El carácter histórico de clase del 8 de marzo debe volver a situarse en el plano central de la convocatoria. Hoy más que nunca y como siempre, ¡A la huelga, compañeras!
El 8 de Marzo es una reivindicación específica (que no parcial) de clase.
Desde el Sindicato de Estudiantes, colectivos feministas o el sindicato anarquista CGT se ha convocado una huelga general de 24 horas, laboral, de consumo y de cuidados para este 8 de Marzo. Entre las múltiples violencias a las que se somete a la mujer por el hecho de ser mujer la violencia económica, ejercida a través del derecho al trabajo y a una retribución salarial justa, entre otras cosas, es una reivindicación histórica no solo de las mujeres sino de todo el movimiento obrero.
El origen del 8 de Marzo.
Desde hace varios años genera mucha controversia el origen de la celebración reivindicativa del 8 de Marzo. Habitualmente se relacionaba con la efemérides de la huelga de un grupo de trabajadoras del textil en Nueva York en 1857 que fueron reprimidas y quemadas vivas dentro de la misma fábrica. Según algunas fuentes es en recuerdo de estas compañeras que en la Conferencia de mujeres socialistas de Copenhague (Dinamarca), Clara Zetkin (líder socialista alemana) presentó la propuesta.
Desde finales del siglo XIX el movimiento contra la opresión de la mujer va ocupando espacio en el espectro político. No obstante en ningún momento fue un movimiento unitario. En la construcción actual de una épica feminista se ha hecho hincapié en la defensa del voto femenino y la lucha sufragista como el elemento fundamental de lucha durante esos años pero la realidad era un poco más compleja. El movimiento sufragista no es solo un movimiento en el que participen las mujeres pertenecientes a la burguesía, como algunos han tratado de imponer en su relato, tanto en los movimientos socialistas como anarquistas el debate en torno al derecho al voto se encuentra presente en múltiples conferencias y escritos. Desde el movimiento anarquista, como es lógico, no se considera una lucha a seguir, no por desmerecer a las compañeras sino por sus propios principios contrarios al Estado y a la participación electoral. Dentro de los movimientos socialistas (y posteriormente comunistas) sin embargo si que tras mucho debate se decide participar a favor de esta reivindicación, debido a que desde sus postulados no se excluye la participación electoral. Aún así destacar que tanto las mujeres anarquistas como las socialistas, ambas integradas en ese momento dentro de las luchas del movimiento obrero, no hacen del derecho al voto su lucha principal sino que abarcan una intervención política revolucionaria más amplia desde los barrios, desde las fábricas y dentro de las organizaciones de clase.
En este sentido la creación, a propuesta de las socialistas, de la celebración de un día de lucha propio para las mujeres trabajadoras donde se incluían demandas contra la doble explotación sirvió de punto de encuentro de las diversas corrientes. Sin ser una lucha transversal, ya que los principios de lucha del movimiento obrero se mantienen, si que ayudo a adquirir una mayor conciencia e implicación de determinadas corrientes del feminismo de la época. Un feminismo que si no burgués en muchos momentos destacaba por cierta simpleza en sus postulados.
Pese a las controversias acerca de porqué el 8 de marzo, y sabiendo que pese a la celebración internacional del día de la mujer trabajadora durante los primeros años no fue unánime el día de celebración escogido; es fundamental destacar que el homenaje a las mujeres del textil (más allá de la fábrica de EEUU sobre la que se construye la leyenda) tiene una lógica clara. El textil es un sector feminizado (no solo entonces sino también ahora), a su vez es un sector combativo y organizado, fueron múltiples sus huelgas y luchas, no solo en EEUU. A modo de ejemplo, en Barcelona en 1913 se produce la Huelga del Textil Algodonero, una huelga cuyo punto clave de reivindicación se basa en el empobrecimiento de la clase trabajadora usando la doble explotación de las mujeres, como se puede leer en la prensa de la época. La conciencia de clase en este sector y el apoyo de las organizaciones a las demandas de estas trabajadoras durante esos años establecen una alianza (esta vez no criminal, como la del patriarcado y el capital) que podría explicar el porqué del homenaje precisamente a las trabajadoras textiles más allá de fechas concretas.
La situación de las mujeres trabajadoras hoy. El 8 de Marzo sigue siendo una reivindicación necesaria.
Desde algunos sectores incluso dentro de organizaciones de clase se ha cuestionado la necesidad de este día específico para la lucha contra la opresión de las mujeres trabajadoras. A diferencia del 1 de Mayo, día de los trabajadores (que no del trabajo como se le ha empezado a denominar de forma más que conveniente para anular la lucha), el 8 de Marzo es una reivindicación específica (que no parcial) de clase. Desde el marxismo se establece un análisis complejo de la realidad, la aplicación del método científico a las ciencias sociales, la idea de transformar más allá de describir la realidad concreta. En ese sentido nunca el marxismo ha dejado de analizar lo específico y saber combatirlo desde su particularidad. Esto no debe ser entendido como una parcialización de la lucha. No existe la lucha de las mujeres, si eres marxista existe la lucha contra la explotación y en ese sentido debes ser consciente de lo específico para poder intervenir de forma efectiva en la realidad y transformarla.
