“La única certeza que indica el informe es que Evo Morales ganó las elecciones del pasado 20 de octubre” Artículo de Pablo Gartzia

Como no nos vamos a reír de la OEA, como diría el inmortal Carlos Puebla, si es una cosa tan fea, tan fea que causa risa. O no, porque claro, poca risa pude causar un Golpe de Estado al más viejo estilo del siglo XX, con tintes fascistas y racistas, como el ocurrido en el Estado Plurinacional de Bolivia el pasado 10 de noviembre, y que se ha saldado hasta el momento, con varias decenas muertos.

Pero sí no fuera por los muertos, la represión y la ruptura del Estado de Derecho en Bolivia, por supuesto que la OEA sería una cosa de risa y su Secretario General, Luis Almagro, el más grande payaso de América Latina en lo que va de Siglo XXI.

El 11 de Diciembre Luis Almagro se reunió con Luis Fernando Camacho, líder de la extrema derecha cruceña y partícipe directo en el golpe de Estado en Bolivia.

44 días después de las elecciones presidenciales en el Estado Plurinacional de Bolivia, la Organización de Estado Americanos, con sede en Washington y con el 60% de su presupuesto pagado por los Estado Unidos, ha hecho público el informe definitivo de la auditoria electoral solicitada por el presidente constitucional y legitimo (actualmente las cámaras legislativas no han aceptado su renuncia), Evo Morales. Con el título “Análisis de Integridad Electoral, Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia, 20 de octubre de 2019, INFORME FINAL”, la OEA sigue sin ser capaz de aportar ninguna prueba de peso que demuestre un fraude electoral en las elecciones del pasado 20 de octubre.

El informe vuelve a centrarse en el recuento TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares) que como ya se ha indicado por diferentes organismos, analistas y periodistas independientes, no es un resultado vinculante, sino un sistema creado por la misma OEA para poder dar unos resultados provisionales durante el recuento electoral. Tiene la misma validez, que en el Estado español las encuestas a pie de urna que suelen darse a
conocer minutos después del cierre de los colegios electorales.

El informe que está redactado, a falta de pruebas contundentes, en un lenguaje que pretende enturbiar la transparencia del proceso electoral y lleno de frases como: “El análisis estadístico realizado revela que la victoria en primera vuelta de Evo Morales fue estadísticamente improbable, y que su proclamación se dio por un aumento masivo e inexplicable de los votos del MAS en el 5% final del cómputo”.

Se esta refiriendo al recuento TREP, que ya tenemos claro que no es vinculante, pero ¿Es esto significativo de algo? Sí, de las ganas que tiene la OEA de agitar las aguas con vaguedades como “estadísticamente improbable”. Y por supuesto, obviando, como se lo han recordado desde otros organismos como el CEPR, que, dada la idiosincrasia de Bolivia, los votos de las zonas rurales mas proclives al MAS, se recuentan siempre al final de la noche. Y, además, todas las simulaciones estadísticas realizadas por otros organismos confirman el resultado oficial de más de 10 puntos de diferencia entre Evo Morales y Carlos Mesa.

La única certeza que indica el informe es que Evo Morales ganó las elecciones del pasado 20 de octubre, una mayoría de bolivianos y bolivianas quería que siguiera al frente del país para el período 2020-2025.

Por tanto, todo lo ocurrido a partir del día 20 de octubre son actos ilícitos dirigidos a provocar una salida no constitucional de Evo Morales de la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. En esos actos han participado la OEA, la extrema derecha filonazi de Santa Cruz, la derecha de Carlos Mesa y la tal Janine Áñez, la cúpula policial y militar, y apoyados por una serie de intectualillos e intelectualillas, feministas despechadas y toda una turba de elementos reaccionarios troskistas, que de una manera u otra han justificado el Golpe de Estado o incluso lo han negado, aun con la sangre caliente de decenas de muertos en las calles de Bolivia.

Tampoco podemos olvidarnos del papel que las Iglesias Evangelistas y la extrema derecha brasileña han tenido en la preparación del Golpe de Estado, y todo con el mismo director de orquesta de siempre: Los Estados Unidos. Con la llegada de Donald Trump a la presidencia, la política exterior, que es lo mismo que decir la política de agresión e injerencia, de los EEUU ha girado en torno a un repliegue a lo que ellos llaman “su patio trasero”, toda Latinoamérica, con el objetivo muy claro de destruir los procesos revolucionarios y progresistas en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc.

Nubes oscuras se ciernen sobre los pueblos libres de América Latina. Sobre los pueblos soberanos de la Cuba socialista, de la Venezuela bolivariana, de la Nicaragua sandinista y ahora también sobre México y Argentina, por eso hoy mas que nunca, la solidaridad internacionalista y antiimperialista de los pueblos del mundo debe estar con la defensa de esos países soberanos, de esos pueblos rebeldes y de esos procesos soberanistas y progresistas.

Pablo García.
Analista internacional y miembro del Consejo de Redacción de la Revista La Comuna

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Subdirector y Responsable del Área de Geopolítica y Antiimperialismo de la Revista La Comuna

Informático, Consultor IT y en Ciberseguridad. Miembro del Equipo Coordinador de la Revista La Comuna. También miembro del Grupo de Investigación y Análisis "Geopolitikaz", nacido en 2019 alrededor del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Mezclando su perfil profesional con su actividad en el campo de la geopolítica, actualmente se encarga de la investigación y divulgación sobre el ciberespacio en el contexto de la guerra híbrida. Principalmente en el terreno de la ciberinteligencia y de la ciberguerra.