“No es asunto de absolutamente nadie, que no sea venezolano y venezolana, cómo funciona el sistema político democrático de la República Bolivariana de Venezuela”

    “Es cómo si de repente nos diera por tratar de tutelar el funcionamiento del sistema Políticos y jurídico federal de EEUU, en ocasión a los juicios por los cuales está siendo procesado el ex Presidente Donald Trump”

    (Nota de editor) Contexto: El jefe de la delegación del Gobierno de Venezuela en el diálogo político, Jorge Rodríguez, dijo el pasado Viernes 17 de noviembre que el país ”no acepta ultimátums de nadie”, ante el plazo dado por EEUU hasta el 30 noviembre para que Caracas habilite a la candidata opositora a las presidenciales de 2024 María Corina Machado, para mantener el alivio de sanciones.

    La errática política exterior de EEUU no ha tenido durante mucho tiempo de a dónde agarrarse para tratar de sostener un esquema de presión y agresión permanente en contra de la República Bolivariana de Venezuela.

    De hecho las licencias que ha sacado recientemente no responden a nada que tenga que ver con cuestiones internas de Venezuela, sino que responden a sus intereses políticos y estratégicos, siendo su movimiento hacia adelante o hacia atrás siempre en función de esto y no de otra cosa, por mucho que pretendan solaparlo con discursos y escritos.

    Con estos dos elementos como premisas, las declaraciones sucesivas que ha dado Juan González, Asesor en materia de Seguridad Nacional del Presidente de EEUU, Joe Biden, no son más que una pretensión de tutelaje al sistema político venezolano que tiene cuando menos dos equívocos políticos y dos de carácter jurídico.

    Desde lo jurídico en primer lugar no es asunto de absolutamente nadie, que no sea venezolano y venezolana, cómo funciona el sistema político democrático de la República Bolivariana de Venezuela, cuyo andamiaje otorga por medio de sus sus instrumentos de Ley al Poder Ciudadano, uno de sus cinco poderes públicos, potestades de sancionar administrativamente con inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos a quienes incurran en delitos tipificados en las leyes de nuestro país.

    Es cómo si de repente nos diera por tratar de tutelar el funcionamiento del sistema Políticos y jurídico federal de EEUU, en ocasión a los juicios por los cuales está siendo procesado el ex Presidente Donald Trump. Por lo tanto esa pretensión es absurda.
    En segundo término, desde lo jurídico, ninguno de los acuerdos políticos suscritos por la Delegación de la Revolución Bolivariana en la mesa de diálogo, lo cual incluye al Gobierno Bolivariano del Presidente de la República Nicolás Maduro, tienen incorporados medios de violación abierta de los postulados de nuestros sistema político, que por cierto bien nos han servido para enfrentar con eficiencia política una fase de agresión bárbara y salvaje de más de diez años en fase abierta, incluida la declaración de Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria por parte de Washington.

    Por lo tanto las bravatas de funcionarios de Washington tienen más cara de control interno que de otra cosa.

    Lo político no deja de tener sus dos errores claros.

    En primer lugar pensar que lo que no se ha obtenido en una guerra de alta intensidad política para cambiar el régimen político de Venezuela, instaurando una dictadura transitoria que intente borrar al Chavismo del mapa como lo hicieron con la Unidad Popular en Chile, y lo intentaron en Argentina con el peronismo; resulta poco menos de risible en el caso venezolano, siendo las determinaciones de Washington problema de ellos mismos y una política exterior latinoamericana divorciada de la realidad actual. Tutelar el sistema político de Venezuela en estos momentos es básicamente un imposible.

    En segundo término, tal cosa es darle alas a un sector opositor muy extremista que pretende seguir sus jugarretas entre la democracia y la violencia para acceder al poder.

    Cómo es lógico de pensar ni todo el maquillaje puesto en la primaria del 22 de octubre le sirvió a la nueva líder de la en bajada Plataforma Unitaria, María Corina Machado, en la heredera de los huesos de un sector que de deshizo fracasando en aventuras sucesivas que resultaron en derrotas, felizmente para preservar la paz en Venezuela.

    El capital político adquirido en esta primaria solo sirve a ese sector de la oposición para tratar de erigirse en opción política, pero posiblemente lo utilicen para justificar bajo un barniz de liderazgo nacional, nuevos hechos de violencia que sólo lograrán dos cosas:
    Dar razones sagradas a las medidas de la institucionalidad democrática de la República Bolivariana de Venezuela.
    Aislarlos más de un país nacional que apenas le dió un capital político el 22 de octubre, y que al parecer se alistan a despilfarrar, al ver como junto a las imposibles pretensiones de tutelaje de Washington, ahora se suman sus posturas zigzagueantes en el asunto Esequibo.
    Un buen compendio de errores en un contexto de realidad política que no se puede evadir con discursos y ultimátums.

    Imagen de portada: Juan González, Asesor en materia de Seguridad Nacional del Presidente de EEUU, junto a Joe Biden (Official White House Photo by David Lienemann)

    Autor

    + artículos

    Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela.

    Estudios en maestría en Seguridad y Defensa de la Nación y Resolución de Conflictos.

    Diplomado de Filosofía de la Guerra.

    Colaborador en el área de Secretaría de la Asamblea Nacional Constituyente.

    Asesor de la Contraloría General de la República.

    Asesor de la Gobernación del Estado Falcón en materia de planificación y políticas públicas.

    Articulista del Diario Venezolano Correo del Orinoco.