Tal y como analizaron y discutieron nuestras camaradas a principios del siglo XX sigue siendo necesaria esta reivindicación específica si de verdad queremos “cambiar el estado actual de las cosas”. En los últimos años además, se ha producido una cooptación en los movimientos contra el patriarcado, introduciendo un discurso egoísta y alejado del análisis fundamental de clases. El mismo proceso de cooptación que también se ha vivido dentro de muchos Partidos Comunistas. El mismo movimiento de cooptación de otras luchas. El sistema capitalista ha hecho de la opresión una marca, con más razón debemos combatir toda opresión porque si no, como ya está pasando, nos llamaran al empoderamiento individualista como oprimido, y eso nos cegará y no nos permitirá ver a nuestros verdugos.
Hoy en día la pobreza sigue teniendo rostro de mujer, la división sexual del trabajo mantiene a la mujer, por regla general, condenada a la realización de toda la estructura de trabajo de cuidados, un trabajo devaluado no monetarizado, que se realiza por “amor” hacia su familia; es decir mantenido por la estructura en la que hemos sido educados durante siglos. En el contexto de crisis económica capitalista en países europeos, sobre todo del sur, se han producido recortes en servicios sociales que han supuesto una nueva carga para muchas mujeres. La situación de doble explotación de clase y de género también queda reflejada en los salarios, de por sí paupérrimos, que siguen sin ser iguales entre hombres y mujeres. El derecho de las mujeres a ser dueñas de su capacidad reproductiva (origen mismo de la explotación tal y como señalaba Engels en “El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado”) ha vuelto a ponerse en cuestión en los últimos años: desde el intento de reforma de la ley del aborto, cuando Gallardón decía “es la maternidad lo que hace a las mujeres auténticamente mujeres”. Transmitiendo la idea de la mujer madre y de la procreación como símbolo de progreso patrio, mientras recortan cada día más derechos sociales, se empobrece y sobrecarga de responsabilidades a la mujer y sobre todo se abandona a la infancia. O los vientres de alquiler, la mercantilización definitiva de nuestra capacidad reproductiva que abre a mercado la consideración de que las mujeres somos meros medios de producción encargadas de garantizar herederos al capital y soldados o trabajadores para sus guerras o empresas.
En el contexto internacional cabe destacar, que son las mujeres las primeras víctimas potenciales de los procesos de deslocalización productiva, el trabajo devaluado de las mujeres y sus condiciones de pobreza extrema, nos convierte en carne de cañón de multinacionales por todo el mundo, como ejemplo las maquilas en México o los miles de talleres textiles en países del sudeste asiático. Pero no sólo, en contexto de guerra la violación sigue siendo un arma de guerra y de poder, y no sólo por bárbaros integristas religiosos, sino que destacan otros casos como la denuncia que interpuso la propia Naciones Unidas contra los Cascos azules por violaciones a niños y tratas de mujeres a las que explotan sexualmente en República Centroafricana, Haití o la antigua Yugoslavia. No hay que olvidar que si la violación se considera un arma de guerra es debido a que el cuerpo de la mujer se sigue considerando una propiedad, al igual que a la infancia se la sigue considerando un activo económico para los estados, todo esto unido a la pobreza y al imperialismo hacen que las mujeres y los niños de los países periféricos se encuentren en una situación especialmente alarmante, que suelen manipular de forma racista. Es decir, existe patriarcado en todas las culturas y debe ser erradicado, pero el principal enemigo de la mujer en el conocido como tercer mundo sigue siendo el imperialismo. Las mujeres de los países colonizados sufren dos tipos de patriarcado, por tanto, el ejercido por su propio pueblo y el de sus colonos, no obstante aunque compartan rasgos su finalidad difiere. Desde los medios de comunicación y cierto feminismo académico se tiende a obviar el patriarcado imperialista cediendo todo el discurso a un planteamiento con connotaciones racistas que además sirven para apuntalar la supremacía de los colonos no sólo desde una perspectiva económica o militar sino también moral.Desde el Banco Mundial llevan años financiando supuestos programas de desarrollo para mujeres del tercer mundo. Así se potencian las maquilas o los talleres textiles del sudeste asiático, máquinas de explotación que garantizan un mayor lucro para las multinacionales imperialistas ya que se aseguran un peor salario para esas mujeres y el empobrecimiento de todo el núcleo familiar, entre otras cosas. Cada cosa por su nombre, se está usando la opresión de las mujeres para seguir explotando no solo a las mujeres sino a todo el tercer mundo. Y auspiciado por un discurso supuestamente “feminista”.
8 de Marzo: ¡A la huelga, compañeras!
Por todo esto y como homenaje a todas las que se quedaron por el camino, a las muertas, a las perseguidas, a las acosadas, debemos ir a la huelga y no sólo las mujeres, porque esto no son las cosas de las mujeres, es el reflejo de un sistema de explotación y su vinculación directa con distintas formas de opresión, porque el patriarcado no sólo se ejerce desde el poder sino que tiene un influjo en nuestro día a día y en nuestras relaciones personales, laborales e incluso de militancia.
Autor
Directora Revista La Comuna
Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla. Gestora cultural, escritora, poeta y analista internacional en distintos medios escritos o audiovisuales. Autora de la compilación poética “La Generación de la Sangre I” para Editorial Ultramarina Cartonera, a través de la Plataforma de Artistas Chilango-andaluza.
“Arquitecturas y Mantras” de la Editorial Bucéfalo fue su primer libro de poesía en solitario. A su vez, actualmente colabora en Hispan TV y otros medios internacionales en habla hispana analizando la actualidad política. Miembro de la Asociación Cultural Volver a Marx. Milita en Trabajadoras Andaluzas.
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