
Vivienda tipo.
Edificación de los dominios y el poder. La mujer a la medida de los hombres. Análisis sobre patriarcado y segregación en el espacio público y “privado”.
Siempre llama la atención la estructura de viviendas del siglo XIX, también algunas del siglo XX, por la disposición de los espacios dependiendo de la función que determina hasta cierto punto el carácter del género dominante, así como también definición de clase. Desde luego estas son representaciones concretas en relación a las edificaciones y el poder, claramente expresadas algunas veces en la mayoría de los casos en la separación de género, por ejemplo en las edificaciones educativas y de salud en el 1800. ¿Qué hay de las contradicciones de género e individuos al interno de la sociedad que aún mantiene la subordinación como un acto de poder dentro de las edificaciones antiguas y contemporáneas que mantienen como teoría el discurso la de abastardar en oposición a las necesidades de la comunidad y sus individuos?
Posiblemente para encontrar algunas respuestas que sean realmente sensibles y auténticas se debe distinguir los tipos de relaciones sociales y humanas. De ahí que lo primero es profundizar en el papel, actividades, estructuras y control, que constituyen a los individuos a través de las fuerzas sociales dentro de las relaciones de dominio o poder.
Este es un tema que requeriría un extenso estudio pues esta expresado en todas las fases de la construcción de las sociedades, en sus contextos urbanos, rurales y las actividades económicas, que en ellas se desarrollan. Por tanto sería aventurado entrar en semejante tarea, pues se asemeja a realizar un análisis urbano con sus generalidades y particularidades, lo cual está fuera de mis capacidades; y el espacio para descubrir cada uno de estos elementos sólo cabe en varios libros.
Sin embargo podemos buscar algunas generalidades y particulares sobre el dominio del pensamiento patriarcal que ha dominado a través de algunas facetas de la sociedad, con ejemplos sencillos que deseamos el lector aprenda por si mismo a través de comprender cada espacio en que vive.
Orgánica y físicamente los hombres y las mujeres tienen distintas necesidades, pero dentro del proceso del diseño de las edificaciones construidas, lo que también cuenta, no sólo es el asunto de la estética, si no también las actividades y los roles en función de sus relaciones, igualmente como un reflejo de una variedad de expresiones culturales, tales como la religión y el matrimonio con el poder.
Siempre me llamó la atención al visitar algunas viviendas muy antiguas en áreas rurales y en la mayoría de las viviendas urbanas, en las zonas del mediterráneo al sur de Europa; donde el primer espacio es el de los visitantes, la sala, al fondo y alejados del primer espacio, un espacio segregado en el cual el rol de la mujer se desarrolla en un espacio determinado separado totalmente por una pared concreta, en la que, la actividad para producir los alimentos se le delegaría a ella sin participar en ningún momento en la actividad de una relación tan humana como lo es intercambiar impresiones con el o los visitantes. Esto era pues en otra época que no es la nuestra por supuesto, sin embargo el formato de esa construcción aún sigue en pie, y aunque las nuevas generaciones no acostumbran a mantener a la mujer en la cocina, la separación sigue presente. Claro está que estos planteamientos en la arquitectura contemporánea se han modificado. Pero no así algunas concepciones tradicionales de la familia.
Pero cabe preguntarse ¿Cómo una mujer con determinada edad, desearía, fuera expresada su actividad como mujer emancipada, que dentro de su ser los espacios fueran determinados por la actividad subjetiva y objetiva en el sentido de su vida cotidiana?
Y aquí no hay que confundir los diseños del pensamiento de viviendas para una “barbie” que es pues una concepción masculina para convertir la figura de la mujer en un objeto de comodidad de consumo comercialmente hablando.

Cartel promocional rascacielos.
¿Cómo sería el dormitorio si la mujer trabajadora lo diseñara? ¿Cómo serían los espacios y sus distancias entre las funciones, partiendo de sus propias aptitudes, carácter, necesidades, su propia manera de entender la vida?
¿Cómo se siente la mujer en los espacios donde las edificaciones tienen alturas que magnifican el poder que también sobre ellas recae? Por cuanto el tamaño de estas súper – estructuras preserva el ego impuesto del poder del dinero en todos los humanos al que todos deben escalar, pues estas son edificaciones que reflejan un imperio.
¿Cómo siente una mujer al vivir en un enorme bloque lleno de apartamentos que poseen el mismo orden planimétrico, para todas y todos sus habitantes, recluidos a espacios que parecen hechos para que vivan como gallinas? Uno de los impulsores del brutalismo para resolver el problema de la vivienda, Le Corbusier, impulsó la idea de los gallineros de concreto, sin consideración a la naturaleza de la diversidad humana.
¿Qué presión o impresión pueden ellas sentir al ir a una plaza en cuyo centro encuentran figuras del pasado representan en alguna forma el “heroísmo” de guerreros, o algún obelisco que en otras épocas representara alguna cultura dominante? En cuanto los problemas que enfrenta la mujer provienen del pasado impuesto. Pues en nada de lo que en las guerras se han llevado a cabo, tienen como objetivo primordial destruir el patriarcado; aunque millones de mujeres hayan peleado con un fusil en la mano a la par de los hombres.
¿En qué espacios se relacionan ellas como mujeres teniendo que vivir en estructuras funcionales que tienen la medida de los hombres para determinar de forma mediata e inmediata el condicionamiento de su naturaleza?
Pues no se trata sólo de la sensualidad de la estética expresada en curvaturas, o las transparencias de los cristales de fachada, simplemente es el orden de las funciones en las estructuras del dominio que penetran en las consciencias femeninas a veces sin que ellas se den por enteradas, simplemente porque también están dentro de los movimientos artísticos también como expresión de una cultura.
¿Qué hay de los contextos urbanos y espacios que no brindan la seguridad a las ciudadanas?

Túnel.
Las mujeres por las noches deben desplazarse por túneles para atravesar las calles. Ellas bajan gradas oscuras cuando de repente son atacadas agresivamente por violadores, al parecer las estructuras no les prestan seguridad para escapar de esas situaciones. Por cuanto comprendemos el temor que ellas sienten en su vida cotidiana, el temor se convierte en parte de sus vidas.
¿Cómo se re – diseñaría o modificara los espacios para realizar abortos en los hospitales? ¿En muchos países el aborto es ilegal y las instituciones de salud no disponen de ese servicio? Entonces pasamos al hecho de que el dominio de los estados teocracias se expresan para coartar las libertades y derechos.

Empleada doméstica.
¿Cómo se siente una empleada doméstica laborando para una familia adinerada, al ser totalmente segregada, enviada a una habitación para dormir separada para definir la subordinación de acuerdo a la función de su trabajo? Pues a veces los miembros de esa familia tienen mayor relación con sus mascotas. Entonces comprendemos que también existe un problema de segregación de clases sociales al interior del sistema político social expresado.
¿Cómo es posible encontrar la libertad en ese mismo medio “privado” que les condiciona el carácter del valor de sus capacidades capacidades para participar en la construcción de la vida pública y una cultura libre de los dominios predestinados?
Por tanto que eso también constituye una política dentro de las teorías de dominación las mujeres en el ámbito de estas profesiones deben continuar en el camino del debate que en estos años se ha generado al escuchar sus propias vivencias al interior de todo este dominio, donde la mujer esta hecha a la medida del deseo de los hombres.
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