Si Superman es un magnate con todo el poder mediático y armamentístico a sus pies, desde Venezuela saben como avanzar en el perfeccionamiento de su Kryptonita.
Donald Trump, ese ser que se siente omnipotente, que lejos de ser el humilde campesino periodista Clarck Kent, encarna todo lo contrario, con parecida autoridad. La vida real no es como el famoso cómic, el Superman de hoy en día es un magnate con todo el poder mediático y armamentístico a sus pies, y reúne las mismas cualidades de ambicioso y deshumanizado que los peores villanos de la historia relatada.
Su emporio mediático le ayuda a pintar los villanos que necesita, tan malvados como necesite, allí donde sean necesarios para llevar a cabo su plan de conquista global. Lex Luthor parece haber ganado en este plano paralelo de la historia acontecida en torno al Daily Planet. El todopoderoso Trump, amenaza y sanciona en el mundo a placer, termina la “paz acordada” en los territorios palestinos unilateralmente, financia al terrorismo islámico… y todo tipo de atrocidades necesarias para su Nuevo Orden Mundial.
Pero, como en toda historia que merezca la pena contar, siempre hay valientes que resisten, que se jactan de ser capaces de aguantar estóicamente cualquier envite. Y, por supuesto, no podía faltar la digna madre de Chávez, Venezuela . La República Bolivariana está sufriendo desde hace demasiado tiempo un asedio multilateral que recrudece fuertemente las condiciones de vida de su población. La injerencia mediática y paramilitar, la corrupción, la impunidad, y las sanciones de Superman , entre otras dificultades, afectan severamente a un gobierno que aparentaba desbordado. Pero entonces, Nicolás Maduro, el verdadero superhéroe de esta historia, sin capa pero con un Liki-Liki bien rojito, se sacó de la manga una Asamblea Nacional Constituyente que, como aturdida por el efecto de la Kriptonita, la oposición le regaló sin resistencia. De un sólo golpe, con esa Kriptonita interna, le aseguró al chavismo plenos poderes mientras vaciaba las calles de una oposición violenta que, simplemente, desapareció, y del resto de oposiciones sentadas a dialogar en el Caribe, o directamente invisibles. Ahora el Comandante Nicolás, se saca otra piedra mágica de la otra manga para el enemigo externo. El Tío Sam se siente cerca de la pesadilla de la pulverización de su hegemonía monetaria (su anillo para gobernarlos a todos) amenazada a largo plazo por China, a medio por el resto de los BRICS y ahora, tras Japón, a corto plazo por Venezuela. Ese es su punto débil, el que han desnudado la mera existencia del Bitcoin y otras criptomonedas.
Realmente el tema es muy complejo pero, en síntesis, sería algo más o menos así: Se trata de un sistema descentralizado, que permite intercambios monetarios entre personas de cualquier parte del mundo, a bajo costo y desde el anonimato, sin control directo ni impuestos de ningún gobierno u organismo, y con crecimiento cuantitativo bastante limitado (en la mayoría de casos), lo que asegura el éxito de su cotización frente, por ejemplo, al dólar.
Ese sistema, basado en criptomonedas, es decir, dinero inmaterial gestionado por todos y por nadie, y sin rendir cuentas a nadie, está triunfando notablemente en el plano internacional y el BitCoin sigue imparable en su escalada de valoración frente al dólar. El Petro, la moneda avisada por Chávez ya en 2009 y anunciada por Maduro la pasada semana, supone algo similar pero con dos salvedades importantes: el gobierno nacional sí tendrá control sobre la moneda y, estará respaldada por las reservas certificadas de petróleo, gas, oro y diamante del país. Esta jugada, desde luego nuevamente inesperada, vuelve a girar el tablero.
Venezuela en el tema monetario se encontraba bloqueada. Desde la desaparición de su masa monetaria en efectivo hasta el sabotaje interno desde bancas pública y privada o la tergiversación del valor de cambio del Bolívar desde una web de Miami que arrastraba la economía hacia la hiperinflación . La situación promete de nuevo una navidad complicada, pero ya los pagos mediante sms, whatsapp, y otras aplicaciones tecnológicas, van a ir apareciendo como solución a la falta de efectivo y el colapso constante de los puntos de cobro mediante tarjeta. Como previa, el gobierno ya ha asignado una paga especial a ocho millones de personas a través del recientemente creado instrumento de identificación (que hace uso de la Big Data para analizar hacia dónde se debe enfocar el reparto de los recursos hacia la población) llamado Carnet de la Patria.
El anuncio de una nueva moneda para transacciones internacionales con el respaldo de las reservas del país, permite reabrir todo tipo de contratos con países que se habían visto obligados a participar del asedio económico en forma de bloqueo impuesto por Superman a la comunidad internacional. También fundamentará una valoración justa de las importaciones ya que eliminará el indicador paralelo de la ecuación, lo que permitirá devolver cierta coherencia entre salarios y precios, mientras que genera expectativas que podría llevar a la población venezolana hacia otra subida de la calidad de vida del nivel de las mejores que trajo Hugo Chávez. Maduro está a las puertas de unas elecciones presidenciales y, una vez más, se está jugando el todo por el todo con la sorpresa por bandera. Incluso encuestas opositoras han dejado de ocultar su ventaja . Parece que desde el golpe de estado sufrido por la Revolución el 11 de abril de 2002, con todo lo que Venezuela ha venido viviendo después, el pueblo venezolano ha quedado inmunizado de la intoxicación mediática promovida por Superman. Gracias también a que, a pesar de todo, se han mantenido accesibles los servicios públicos, los subsidios, ha continuado la construcción de dos millones de viviendas… Ese pueblo ha sabido identificar bien dónde está su lado del tablero, y quiénes son los supervillanos que están en el otro y acaba de regalarle a su gobierno el 92% de las alcaldías.
En este “mundo al revés” que nos describía Eduardo Galeano, “Superman es el villano” y, al menos Venezuela, lo sabe.
Autor
Activista Transatlántico.
Venezuela
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