Española. Carrasco firma esta excelente obra con el pseudónimo de Juan del Alamo. No hay que olvidar que aún España vivía bajo el yugo fascista y cualquier posicionamiento de disidencia podría ocasionar prisión, o en el peor de los casos, la muerte. El poemario es un grito desde una España negra y huraña, donde narra el dolor del exilio interior, de la muerte de toda esperanza. O como el mismo poeta llegó a afirmar: “… libro beligerante, testimonial, vivo y vivido por su autor y escrito sin una concesión contra el régimen de tiranía y muerte”. Como poemario de resistencia, también inspirará esperanza para tiempos nuevos.

EL PUEBLO SOBERANO

Pero los pueblos nunca mueren
aunque la muerte los taladre,
aunque su sangre corra a ríos,
aunque su voz quede enterrada.
Así, en la banda de los mares,
nació la resistencia, y tierra adentro
fue como un árbol silencioso,
como una espuma reprimida,
como un ejército de sombra
acampado en la noche, como un río
de furia, subterráneo, como un viento
sobresaltado sobre un mar de sangre.
Miles de troncos y de ramas
cubren la noche sumergida,
y un fuego oculto los recorre
mientras la aurora se despunta.

Como homenaje a su figura y obra, en 1985 el Ayuntamiento de Valencia edita una antología poética con prólogo de Ramón de Garciasol –pseudónimo de Miguel Alonso Calvo-, poeta guadalajareño perteneciente a la Generación del 36 y que también sufrió la represión franquista. Incluye poemas de libros inéditos, significando que seguía produciendo poesía como herramienta de lucha contra un pasado y un presente que entendía injusto. En 1990 la diputación provincial de Cádiz publica una reedición en facsímil corregida y ampliada por el propio autor de Rectángulos, con introducción de Hernández Guerrero.

Carrasco

Antología editada en 1985 por el Ayuntamiento de Valencia.

Carrasco falleció en Valencia un frío 25 de febrero de 1990. A finales de octubre del 2017 me dispongo a visitar su tumba con una amiga. Encontramos el cementerio de Valencia atiborrado en las vísperas del día de todos los santos. Caminamos sin sentir esa paz que llegan a trasladar estos lugares, y tras franquear una placa evocando el recuerdo de a las víctimas de los bombardeos alemanes e italianos sobre la ciudad durante la guerra civil, encontramos un nicho sencillo, es el de Vicente Blasco Ibáñez, uno de los mayores escritores que ha dado este país. Empezamos a percibir la memoria, llena de olvido y omisiones, pero memoria al fin y al cabo que reivindica volver a salir a la palestra. Tras una larga búsqueda –no sin perdernos en la historia- encontramos el nicho del poeta. Quitamos sus flores secas que el tiempo ha ido marchitando y colocamos un clavel rojo, que el aire del mediterráneo golpea contra el nicho como un intento desesperado de despertar los versos que parecen haber desaparecido. No se oyen rimas, pero el grito de la resistencia retumba en el largo silencio de la eternidad. Compañero, que este texto sirva para tu recuerdo y homenaje.

Javier Fernández Rincón

Autor

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Doctorando en Historia contemporánea en la UNED.

Tiene máster en Estudios Contemporáneos de América Latina (UCM) y en la España Contemporánea en el Contexto Internacional (UNED).

Es uno de los socios fundadores de Cisma Editorial y miembro fundador del Centro de Estudios Históricos Fernando Mora.